¿Sabéis de aquellas ocasiones en el que todo lo que te pasa es bueno, que todo lo que conoces te sorprende gratamente, que todo funciona como un reloj y que no pierdes tiempo en nada?. Pues eso nos pasó a nosotros en Barcelona, hemos vuelto encantados por todo lo que hicimos, descubrimos, disfrutamos y vivimos.
El viaje en principio no lo planeamos para hacer turismo si no por un tema familiar que de alguna manera nos demandaba llegar hasta allí. Buscamos las fechas oportunas para ir en función de los costes de transporte y alojamiento, no planificamos ninguna visita en especial ya que no sabíamos del tiempo que dispondríamos y el “turisteo” sería un poco improvisando sobre la marcha.
Encontramos el hotel Tryp Apolo en la misma Avenida del Paralelo con muy buenos precios, además de los descuentos oportunos por ser poseedores de su tarjeta de fidelización. Faltaba el transporte. ¿Coche, avión o tren? Descartamos el coche ya que sólo disponíamos del fin de semana y eran muchos kilómetros. El avión no salía barato, pero teníamos puntos Avios (Iberia) al menos para un trayecto. Nos quedaba el tren y para explicaros como conseguimos billetes económicos os informaré del “truco” que utilizamos.
Los precios de RENFE con poco margen de antelación, se rigen (creemos) por la ley de la oferta y la demanda, incrementándose los fines de semana en trayectos que salen los viernes tarde y vuelven los domingos desde o hacia destinos muy solicitados.
Se llega a dar el caso de que es más caro viajar desde Madrid a Barcelona que desde Ciudad Real a Barcelona aunque tenga 200 km más de recorrido. Bien, el precio más bajo que encontramos para salir el viernes tarde desde Madrid hacia Barcelona en alta velocidad fue de 90 € .
Un precio que consideramos un poco caro ¿Que hicimos entonces? Investigamos los precios de trayectos intermedios y observamos que un trayecto Madrid-Zaragoza costaba 21€ (siempre en alta velocidad) y que media hora mas tarde, suficiente para hacer un cambio de tren, salía un tren de Zaragoza a Barcelona por 24€ , es decir, el recorrido total costaba 45 € , justo la mitad de lo que nos hubiera costado sacando un billete de AVE Madrid – Barcelona. Y sólo “perdimos” media hora.
Os aseguramos que este “truco” funciona la mayoría de las veces, no era la primera vez que lo hacíamos. Probadlo para ir a un destino con escalas intermedias, ya veréis. Y así en todo. Hemos llegado a hacer un vuelo Dublín- Nueva York a mitad de precio de lo que hubiera sido desde Madrid y el desplazamiento a Dublín sólo fueron 30€.
¡Así que ya estaba! Iríamos en tren a Barcelona por 45 € y volveríamos en Puente Aéreo a Madrid mediante pago de 4500 Avios (puntos Iberia) y 26 € de tasas. En otra ocasión os explicaré los beneficios de las tarjetas de fidelización.
Después de un viaje con paisajes nevados ya que en España hemos sufrido una de las mayores olas de frío y por lo tanto estábamos un poco recelosos del tiempo que haría durante nuestra estancia, llegamos a la estación de Sants de Barcelona sobre las 20:00h. Y sí, el tiempo cambió a nuestra llegada, una noche calmada de viento nos recibió en nuestro breve paseo a la salida de la estación.
El billete de AVE también da opción a disponer de manera gratuita de los trenes de cercanías de la ciudad de destino (informaros en la página web de RENFE), pero no era nuestro caso ya que íbamos al centro de la ciudad, así que adquirimos un T-10 (bono de 10 viajes en metro ó autobús) por 9,90 € y cogimos el metro, línea directa desde Estación de Sants a Paralelo de forma casi inmediata al llegar a la estación.
Unos 7 minutos más tarde ya estábamos haciendo el check in en el hotel que está justo a la salida del metro y que además tiene parada de bus en la misma puerta. La habitación era confortable, espaciosa y luminosa, aunque haya quedado algo anticuada, nos gustó para un fin de semana.
Y llegó la primera improvisación... ¿Dónde vamos a cenar? Recordé haber visto en alguna página de Internet que Ferrán Adriá y su hermano habían abierto un bar de tapas en la Avenida del Paralelo, no sabía el numero ni el nombre, pero con el móvil y google estaría solucionado: BAR TAPAS FERRÁN ADRIÁ.... Y google respondió: “TICKETS” Avda. Paral lel, 164
Tendríamos que coger un bus ya que estábamos en el nº 54, preguntamos en la parada de bus y nos indicaron amablemente que tendríamos que coger el bus D-20. Pilar descargó la App de buses de Barcelona en el móvil y nos indicó que sólo quedaban 4 minutos de espera. Llegó el bus, que por cierto nos llevó de forma gratuita ya que en Barcelona los transportes que cojas durante 90 minutos, no se acumulan en la tarjeta T-10.
Nos dejó casi justo en la puerta del local, admiramos la decoración desde los cristales de los escaparates, hasta que llegamos a una puerta franqueada por un cordón y un mosquetón que abriría la relaciones públicas que había detrás. Pilar no se dio cuenta de ello y siguió andando intentando averiguar donde estaba la puerta de entrada. Yo sin embargo llamé a la relaciones públicas y con la mejor de mis sonrisas le pregunté “¿Es posible que haya sitio para dos?”
Me respondió también con una pícara mueca que en barra quedaban dos sitios. En mesa... Imposible ya que tenían reservas con tres meses de antelación. Llamé a Pilar para que viniera, ya que seguía intentando ver a través de los escaparates como se entraba allí. Decidimos pasar pues era una suerte que hubiera sitio aunque fuera sentados en la barra. Entonces empezó uno de los recuerdos más divertidos, singulares y curiosos de cuantos hemos vivido viajando juntos.
A ver, el comentario que voy a hacer a continuación no es para entendidos en cocina, ni para gourmets, ni para amantes del turismo gastronómico, simplemente relataré nuestra vivencia en ese local casi mágico, que consiguió que sonriéramos multitud de veces.
Nada más atravesar la puerta, nos dimos cuenta de cual era el espíritu que quería impregnar “TICKETS” (nombre del local), colores vivos, mezcla de culturas desde carteles luminosos tipo Brodway a colección de gatos chinos de esos que mueven la manita, pasando por un cuidado diseño de las cartas, carteles y objetos de decoración. Luz intensa y jóvenes camareros y cocineros que no escamoteaban gestos de alegría.
Sabíamos que no iba a ser barato, pero el trato exquisito, la calidad de los ingredientes que veíamos por todas partes y la elaboración justo delante de nuestros ojos, nos hicieron mirarnos y decir “¿Y por que no?” Había incluso más personal que clientes, uno de ellos (Mammoudi creo recordar) se dirigió a nosotros para decirnos que era nuestro asistente, que si queríamos ver la carta o íbamos a dejarnos aconsejar por él ya que pondría todo su interés en sorprendernos y dejarnos satisfechos. Pilar dudó por un momento agarrando la carta para echarla un vistazo, pero no la dejé continuar y le dije a nuestro asistente que estábamos en sus manos no sin antes advertirle de la alergia al marisco que tenía Pilar.
Para saborear el postre si nos acondicionaron una mesa en otra estancia con luz tenue quizás para relajar el final de la comida decorada con figuras de frutas y dulces.
Una experiencia singular y única. No vamos a recomendar expresamente vuestra visita a este local, no es para todos los bolsillos, no todo el mundo se puede permitir este “capricho” pero si podemos afirmar que lo que se paga lo vale.
Hasta un total de 16 tapas extraordinarias desde el aperitivo al postre, 2 horas y media de velada y un servicio impecable. En la web de TICKETS teneis los precios del menú, juzgad lo que queráis.
Después de tan grata experiencia, un paseo nocturno por el Paralelo desde arriba hasta abajo.
Fuimos andando al hotel sin dejar de comentar todo cuanto habíamos visto y degustado, además del “Glupsss” a la hora de pagar la factura, pero ni eso fue motivo de desdibujar nuestra sonrisa antes de meternos en la cama esperando el día siguiente.