Santorcaz, pueblo que pertenece a la comarca de la Alcarria Madrileña quizá no os diga nada, pero ha sido conocido en toda España porque fue elegido por el director de cine Antonio Mercero como escenario para la serie de televisión española más popular de los años 70 "Cronicas de un pueblo" rebautizándolo con el nombre de Puebla Nueva del Rey Sancho. Sin embargo, el pueblo tiene una historia real tan apasionante y original como los relatos del pueblo de ficción.
Fue llamado Metercosa por los íberos, hace más de dos mil años, aunque existen restos arqueológicos más antiguos, de los carpetanos. Después llegaron dos siglos de asentamiento romano y posterior invasión árabe, teniendo su mayor esplendor durante la Edad Media, tras la reconquista cristiana de Alfonso VII que lo entregó en encomienda a los caballeros templarios, de quien se dice que fueron los precursores de su fortaleza.
Nosotros, cansados por la etapa más larga por Guadalajara llegamos a la hora de comer, lo hicimos en un buen local restaurante sin más pretensiones que servir comida casera realizada con acierto y mimo, con un precio inigualable a menos de 10€. Se trata del Caldero Mágico, totalmente recomendable. Y allí, justo enfrente, junto al poste de bienvenida a Santorcaz se encontraba la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad y San Antón. Ésta fue construida en el siglo XVII, posiblemente sobre otra anterior, es un suponer por un simple dato, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad lleva constituida desde el siglo XVI. El edificio es de planta cuadrada con solo una puerta en su frontal y dos arcos sobre una columna central en uno de los laterales, teniendo su hueco cegado con elementos similares a los del muro. No sabemos muy bien la razón ya que no vimos el interior, puede ser por seguridad o por trabajos realizados dentro de la ermita.
Hay que decir que desde este punto, sale el camino que conduce al Llano de la Horca, llamado así porque allí se ajusticiaban delincuentes y es donde se encuentra el yacimiento prerromano de los Carpetanos, el que se supone es el poblado carpetano más grande de la península íberica. El futuro inmediato de el Llano de la Horca pasa por la construcción de un Parque Arqueológico que contará con un Centro de Interpretación y un Itinerario señalizado en el yacimiento, con calles y casas restauradas, para que los visitantes puedan pasear por un poblado carpetano de hace 2.200 años. Sentimos no visitarlo, pero la verdad es que estábamos muy cansados, pero cuando se inaugure prometemos ir. Nos dirigimos hacia el centro del pueblo paseando por calles que aún cuentan con soportales con columnas de madera y que seguramente tengan dos siglos de antigüedad. Y otras de estilo manchego con grandes enrejados y patio interior.
Llegamos a centro del pueblo y nos llamó la atención su peculiar fuente con pilón y abrevadero, carente de caños y suministro de agua. La razón, la verdad es que la desconocemos porque en la página web del ayuntamiento, por cierto, bastante completa y bien hecha, no hace mención de ello. Pero puede que nos confundamos, aquí esta el enlace: AYUNTAMIENTO SANTORCAZ
Nos encontrábamos en el lugar donde el director Antonio Mercero rodó multitud de escenas para "Cronicas de un pueblo" en la Plaza Mayor llamada ahora Plaza de la Constitución.
Esta plaza fue reformada, reacondicionada y reinaugurada en el año 2002, respetando los antiguos elementos característicos del pueblo. Es la plaza principal de la población, donde se encuentra el Ayuntamiento que cuenta con dos edificios, uno de ellos destinado a Centro Cultural y el consultorio médico local.
La plaza, las calles de la localidad y muchos de sus habitantes se hicieron famosos gracias a la serie de televisión y bueno, a nosotros que vivimos aquella época nos hizo ilusión pasear por el pueblo. Seguimos nuestro camino subiendo la calle que llega al Castillo de Santorcaz y a sus murallas, observando que aún quedan en pie las típicas casas de pueblo, alguna de ellas hasta blasonada.
El Castillo de Santorcaz declarado Bien de Interés Cultural en 1949, era una fortificación al estilo de las fortalezas de la orden de Santiago, como fueron también las de Fuentidueña y Villarejo ambas en la Comunidad de Madrid. Un recinto de tamaño medio que serviría como residencia del arzobispo de Toledo, cuando se dignaba a venir a esta jurisdicción, bien para inspeccionar o para residir en verano. Allí se concentraría diferentes dependencias de la administración señorial; la iglesia parroquial, los almacenes en los que se guardaba el fruto de los diezmos e impuestos en especie que se entregaban a cambio de protección, y probablemente también las viviendas de los servidores y funcionarios de este feudo.
Más que un castillo, en realidad era un palacio construido a finales del siglo XIV en estilo gótico-mudéjar, aunque se dice que sobre los restos de un antiguo Castillo Templario, pero no hay documentación al respecto. Pasó a conocerse como Castillo de Torremocha en 1880 ya que se derrumbó su parte superior quedando de esa manera "desmochado". También tuvo una época que funcionó como Cárcel de Clérigos y entre sus barrotes estuvieron presos, entre otros personajes, el Cardenal Cisneros (antes de ser Cardenal) y Ana de Mendoza, más conocida como la Princesa de Éboli.
Al lado de los restos del castillo, la Iglesia de San Torcuato. Se trata de un templo levantado a finales del siglo XII o principios del XIII de estilo mudéjar con base románica, dedicado a San Torcuato, que nació en Santorcaz y llegó a ser Obispo de Guadix y mártir venerado por su evangelización del territorio bético. Como habréis comprobado el nombre del pueblo, Santorcaz, deriva del de su patrón San Torcuato.
La Iglesia siempre estuvo asociada a la fundación del castillo y se encuentra adosada intramuros al pórtico de la muralla y a una de sus torres. Ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo de los siglos, se conservan el triple ábside del período mudéjar y la torre, derrumbada varias veces, que podría datar del siglo XVI. En la plaza donde se encuentra el templo estuvo el cementerio medieval hasta el primer tercio del siglo XIX.
En los alrededores de la fortaleza y de la Iglesia de San Torcuato, podemos ver los restos de la Muralla, de las que se conservan ocho torres construidas en distintos períodos históricos que van del siglo XII al XVI y de muy variada tipología: dos cuadradas, cuatro cilíndricas, una de base pentagonal y una albarrana, es decir, una torre fuera de la muralla unida a ella gracias a un puente, que ya no existe. También se ha conservado una de las entradas primitivas al recinto amurallado con un arco sostenido en parte gracias al ábside de la Iglesia.
Aún se puede reconocer y recorrer casi al completo el trazado del recinto fortificado de Santorcaz. Los muros también fueron levantados en varias épocas y con distintas técnicas constructivas. La puerta principal está dispuesta de forma lateral a la muralla, es decir, con la configuración "en codo" que impedía los ataques frontales, las cargas de caballería y el uso de arietes.
Visitadas la murallas y el resto de monumentos fuimos de regreso al coche y tomamos la carretera M-213 en dirección al Anchuelo y a solo 1 kilómetro paramos para ver el antiguo lavadero de Santorcaz, construido a finales del siglo XIX y declarado Monumento Histórico-Artístico. Era el lugar donde no hace tanto tiempo se realizaba la colada por las mujeres del pueblo, hoy en día es un lugar agradable para dar un paseo y refrescarse a la sombra, aunque sin beber de los caños, porque no es agua potable.
Un broche que puso punto final a nuestro viaje por la Alcarria, que podéis leer en Ruta en coche de 3 días por Guadalajara y Madrid. Información y consejos. Solo una hora nos quedaba para llegar a Madrid y descansar.
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