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Turisteando el mundo

  • Foto del escritorPilar

Trinidad y el Valle de los Ingenios (Unesco). Cuba

Qué ver y visitar en la ciudad de Trinidad y el Valle de los ingenios en un día, ambos Patrimonio de la Humanidad, en Cuba.

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Calle de la ciudad de Trinidad

La Villa de la Santísima Trinidad, hoy conocida como Trinidad, fue la tercera ciudad fundada por los españoles en Cuba seguramente a principios de 1514 por Diego Velázquez. Se halla en la región central de la isla, al sur de la provincia de Sancti Spíritus, y hoy es la capital del municipio del mismo nombre. Prosperó rápidamente y se convirtió en una de las más importantes del Caribe. Trinidad es una de las ciudades coloniales más bonitas de América, me recordó mucho a la Ciudad de Colonia de Sacramento que conocimos en Uruguay, una ciudad llena de colorido y casas antiguas muy bien conservadas que hizo que la Unesco la declarara Patrimonio de la Humanidad en 1988 junto al Valle de los Ingenios, una zona donde prosperó la industria azucarera con la llegada de familias como Iznaga y Brunet que enriqueció a los dueños de esos ingenios e hizo que surgieran tanto en Trinidad como en el Valle, casonas y palacetes que hoy se conservan muy bien y son orgullo de los cubanos.


Valle de los Ingenios

Nuestra primera visita del día fue a El Valle de los Ingenios, a unos diez kilómetros de la ciudad de Trinidad, como hemos dicho más arriba está declarado Patrimonio de la Humanidad. En realidad este valle está formado por tres, a saber, Meyer, San Luis y Santa Rosa y en su gran extensión de terreno florecieron grandes plantaciones azucareras que alcanzaron su mayor desarrollo entre los siglos XVII y XIX en Cuba. La existencia de varios ríos en el valle daban fertilidad a estas tierras favoreciendo el desarrollo de la industria azucarera tras la llegada de los españoles a la isla. En los siglos XVII y XVIII Trinidad se convierte en una de las ciudades más productivas y adelantadas del país, gracias al azúcar y a la explotación de esclavos.

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Mapa visto en La Hacienda Manaca-Iznaga

Visitamos la Hacienda Manaca-Iznaga de la que cuentan es el conjunto arquitectónico colonial trinitario más interesante de este valle, fue construida en el siglo XVIII y de la que se conservan todavía la hacienda, parte de los barracones donde vivían los esclavos y la gran torre Manaca de 43,5 metros de altura que era un mirador para controlar todo el territorio. A la torre se puede subir pero en el momento de nuestra visita estaban restaurando su empinada escalera de madera. Dentro de la hacienda hoy hay un restaurante con unas vistas espectaculares y es un ejemplo típico de los ingenios azucareros y de las penosas condiciones en las que vivían los esclavos.

En el Valle de los Ingenios floreció la cultura y sociedad trinitaria hasta que a mediados del siglo XVIII comienza a decaer la industria azucarera debido a la sobreexplotación del terreno y al comienzo de la producción azucarera en Europa y muchos de los hacendados se trasladan a La Habana en busca de otros modos de hacer fortuna.


Tras nuestro paseo contemplando los bordados de la zona y dando buena cuenta de un guarapo de caña de azúcar, volvimos al autobús para seguir recorriendo el valle.

En dirección ya a Trinidad hicimos una parada en el Mirador del Valle situado en una montaña y al que se accede tras un largo trecho de escaleras, donde pudimos disfrutar de unas vistas magníficas del hermoso Valle de San Luis, uno de los que componen el Valle de los Ingenios. Para los que seáis amantes del riesgo aquí se puede hacer Canopy, claro está que yo no soy de amante de estas emociones. Hay también un bar donde tomar algo y comer sin demasiados lujos.

Cuando la situación se normalice, tened en cuanta que mi viaje a Cuba fue 6 días después de la reapertura del país tras casi año y medio cerrado por la pandemia, una de las formas de recorrer este hermoso lugar en en un tren de vapor que sale todos los días de Trinidad y recorre los lugares de interés histórico del Valle de los Ingenios que sin duda es un Museo Vivo del antiguo comercio azucarero. Personalmente me quedé con ganas de seguir conociendo el lugar, así pues si viajáis por libre estaría más que bien dedicarle un día completo.


Trinidad, la hermosa ciudad colonial de Cuba

Por fin llegábamos al centro de la hermosa ciudad colonial de Trinidad, para muchos de las más hermosas de América, aquí lo mejor es callejear y dejarnos llevar por nuestro instinto porque su casco histórico con calles empedradas, casas de colores pastel todas ellas preciosas, placitas con sus iglesias, la mayoría dedicadas a otras actividades, y no perderse las casas coloniales casi todas espectaculares. Cuentan que normalmente en la ciudad hay mercadillos de artesanías, mucho ambiente musical pero nosotros nos encontramos con una ciudad muy calmada y seria aunque la disfrutamos mucho.


El Palacio Cantero, hoy Museo Histórico Municipal, fue nuestra primera visita en la ciudad. Una casona habitada por una familia que se dedicaba a producción azucarera pero que la señora vivía en la ciudad en la que crio a los 14 hijos que tuvo. La verdad es que es muy interesante el edificio y conocer cómo vivían los hacendados en esta época; una parte de ella se dedica a la historia de la ciudad.

La Plaza Mayor y los edificios que la rodean es el centro neurálgico de la ciudad, aquí se encuentran el Museo Romántico, el Museo de Arquitectura Colonial en un edificio azul del siglo XVIII con una rejería increíble y el Museo Arqueológico Guamuhaya en el que nos contaron que se alojó Humboldt, los tres todavía cerrados al público.

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Plaza Mayor y a la derecha Museo Romántico

Y también la Iglesia de la Santísima Trinidad, construida en el siglo XIX sobre un antiguo templo del siglo anterior, en su interior se encuentra una imagen del Jesús de la Vera Cruz que fue tallada en España en el siglo XVIII y que su destino era Veracruz en México pero el barco tuvo que atracar antes del destino final y lo hizo cerca de Trinidad, tuvo que dejar parte del cargamento, entre ellos el cristo, quedándose en el lugar hasta hoy.

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Iglesia de la Santísima Trinidad

La casa de las conspiraciones, al lado de la iglesia, con su hermoso balcón de madera esquinero y una multitud de buganvillas, recibe este nombre porque aquí se reunían los miembros de una sociedad secreta llamada la Rosa de Cuba.

Cerrando la Plaza mayor, se encuentra otro espectacular edificio colonial del siglo XIX con un balcón corrido con muros pintados que hoy es la Galería de Arte Benito Ortiz, donde exponen sus obras artistas locales, como casi todo estaba cerrado.

Tomando las dos calles que salen de la Plaza, iremos encontrando más lugares y edificios que merece la pena conocer como la iglesia y convento de San Francisco que hoy es el Museo de la lucha contra los bandidos. Como imagináis cerrado al público todavía.

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Iglesia de San Francisco en Trinidad

La Bodeguita de en Medio, con un local también precioso.

La Canchánchara es un local en un edificio del XVIII con música en directo y con una bebida que da nombre al local, que se hace con miel, aguardiente, limón, agua más hielo. Realmente buena aunque yo la tomé sin el aguardiente, lo sirven en unos cuencos de barro obra de un artesano local. Merece mucho la pena hacer una parada en el lugar porque es muy agradable.

Comimos en un singular restaurante llamado Plaza mayor, con varios salones y patios. La comida fue un plato de verduras, sopa criolla y pollo. El café fue delicioso. Muy recomendable.

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Restaurante Plaza Mayor en Trinidad

Muy curioso fue conocer el Templo de santería Yemallá que nos llamó la atención por la casa azul del siglo XVIII con una rejería muy bonita, esto invitaba a entrar y aquí nos encontramos con el santero vestido de blanco y un altar dedicado a Yemallá la diosa del mar, representado por una muñeca negra vestida de blanco. Dicen que en el patio de la casa se encontró un enterramiento afro-aborigen con piedras esferolitas, hachas y otros utensilios. Aquí vimos algún ritual para encontrar tu orisha. Muy curioso interesante este lugar.

Ya se iba agotando nuestro tiempo en la ciudad y sin duda os recomiendo dedicar un tiempo a perderse por sus calles empedradas, siempre encontraremos algo interesante en lo que pararnos y sin duda fotografiar.

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En pleno centro de Trinidad

Todo esto dio de sí nuestro día en El Valle de los ingenios y el centro histórico de Trinidad, fue tiempo suficiente para hacernos una idea de lo que es la zona pero mi recomendación es que paséis al menos dos días en la ciudad, uno para dedicarlo al Valle que tiene interés suficiente y unos paisajes preciosos y el otro para Trinidad y tal vez hacer por la tarde una escapada a la Playa Ancón que está a unos diez kilómetros y cuentan que es muy bonita, verla iluminada de noche debe ser muy bonito también.


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