DÍA 7 DE JUNIO DE 2012
La mayoría de la gente que visita Croacia se decanta mayoritariamente por, Dubrovnik y las costas más cercanas y el Parque Nacional de Plitvice en el interior del país, más allá de estas dos áreas muchos viajeros simplemente no consideran la cantidad de lugares que se pueden conocer en el interior de este país. Creemos que en nuestros anteriores artículos hemos demostrado que se puede ir a sitios con encanto fuera de lo que es habitual y una ciudad que se pasa por alto es una de nuestras favoritas, la capital de Croacia... Zagreb.
Llegamos a Zagreb desde Rastoke por una preciosa autovía de pago que atraviesa montañas y ríos. Tardamos alrededor de dos horas para cubrir los 135 Km que los separan. Nos alojamos en un precioso hotel, el Best Western Premier Astoria, enclavado en un histórico edificio de 1932 con mobiliario tradicional de estilo romántico. Al igual que cualquier otra ciudad que se visita, es importante elegir un hotel que esté bien ubicado. Esto es especialmente un buen consejo para Zagreb ya que prácticamente está prohibido circular en el centro.
Una vez que tomamos la habitación, nos aseamos y cambiamos de ropa, nos dirigimos a la estación central de tren donde debíamos devolver el coche de alquiler que habíamos cogido en Dubrovnik. Teníamos tiempo suficiente para dar un paseo por la ciudad y elegir un sitio para cenar. Ya nos dimos cuenta al salir del hotel, pero nos sorprendió gratamente el tramo ajardinado enorme que se extiende desde la estación de trenes de Zagreb al centro de la ciudad y podemos asegurar que es una de las características más atractivas de esta ciudad.
Llegamos a la plaza Trg Bana Jelačića, que es el corazón y el alma de Zagreb, el kilómetro cero donde los habitantes se reúnen en terrazas y cafés al aire libre. Una plaza elíptica llena de edificios de la época de los Habsburgo con una estatua de bronce del siglo XIX que simboliza la lucha de Croacia por la independencia. La plaza es además la principal intersección del tranvía y el centro social de la ciudad, donde están enclavados los edificios de las distintas administraciones públicas, entre ellas la oficina de turismo.
Antes de continuar con el relato de nuestra visita, os mostramos la ruta que hicimos por la ciudad durante la tarde y noche que estuvimos en la capital.
Zagreb se divide en dos núcleos de población diferenciados, la ciudad alta y ciudad baja; la ciudad alta es el núcleo antiguo, la parte medieval de la ciudad. Tiempo atrás, Zagreb estaba dividida en dos: Gradec y Kaptol. La primera era la zona donde vivía la nobleza. La segunda era territorio del clero. y de artesanos. Más tarde tuvieron que unirse contra la amenaza de los turcos y dio lugar a la formación de la ciudad alta.
Ésta es la primera parada lógica para los nuevos visitantes. Para ir de una parte a otra o bien se suben escaleras o se sube por empinadas calles. Para facilitar el acceso, el ayuntamiento dispone de un funicular al estilo del que hay en París para subir al Sacre Coeur. Nosotros nos dirigimos hacia allí, pero para desgracia nuestra, estaba en reparación. Nuestro gozo en un pozo, ya que no nos quedaba más remedio que subir a la ciudad alta... ¡Andando!
Pero no hay mal que por bien no venga, descubrimos miradores impresionantes para ver la ciudad desde arriba y tuvimos una de las cenas más agradables del viaje en un restaurante típico con una terraza extraordinaria.
Allí la especialidad eran las ancas de rana envueltas en jamón, un plato que se cocina en el delta del río Neretva, pero no nos llegó a subyugar y probamos con otras cosas. Acabada la cena nos dirigimos al hotel volviendo sobre nuestros pasos, esta vez de un modo mas descansado, ya que era cuesta abajo.
DÍA 8 DE JUNIO DE 2012
Empezamos el día yendo hacia la oficina de turismo donde nos indicaron el tranvía para llegar a la parte alta de la ciudad y que paraba en la Catedral que sería nuestra primera visita del día. También tuvimos la sorpresa de ver que era la primera ciudad croata donde nos proporcionaron cantidad de folletos y mapas en español.
La Catedral de Zagreb es la catedral nacional por excelencia en este país predominantemente católico y el recorrido por su interior es una hermosa introducción a la importancia que tiene la religión y que todavía se siente en la vida diaria de Croacia.
Esta situada en el barrio de Kaptol de la capital croata y dedicada a la Asunción de María, a San Esteban y a San Ladislao de Hungría. Sus torres gemelas son visibles desde lejos. Comenzó a levantarse en el siglo XIII, más tarde se añadieron motivos góticos y renacentistas, las torres del campanario y el interior es barroco ya que debido a la invasión otomana los trabajos se interrumpieron y fue modificada y convertida en una especie de fortaleza. Tuvo que ser reconstruida casi en su totalidad en el siglo XX después de que un terremoto en 1888 le ocasionara numerosos daños. No sólo es el edificio más alto de Croacia, es también el edificio sacro más monumental al sureste de los Alpes. En general, hay mucho que ver y hacer en Zagreb, tanto, que se merece el tiempo suficiente para recorrerla. Es una ciudad alegre y vistosa con un aire bohemio que se respira en sus calles.
En la plaza delante de la fachada hay una bonita y original virgen dorada sobre una fuente-pilar llena de agua. Lo que si nos dimos cuenta es del poco respeto de algunos turistas, sobre todo asiáticos que entran sin quitarse el sombrero y no paran de hacer fotos con flash aprovechando que la entrada es libre.
Justo enfrente de la Catedral está está el Dolac, el mercado principal de la ciudad. Se puede visitar todos los días por la mañana. Un mercado diario donde los agricultores han pregonado sus productos, desde productos frescos de cosecha propia como la miel artesanal o cremosos quesos. Y lo más importante, los puestos de flores y frutas silvestres. Impresionante su colorido y los trajes típicos que llevan las vendedoras.
El mercado colorido de Dolac expresa el sentimiento de Zagreb, es una autentica delicia pasear entre sus puestos, ofrece a diario productos gastronómicos, artesanía y flores bajo las decenas de sombrillas rojas que lo cubren. No podíamos dejar pasar la oportunidad de tomarnos un café en una terraza viendo el espectáculo de alrededor para contemplar el ir y venir de gente entre los puestos.
Desde allí nos dirigimos a la plaza de San Marcos, donde se encuentra la Iglesia del mismo nombre. La Iglesia de San Marcos quizás sea el icono más reconocible de Zagreb y desde luego uno de sus monumentos más fotografiados. El colorido de sus azulejos en el tejado es impresionante. Se pueden distinguir los escudos de Croacia, Dalmacia, Eslovania y Zagreb. Comenzó a construirse en el siglo XIII y destaca su portal gótico con figuras en hornacinas.
Enfrente se sitúa el parlamento croata y el palacio presidencial donde los fines de semana se efectúa un cambio de guardia a mediodía, también es una zona de museos, en concreto tres de los más visitados en el país. Uno es el Museo de Arte Contemporáneo con más de 12.000 obras, el mayor museo de arte en Croacia. Los otros dos son los más originales que se pueden encontrar, uno es el Museo de las Relaciones Rotas, único en el mundo, es una inusual exhibición compuesta por objetos significativos de romances que no terminaron bien. El último museo y el que nosotros visitamos, el Museo de arte Naif que es precioso y espectacular su colección.
Deambulando por las callejuelas de la ciudad alta, nos encontramos rincones muy especiales, como la Puerta de Piedra, antigua entrada a la ciudad medieval y la única que se conserva en pie de la muralla que la rodeaba. Una pintura de la Virgen María con el Niño Jesús se ha convertido en la actualidad en lugar de culto. Cuenta la leyenda que fue la única que se salvó del incendio que asoló la ciudad en 1731. Considerado un milagro, desde entonces la gente acude a encender velas y rezar por la felicidad, la salud y el amor. En las placas de la pared se pueden leer agradecimientos a la virgen que se considera milagrosa.
Antes de salir de la ciudad alta, nos detuvimos en la Torre Lotršcak, desde donde se lanza todos los días un cañonazo que marca el mediodía, costumbre de hace más de un siglo. Fue antiguamente la torre principal de la ciudad, y hoy en día es otro de los símbolos de Zagreb. Construida en el siglo XIII, tenía una campana que sonaba cada noche para avisar de que se cerraran las puertas municipales. Desde los miradores de los alrededores de la torre se consiguen las mejores vistas de la ciudad.
Zagreb es una ciudad en constante cambio, pero si hay algo que perdura son los alegres colores de la calle Tkalčića, donde iniciamos el descenso hacia la parte baja. Es la arteria principal de la vieja Zagreb, centro de diversión con innumerables terrazas por el día y por la noche. ¿Y si comemos por aquí? Nos preguntamos. Y así lo hicimos, sitio perfecto para contemplar la vida de la ciudad y relajarse probando sus cervezas y bien preparados cafés en cómodos asientos.
Los habitantes de la capital croata pasan horas observando a la gente, cotilleando y meditando, sin que los camareros metan prisas. Y allí estábamos nosotros haciendo lo mismo que ellos, fue gratificante comer y beber mientras un variopinto gentío pasaba a nuestro alrededor. Las innumerables terrazas que salpican Zagreb son muy coquetas y están muy cuidadas. Da igual en que zona u hora nos encontremos, ya que allá donde se mire aparecerá algún bar o café para hacer una pausa, aunque es en esta calle Ivana Tkalčiċa donde se concentran más. Después del café volvimos a la ciudad baja, repleta de edificios monumentales de la época de los Habsburgo y de la época comunista, pero en esta ciudad no se cometieron tantas "tropelías" y los horrorosos edificios de hormigón solo son visibles en las afueras de la ciudad. La ciudad cuenta con una variedad de bellos parques, añadiendo espacio verde que facilita el ocio y la actividad lúdica y deportiva.
Pasamos por el Teatro Nacional que data de 1860, embellecido con multitud de parterres de flores y dedicado en exclusiva a la Opera y el ballet.
El contraste entre un barrio y otro de Zagreb no podía ser mayor. Frente a las retorcidas y serpenteantes calles medievales entre las colinas de la Ciudad Alta, la Ciudad Baja se extiende en amplias y cuadriculadas avenidas salpicadas de parques y plazas. La diferencia es tan grande que nos pareció estar en una ciudad completamente distinta.
Otro edificio espectacular es la pinacoteca nacional, también rodeado de fuentes y jardines.
Llegamos andando a la bonita estación de tren de Zagreb, donde tiempo atrás recibía al mítico Orient Express que unía París con la antigua Constantinopla, hoy Estambul.
Los viajeros se alojaban en el hotel más lujoso de Zagreb, el Esplanade, con fachada neoclásica que se distingue en la parte superior izquierda de la foto que hay a continuación.
Le habíamos dado un buen "tiento" a la ciudad y habíamos andando unos cuantos kilómetros, así que decidimos irnos al hotel a descansar. Al día siguiente iríamos a otro país, Eslovenia desde la estación que dejábamos atrás en un tren directo a Liubliana.
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