Nuestro segundo día en Santo Domingo y nuestro segundo recorrido a la Zona Colonial, el primero lo podéis leer en Santo Domingo y su zona colonial I. Aquí empezó el Nuevo Mundo. Habíamos quedado gratamente sorprendidos y encantados con lo que habíamos visto el día anterior, así que después de haber visitado a primera hora de la mañana la Cueva de los Tres Ojos, continuamos nuestro recorrido por el centro histórico de esta bella ciudad colonial y partimos en dirección hacia el último monumento visitado, recorriendo los siguientes lugares:
PLAZA DE ESPAÑA
La plaza está ubicada en el extremo norte de la Calle Las Damas y está bordeada por la calle La Atarazana. El espacio que ocupa esta gran plaza perteneció, en parte, al patio del Alcázar o Palacio Virreinal de la familia Colón y que hasta el siglo XX no se constituyó en espacio público. Esta rodeada por casas y edificios coloniales de dos pisos, aunque a continuación, en el siguiente anillo circundante empiezan a verse "mamotretos" de más de seis pisos ocupados por oficinas o bancos.
Aquí se encuentra la única placa que hace referencia a que la ciudad colonial fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1990.
En esta plaza se celebran espectáculos públicos populares de música y danza tradicionales, siendo el lugar preferido por los lugareños para pasear por la noche. También ofrece una gran variedad de restaurantes con amplias terrazas al aire libre y unas vistas geniales del Alcázar y del río Ozama.
ALCÁZAR DE DIEGO COLÓN
Construido en la segunda década del siglo XVI, fue sede de la Corte Virreinal presidida por el primer Virrey de América, Diego Colón, quien lo habitó junto a su esposa Doña María de Toledo. El Alcázar de Colón jugó un papel estratégico en la conquista y colonización española de América, fue sede de la corona española en el Nuevo Mundo durante sesenta años, construido con rocas de coral en una mezcla de estilo mudéjar y gótico entre 1510 y 1514 con una fachada que consta de cinco arcos en cada uno de los dos niveles que tiene el palacio. Trabajaron para su construcción más de 1500 personas nativas.
Abandonado desde el siglo XVIII después del saqueo que le infringió el pirata Drake, fue restaurado hacia 1955. El edificio alberga actualmente el Museo Alcázar de Diego Colón, cuya colección exhibe el conjunto más importante del Caribe de obras de arte europeo tardomedieval y renacentista aunque fueron adquiridas en la década de 1950 en subastas y almacenes de antigüedades. Llegaron a adquirirse más de 800 piezas, que incluyen muebles, tapices, cerámicas, armaduras, objetos religiosos, esculturas y pinturas del siglo XVI al siglo XX.
Lo que llama más la atención del edificio son las dos espectaculares terrazas, una hacia la Plaza de España y calle de las Damas y en la parte de atrás, hacia un jardín junto al río Ozama, con vistas excepcionales.
PUERTA DE LAS ATARAZANAS
Las Atarazanas eran los almacenes del antiguo puerto de Santo Domingo en el siglo XVI, propiedad de la Corona española. Esta puerta daba entrada al edificio principal, cuando Diego Colón gobernaba la ciudad, ahora es una de las entradas a la Zona Colonial. Estas calles toman el nombre de las Reales Atarazanas, sus casas son una muestra de la arquitectura medieval doméstica y actualmente funcionan en ellas tiendas de artesanía y restaurantes.
Seguimos nuestro recorrido hacia el Monasterio de San Francisco, pero antes de llegar pudimos tener la oportunidad de observar algunas cosas curiosas, como la casa de piedra más antigua de América y probablemente la primera de dos pisos, nos referimos a la Casa del Cordón, construida en 1502 y hoy propiedad del Banco Popular Dominicano.
Casi justo al lado, otra curiosidad que merece una breve parada, os lo aconsejamos. En la confluencia de las calle Arzobispo Meriño con la calle Emiliano Tejera se encuentra por un lado "La casa de los Dulces" quizás el mejor sitio para comprar productos dominicanos como ron y dulces, así como souvenires, todo con precios marcados. Una buena opción también para comprar bebidas frías.
Por otro lado, uno de los escasos edificios modernistas que se pueden encontrar en Santo Domingo, el edificio Balbino Fernández, actualmente en restauración, obra de un arquitecto pùertoricense que estudió en Barcelona, construido en 1919. Y ya subiendo por la misma calle llegamos a nuestro próximo monumento.
MONASTERIO DE SAN FRANCISCO
La orden de San Francisco llegó a la isla de La Española junto al Gobernador Nicolás de Ovando en 1502, y de inmediato empezaron la construcción de su convento en lo alto de una colina. Primero levantaron uno realizado con madera, veinte años después levantaron el monasterio de piedra. Severamente dañado durante la invasión liderada por el pirata Drake en 1586. Después de ser reconstruido, fue dañado nuevamente por los terremotos en 1673 y 1751.
A principios del siglo XIX sus bóvedas colapsaron después de estar un tiempo abandonadas y se convirtió en un hospital a fines del siglo XIX para ser finalmente destruido por un huracán en la década de 1930. El conjunto lo componía la capilla de la Orden Terciaria, el convento y la iglesia, pudiéndose distinguir todavía las plantas de las distintas estructuras y algunas bóvedas originales. Las Ruinas del Monasterio de San Francisco en la actualidad son otro escenario para la música en vivo. Todos los domingos por la noche, lugareños y turistas se reúnen para disfrutar de una animada noche de música latina y baile.
Seguimos nuestra ruta por la calle Arzobispo Meriño, encontrándonos con innumerable ejemplos de arquitectura colonial, lo que hizo muy agradable el paseo antes de llegar a nuestra próxima parada.
RUINAS DEL HOSPITAL SAN NICOLÁS DE BARI
Construido en 1503, el Hospital San Nicolás de Barí fue el primer hospital en el Nuevo Mundo. La edificación contaba con tres naves, de acuerdo al tipo de hospitales de la época. La nave central era dedicada al culto religioso, mientras que las naves laterales y la parte posterior del crucero estaban destinadas a salas de enfermos. El edificio sobrevivió a la invasión de Sir Francis Drake, así como a varios terremotos. Finalmente fue destruido en 1911 por un huracán, dejando las pintorescas ruinas que se pueden ver hoy en día.
Y seguimos andando por la calle del Conde, la principal arteria comercial de la zona colonial, disfrutando de cuanto teníamos a nuestro paso, como son los ejemplos de arquitectura colonial y el colorido de las pinturas de artistas callejeros.
Al final de la calle y antes de pasar al parque de la Plaza de la Independencia, nos topamos con otro baluarte histórico.
PUERTA DEL CONDE
Originariamente se llamaba el "Bastión de San Genaro"! que servía de entrada a la ciudad. Es un edificio militar formado por dos cubos macizos con un arco en piedra entre ambos. Forma parte de la muralla de la ciudad y tiene varias garitas. Esta puerta se mantenía siempre cerrada hasta que en el siglo XVII el Conde de Peñalba la convirtió en baluarte para conmemorar la victoria de los españoles contra las fuerzas navales inglesas en mayo de 1655. A partir de entonces cambió el nombre de San Genaro por el "Puerta del Conde".
PLAZA DE LA INDEPENDENCIA
Hasta principios del siglo XIX fue un descampado que se usó para ferias, corridas de toros e instalaciones de circos. Hacia 1912 fue convertido en parque público. En la segunda década del siglo XX se organizó como un espacio de carácter independentista y republicano, con una glorieta situada al centro, en 1975 se reconvirtió al diseño actual utilizando su centro, al igual que en la Puerta del Sol de Madrid, para comenzar a contar las distancias en kilómetros del país.
Se instaló un monumento moderno construido y recubierto de mármol a modo de mausoleo, llamado el “Altar de la Patria” que contiene los restos de los forjadores de la nacionalidad dominicana: Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco Del Rosario Sánchez. Por el parque aparecen alineados diferentes bustos de héroes y políticos independentistas.
Dentro de la actuación urbanística se dejó visible los distintos fosos y restos de la muralla española y dejar así a la vista de todos los restos y vestigios coloniales de aquella zona.
Volvimos de nuevo por la calle del Conde hasta llegar al Parque Colón y observar de nuevo la numerosa cantidad de gente que circula por allí, además con la circunstancia de que era sábado y que un crucero había atracado en el puerto, llenando la ciudad de turistas.
Prácticamente habíamos podido visitar todos los monumentos de interés de la zona colonial de Santo Domingo. Así que fuimos a comer de una manera relajada y sin prisas al restaurante Lulú, por detrás de la Catedral. Nos quedaban aún varias horas para disfrutar de la ciudad antes de que nuestro avión partiera.
Admiramos de nuevo los edificios del parque Colón y en especial el Palacio de Borgellá donde las quinceañeras lucían su puesta de largo y hacían su reportaje de fotos. Este edificio fue una residencia colonial del siglo XVI aunque los arcos son añadidos en el siglo XIX durante la invasión haitiana.
Nuestro último recorrido por la ciudad iba ser por la calle Isabel La Católica, donde se asientan multitud de bares y restaurantes, alguno con nombre que nos es familiar.
En la calle se prodigan infinidad de talleres y estudios de pintura y también los elementos urbanos son decorados con "caprichos de artistas". El caso es que llamó nuestra atención y nos paramos a hacer unas cuantas fotos.
En una de las galerías de arte de la calle no pudimos resistirnos a entrar pues el colorido de las obras nos llamó la atención y visitamos sus salas de exposición.
Y de esta manera acababa nuestra estancia en Santo Domingo y nuestro viaje a República Dominicana. Ya solo quedaba ir al aeropuerto, que por cierto está bastante lejos y al que recomendamos ir con tiempo, porque lo peor de este país son precisamente eso, los aeropuertos, con eternas esperas para pasar todos los controles. Hicimos una petición de coche a UBER y por 25$ nos llevó al aeropuerto internacional de las Américas.
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