Teníamos la tarde libre para visitar algún lugar interesante cerca de Ourense y entre las opciones estaba visitar Ribadavia que reunía todas las condiciones para merecer una visita e incluirla en nuestro blog de viajes por el mundo. Está considerada como la capital del O´Ribeiro, vino gallego reconocido mundialmente, es conjunto Histórico-Artístico desde el año 1947 y además llegó a ser la antigua capital del Reino de Galicia. Teníamos motivos suficientes para acercarnos hasta allí, los 30 kilómetros que la separan de Ourense lo hicimos en menos de 30 minutos por una espléndida autovía.
El origen de la ciudad se remonta a un antiguo poblado pre-romano, seguramente celta. Posteriormente debido a su ubicación entre los ríos Miño y Avia, el rey García I elige la localidad como capital del reino de Galicia durante un período de casi 10 años. No olvidemos que en el siglo XI la importancia de este reino fue enorme, con fronteras que se extendían desde más allá del Río Duero e incluso con poder de vasallaje sobre el reino musulmán de Badajoz. Siendo un punto estratégico para dominar parte de la comarca, se empezó a construir el Castillo de los Sarmiento, propiedad de los Condes de Ribadavia y que es el vestigio histórico más importante hoy en día que queda en la ciudad.
PASEO POR RIBADAVIA
El Castillo de los Sarmiento se distingue nada mas llegar a Ribadavia, de hecho nosotros pudimos aparcar frente a él. Jugó un papel decisivo en la historia de Galicia, pues fue una de sus mayores fortalezas medievales. A partir del siglo XI se empezó la construcción, pero lo que queda de él, data del siglo XV, donde se hizo una reconstrucción y más que una fortaleza defensiva se levantó como símbolo del poder de los Sarmiento, señores de Ribadavia.
Posiblemente existiera en su día una torre del homenaje. Hoy en día, sólo quedan los restos de un torreón almenado y rectangular. El recinto en la actualidad alberga un auditorio donde se celebra la “Mostra Internacional de Teatro” y donde el último sábado de agosto transcurre la famosa fiesta medieval llamada "Festa da Istoria" declarada de Interés Turístico Nacional.
Fiesta que nos traslada en el tiempo hasta la época de la judería medieval, recuperando la historia de la región. En esta “Fiesta de la Historia” participan todos los vecinos de Ribadavia, vestidos con ropas medievales.
Muy cerca de allí, a menos de 100 metros se encuentra la Plaza Mayor de la localidad. Este es el centro neurálgico de la población. Llaman la atención los soportales, el edificio del Ayuntamiento y el Pazo de los Condes de Ribadavia.
Nos dirigimos a la oficina de turismo situada precisamente en el Pazo de los Condes de Ribadavia, un bello edificio del siglo XVII, con un gran escudo de armas de la familia Sarmiento en su fachada, pero no pudimos optar a ninguna visita guiada. Sin embargo, nos facilitaron folletos e información para recorrer la ciudad.
Empezamos por acercarnos a ver el peculiar edificio de la sede consistorial, en la misma Plaza Mayor, construida en el siglo XVI es el lugar de reunión del Consejo de la Villa. A su costado, hay una torre que luce un bonito campanario en hierro forjado que tiene un reloj solar y otro de cuerda.
Esta villa medieval destaca por su entramado de calles y plazas porticadas, siguiendo las indicaciones del empleado en la oficina de turismo, fuimos calle abajo, parando para sacar fotos de sus bonitas y antiguas casas. En la Edad Media, la villa de Ribadavia fue una ciudad próspera, con gran poder económico e influencia política, del que no fueron ajenos los comerciantes judíos.
De hecho, el comercio del vino Ribeiro fue casi monopolizado por los judíos, y ya en la Edad Media se bebía en Alemania, Inglaterra, Italia, Países Bajos, etc. Es decir, importaban a toda Europa. Durante esa época de prosperidad, el aumento de esta comunidad hebrea avanza espectacularmente, llegando a ser la mitad de la población de la villa.
Antes de adentrarnos en el barrio judío, nos sentamos en unos bancos de un pequeño parque que hacía las veces de mirador sobre el río Avia y donde las vistas son fantásticas.
Ribadavia es una ciudad ligada al vino y a la presencia del pueblo hebreo, tanto por la relevancia que tuvo en la ciudad, como por el estado de conservación del barrio, considerándose como la Judería más importante y mejor conservada de Galicia.
La existencia del barrio judío o sefardí, demuestra la gran importancia que tuvo este asentamiento en la Edad Media hasta la expulsión decretada por los Reyes Católicos en el siglo XV. Esta comunidad eran los verdaderos alentadores de la economía de la villa ya que se dedicaban a todo tipo de oficios y además los nobles confiaban la administración de sus riquezas y bienes a estos instruidos ciudadanos.
El barrio está situado en pleno corazón del casco viejo, aquí se pueden ver los vestigios y símbolos de la comunidad judía en cualquier parte de sus calles, aparte de numerosas huellas en los rellanos, soportales, escaleras, ventanas y balcones. Además de comercializar el vino, los judíos llegaron a tener sus propias viñas y elaboraron a partir de sus uvas el vino cásher necesario para sus ceremonias.
Hicimos una parada en la "Tahona de Herminia" todo un referente en la ciudad, cuya vida y obra podéis leer en este artículo del Comidista-El Pais... LOS DULCES JUDÍOS DE HERMINIA
Una tahona que recibe embajadores, premios nobel, judíos viajeros de todo el mundo, porque elabora sus productos en horno de leña al más puro estilo judío tradicional, las viejas recetas sefarditas. Una curiosidad más que compartimos con nuestros lectores de Turisteando el mundo.
Por su pasado judío, Ribadavia forma parte junto con otras siete ciudades de España de la "Ruta de las Juderías", también conocida como "Caminos de Sefarad". Las otras ciudades son Córdoba, Cáceres, Hervás (Cáceres), Toledo, Segovia, Tudela (Navarra) y Gerona relacionadas de Sur a Norte de España.
Debido al esplendor de la villa en la Edad Media, a principio del siglo XII fue preciso construir una muralla defensiva, que se amplió en siglos posteriores. Actualmente, solo se conservan 3 de sus 5 puertas: A Porta Nova (foto), abierta a un camino que llega al río, A Porta Falsa, con un camino que lleva al molino y A Porta da Cerca que, situada enfrente de la Alameda, comunicaba con el Castillo.
Después de visitar el Castillo, la Plaza Mayor, y el centro del Barrio Judío, continuamos nuestra visita por la ciudad destacando dos importantes monumentos dentro del recinto amurallado.
La Iglesia de San Juan, está situada intramuros, construida a finales del siglo XII, es un claro ejemplo de la sencillez del románico rural gallego. Fue levantada por la Orden de Malta en estilo románico con una sola nave con bóveda de cañón, destacando los nervios y canecillos, así como los adornos de las ventanas.
La Iglesia de Santiago es el otro monumento a destacar. Se ordenó construir a finales del siglo XII, para albergar la parroquia que es hoy la más antigua de Ribadavia. Sus puntos más interesantes son la fachada, con un rosetón de veinticuatro huecos, los arcos y la torre barroca.
Su estilo, si exceptuamos la torre, es un románico gallego en transición al gótico. En su interior se pueden ver varias imágenes barrocas de un gran valor artístico, siendo de especial importancia la de un Santiago sedente en piedra que data del siglo XIV de la escuela del maestro Mateo.
Volvimos a salir a la Plaza Mayor y que mejor sitio para tomar un refrigerio en una de sus múltiples terrazas y de hecho, así lo hicimos. Estuvimos tan a gusto que nos decidimos a cenar allí mismo, mientras contemplábamos el devenir de la gente en esta bonita plaza y apuntábamos los datos de la visita en nuestro diario de viajes.
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