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Turisteando el mundo

  • Foto del escritorPilar y Paco Viajeros

Templos de Bali III, la Isla de los Dioses (Unesco). Indonesia

DÍA 28 DE JUNIO

Empezaba nuestra última ruta desde Ubud a las 8,00 de la mañana y nos esperaban como en días anteriores lugares más que interesantes para seguir viviendo esa espiritualidad balinesa a la que nos estábamos acostumbrando, también conoceríamos algún templo incluido en la Unesco y más arrozales. La ruta del día fue esta:

Nos dirigimos hacia Batuan para ver una casa balinesa, antes paramos para ver el templo del pueblo y el río. La casa era muy bonita, mucho más que la que vimos en el pueblo de Penglipuran. Lo que más llama la atención son los espacios abiertos, exceptuando el dormitorio principal y la cocina, todos ellos rodeados por una muralla. El aspecto exterior de la puerta, revela el nivel de riqueza de la familia y siempre colocan una placa en la que se indica el nombre de la familia, las personas que viven allí e incluso los miembros fallecidos.

En este plano se observa la distribución de la casa:

1. Templo familiar.

2. Dormitorio principal o Umah Meten.

3. Área de trabajo o Bale Dauh.

4. Pabellón ceremonial o Bale Dangin dedicado a ritos de vida o muerte.

5. Área para recibir visitas y área de los niños, llamado Sakeman.

6. Granero o Lumbung,.

7. Cocina o Paon

8. Pareded divisoria o Aling-aling que los protege de malos espíritus.

9. Puerta de entrada.


Desde aquí nos marchamos a Batubulan para ver un espectáculo de danza tradicional balinesa. Teníamos ganas de ver alguno y en Ubud empiezan demasiado pronto, entre las 19,30-20h. . En Ubud hay varios recintos donde se presenta danza tradicional, desde restaurantes como EL Café Lotus hasta el escenario del Palacio Real y otros templos de la ciudad que sirven también de escenario para el espectáculo.

En los pueblos se celebran fiestas y danzas de vez en cuando pero es difícil saber dónde encontrarlos, así fuimos a uno de los espectáculos de danza que se organizan para visitantes. Aunque sean para turistas, vale la pena asistir a uno de los espectáculos de baile en Bali ya que tienen buena parte de la riqueza cultural de la isla. A nosotros nos pareció un espectáculo muy cuidado y de buena calidad. Antes de acceder al espacio de representación había un templo espectacular. La entrada fueron 100.000 Rp (8€) persona, carillo porque en Ubud estaban sobre las 80.000Rp. (6,4 €).

La Danza tradicional Balinesa fue declarada en el año 2015 por la Unesco, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en sus tres géneros: el sagrado, el semi sagrado y el destinado al regocijo de la población en general. Y más abajo os hablamos de ellas.


En Bali hay varios tipos de danza, cuentan que la impresionante es la danza Kecak, que se caracteriza por la ausencia de música instrumental. Un coro de hombres, pueden llegar al centenar cantan al y otros representan una historia mitológica. Al final de estas representaciones se puede ver la danza del fuego. El templo más importante donde se pueden ver estas danzas es en Pura Uluwatu, en el sur de la isla.

La danza Legong es la más sutil de las danzas balinesas, se caracteriza por los movimientos de los dedos y pies de los bailarines además de sus expresiones faciales. Su origen está en el siglo XIX en como entretenimiento de reyes. La danza Barong, es la que vimos nosotros ,representa la lucha entre el bien y el mal a través del baile.

Japonesa de siesta durante dos tercios del espectáculo…. Qué riquilla!!!!!

Desde Batubulan seguimos camino y le pedimos a Kirno que nos parara en Batuan Sari, el poblado de los pintores. Nos gusta en cada viaje comprar un cuadrito pequeño del lugar. Nos llamó la atención que al entrar nos hicieran guardar las cámaras y que se nos asignara una chica con una calculadora; dimos una vuelta por el lugar y no nos convenció el precio de dos o tres cuadritos que nos habían gustado.

Pasamos cerca de Ubud por el pueblo de Kemenuch , artesanos de la madera. Y más arrozales con el volcán Kintamani al fondo.

Llegamos a nuestro próximo templo, LA CUEVA DEL ELEFANTE O GOA GAJAH, es un templo público construido en el siglo XI. Es un importante centro de meditación para los sacerdotes de otros templos, tanto budistas como hinduistas.

Pagamos 15.000 Rp (1,2 €) persona, atravesamos un buen número de puestos vendiendo artesanía y llegamos a las escaleras para bajar al templo. Lo primero que te llama la atención de este lugar es la densa vegetación, las fuentes que lo rodean y la cantidad de caminos que llevaban al fondo del barranco donde corría un río.

La entrada de lo cueva está construida por un enorme elefante tallado en la roca, cuya boca da paso a la cueva, en el interior se encuentra la escultura de Ganesha, dios de la ciencia, que presenta forma de elefante.


En el exterior hay un enorme árbol, que dicen fue plantado durante la construcción del templo. También se encuentran tres piscinas en las que hombres, niños y mujeres se purifican antes de la oración. Y nosotros también tuvimos un ratito para refrescarnos pero con un exquisito coco.

Comenzamos desde aquí una continua ascensión por una carretera con vistas espectaculares. La siguiente parada fue en PURA TIRTA EMPUL, sitio UNESCO desde 2012.

El nombre de "Tirta Empul" significa "arroyo claro como el cristal". Es famosa por su agua bendita donde la gente va para purificarse y para diversas ceremonias religiosas. Pura Tirta Empul fue construido en siglo X, durante la dinastía Warmadewa. A este templo lo que lo hace tan especial no es la arquitectura en sí sino los peregrinos, que acuden al lugar para purificarse. La piscina rectangular tiene tallas de piedra y se alimenta por el manantial sagrado a través de 12 fuentes o caños.

La leyenda dicen que este templo fue realizado por Indra cuando atravesó la tierra para crear una fuente con el elixir de la inmortalidad, que revivió sus fuerzas cuando fue envenenado por Mayadanawa. Así, las aguas de manantial se cree que tienen poderes mágicos curativos. Aunque es más de mil años, los balineses todavía vienen a bañarse en el agua bendita para curarse y por mérito espiritual.

La próxima parada era Kintamani. Las vistas desde la carretera en constante subida eran preciosas. Kintamani es un volcán activo y su última erupción fue en 1967; coladas de lava descendieron por su ladera y aún hoy se aprecian generando un paisaje fantástico, con el lago Batur al fondo.

Llegamos al mirador y había un gran número de restaurantes con vistas al lugar. Comimos en MADU SARI RESTO, con vistas preciosas pero la comida mala malísima y por las bebidas (agua con gas y cerveza local) nos clavaron 90.000 Rp (7€) a lo que hay que sumarles las 200.000 Rp (16€) de la comida. Un auténtico timo., al menos la bebida. Nuestra recomendación es que probéis en algún otro de los que hay y que antes miréis la lista de precios.

Tocaba descender la carretera, para llegar a Pura Tirta Dawa Gunung Kawi o Manantial Sagrado de Sebatu . Es uno de los complejos de templos menos visitados de la isla de Bali, sin embargo, es uno de las más bellos y tranquilos.

Compramos las entradas 15000 Rp (1,2€) persona y recorrimos un pequeño y sinuoso descenso se que te acerca al templo, pero antes hay que disfrutar de la vista de todo el complejo y sus jardines de agua. El Templo del Manantial Sagrado se estaba engalanando y Kirno nos explicó que celebra su aniversario todos los años en la primera luna llena del calendario balinés, también conocido por los lugareños como "Purnama Sasih Kasa ' y este año 2015 sería el 1 de julio. Por poquito nos lo íbamos a perder; para los que vayáis en 2016 el aniversario del templo será el 19 de julio.

Un lugar maravilloso este templo pero debíamos seguir camino hasta nuestra última parada del día. Nos dirigimos a Tegallalang a unos 12 kilómetros de Sebatu, a la izquierda de la carretera se encuentra un barranco con unas terrazas de arroz esculpidas a ambos lados. Estas terrazas y sus arrozales tienen más de mil años. Kirno siguió con el coche y no nos pararon para pagar la entrada.

De vuelta al hotel con mucha satisfacción de lo vivido. Nos tocaba recoger maletas pues al día siguiente nos marchábamos a Nusa Dua. Cenamos nuevamente cerca del hotel, unas hamburguesas riquísimas, aunque no recordamos el nombre del restaurante.

Y mañana será otro día, otra aventura!


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