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Turisteando el mundo

  • Foto del escritorPilar

Qué ver en Cuenca capital en uno o dos días (Unesco). Castilla-La Mancha


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Cuenca desde el Castillo

Cuenca es una de las capitales de provincia más hermosa de España y de Castilla-La Mancha, Comunidad Autónoma a la que pertenece, ya que en pocos lugares se aúna esa simbiosis entre naturaleza y arquitectura, le valió la inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad en el año 1996 bajo el epígrafe de Ciudad fortificada histórica, de la que la Unesco dice: "Construida con fines defensivos por los moros en el territorio del Califato de Córdoba, Cuenca es una ciudad medieval fortificada en excelente estado de conservación. Una vez conquistada por los castellanos en el siglo XII, se convirtió en ciudad real y sede episcopal, multiplicándose entonces la construcción de edificios de gran valor, como la primera catedral gótica de España y las famosas casas colgadas, suspendidas en lo alto de la hoz del río Huécar. Excelentemente situada, esta ciudad-fortaleza es el punto culminante del magnífico paisaje rural y natural que la rodea".

Pero Cuenca y su entorno, ya habían recibido muchos años antes, en 1963, la declaración de Conjunto Histórico y el de Paisaje Pintoresco, al encontrarse su casco antiguo entre dos hoces excavadas por los ríos Huécar y Júcar en pleno Parque Natural de la Serranía de Cuenca.

Un poco de historia

Cuenca entra en la historia con la invasión musulmana, allá por el año 784, con el nombre de "Qünka o Künka" vocablo que parece ser fue tomado del romano "Conca". Comienza una nueva etapa para estas tierras que pasaron a la Taifa de Toledo y en 1108 a dominio de los almorávides tras la batalla de Uclés. En 1177 la conquistó Alfonso VIII otorgándole el Fuero de Cuenca y Alfonso X el título de ciudad en 1257. Estos dos acontecimientos posibilitaron el desarrollo de la ciudad convirtiéndose en un punto de referencia del comercio textil y ganadero de la península. Su mayor desarrollo demográfico y constructivo se produce en los siglos XV y XVI.


Los siglos siguientes la ciudad se desarrolla al ritmo que impone la historia de España y de las pandemias que se suceden como la de peste del siglo XVII que dejó a la ciudad con menos de 1500 personas. En esta brevísima nota histórica nos interesa llegar al siglo XIX porque la parte alta de la ciudad deja de ser el centro económico y social para trasladarse a la

calle Carretería, se construye el Parque de San Julián en la parte baja y crecen los barrios de San Antón y Tiradores. Tras la Guerra Civil Española, fueron muchos los conquenses que dejaron sus pueblos para dirigirse a la capital en busca de mejores opciones de vida lo que llevó al crecimiento de la ciudad y la aparición de nuevos barrios. Esta es la Cuenca que conoceremos en este relato, la ciudad alta o casco antiguo y la ciudad baja, dos zonas bien diferentes pero con mucho que ofrecer.


Mi viaje Cuenca en Semana Santa

No era mi primera visita a Cuenca y ante la imposibilidad de viajar en Semana Santa fuera de la Comunidad de Castilla-La Mancha, decidí pasar unos días en esta hermosa ciudad que merece ser visitada una y otra vez. A la ciudad le dediqué tres tardes y una mañana. Las dos mañanas de mi estancia visité la Ciudad Romana de Noheda que tenía muchísimas ganas de conocer y aunque quería recorrer las tocas de la Serranía no fue posible por falta de gente para ello y a cambio hice una ruta por el Parque Natural de la Serranía de Cuenca que incluía también la Ciudad Encantada. Todos los relatos los podéis encontrar en Viaje a Cuenca en transporte público en Semana Santa.


Llegué a Cuenca desde Ciudad Real en tren, tuve que hacer un transbordo en Albacete ya que el AVE directo que teníamos fue uno de los que quitaron al inicio de la pandemia y un año después no han restituido. La estación Fernando Zóbel se encuentra muy alejada de la ciudad, para trasladarse hay taxis y también el autobús urbano número 1 que por tan solo 2,50€ te deja en un gran número de paradas de la ciudad baja, para en la Plaza Mayor frente a la Catedral y sube hasta el Castillo en la ciudad alta. Esta fue la opción elegida ya que me dejaba en una parada a menos 100 metros del hotel. Luego lo utilizaría en bastantes ocasiones durante estos días. tanto para subir y bajar a la antigua.


En esta ocasión el hotel elegido fue el Hotel Alfonso VIII en la parte baja de Cuenca, junto al parque de San Julián, opción muy buena por precio y por ubicación al tener autobuses públicos para poder moverte por la ciudad porque las cuestas son grandes y muchas, si es cansado subir las bajadas son destroza rodillas; cierto es que la mayoría de hoteles de la parte alta estaban todavía cerrados. Las habitaciones eran cómodas pero sin duda lo mejor era su restaurante acristalado en la última planta con unas vistas absolutamente increíbles. Al personal de recepción que vi esos días no le vendría mal algún curso de amabilidad porque eran un pelín parcos en palabras y antipáticos.

Qué ver en Cuenca en 1 o 2 días

LA CIUDAD ALTA

Cuenca
Vistas de la Hoz del Huécar Castillo de Cuenca

El casco antiguo de la ciudad de Cuenca o ciudad alta, a casi mil metros de altitud, está situado entre dos barrancos (hoces) excavados por los ríos Huécar y Júcar, en el Parque Natural la Serranía del mismo nombre, en medio de un paraje natural inigualable que la hace única y enamora a todo aquel la visita. Las mejores vistas de este paraje se obtienen desde los restos del Castillo. El Castillo fue el origen de la ciudad, un baluarte que permitía a los musulmanes controlar un amplio territorio, luego pasó a manos cristianas con la conquista de la ciudad de Alfonso VIII y en el siglo XVI fue cedido a la Inquisición. Hoy quedan una torre, el arco de Bezudo y algunos restos de la muralla. Desde aquí la panorámica es única, como muestran las fotografías.

Una vez que descendemos y atravesamos el Arco de Bezudo perderemos de vista la hoz del Huécar, que estará a nuestra izquierda, tapada por el impresionante edificio del hoy Archivo Histórico con la escultura de Fray Luis de León, antes sede de la Inquisición y por el Barrio de San Pedro. Pero a la derecha nos encontraremos con la impresionante Hoz del Júcar con sus aguas verdosas. Aquí debemos buscar uno de los elementos que hoy conquista a lugareños y visitantes como son Los Ojos de la Mora, una intervención de los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad; simboliza la Leyenda del Cerro de la Mora que como estaréis adivinando va de amores entre un cristiano y una mora.

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Los Ojos de la Mora en la hoz del Júcar

Seguimos descendiendo y nos encontraremos con la hermosa Iglesia de San Pedro, en este punto podemos seguir la calle que desemboca en la Plaza Mayor o bajar las escaleras que nos conducen al Barrio de San Pedro. Lo primero que nos encontraremos es el imponente Convento de las Carmelitas hoy ocupado por la Fundación de Antonio Pérez como centro de Arte Contemporáneo, sumamente interesante su visita por su contenido y por la majestuosidad del edificio. El precio de la entrada solo dos euros.

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Iglesia de San Pedro y antiguo Convento de las Carmelitas

Adentrarse en las Calle San Julián, San Pedro o en sus pequeños callejones nos darán una idea de lo que es la ciudad de Cuenca con su arquitectura tradicional, iglesias y palacetes, entre ellos en que hoy es la Posada de San José que si bien estaba cerrada pero su restaurante sigue funcionando y tiene muy buena fama por calidad y precio. Desde aquí obtendremos también unas vistas alucinantes de la Hoz del Huécar con el Antiguo Convento de San Pablo, hoy sede del Parador de Turismo, el Puente de San Pablo o las Casas Colgadas. También veremos el espacio que dejó la torre de la Catedral cuando se derrumbó a principios del siglo XX y es que Cuenca tiene un verdadero problema al estar asentada sobre roca porosa que con el agua y los cambios de temperatura se deshace.

Salimos a la Plaza Mayor donde se encuentra la Catedral de Santa María y San Julián y el Ayuntamiento. Es el corazón de la ciudad, con gran número de restaurantes, cafés y terrazas donde darte un leve descanso de tanta cuesta, aunque sea en descenso.

La Catedral de Santa María y San Julián, tiene una larga historia sobre sus muros y lo cierto es que parece increíble que siga en pie. Su construcción comenzó en el siglo XIII con estilo gótico creado por maestros normandos, y a lo largo de su historia ha sufrido muchas modificaciones siendo la más importante en el siglo XVII. Ese aspecto exterior de su fachada que sorprende cuando la ves por primera vez, se debe a que un 13 de abril de 1902 la Torre del Girando se desploma y arrastra con ella parte de la fachada principal. Fachada que comenzó a ser reconstruida pero no acabada. El interior es más que interesante, aunque en esta ocasión estaba cerrada desde hacía meses.

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Catedral de Santa María y San Julián

Por la calle Obispo Valero, a la derecha de la Catedral, tenemos el Museo de la Ciudad de Cuenca que sin duda merece una visita porque entre su colección, desde la prehistoria hasta el siglo XX, atesora un gran número de restos arqueológicos de las ciudades romanas de la provincia sumamente interesantes. El museo se encuentra en la Casa del Curato, llamada así porque en el siglo XIX y hasta mediados del XX fue Casa Rectoral de las parroquias de San Martín y Santiago, el rigen del edificio es del siglo XIV y también fue albergue del Tribunal de la Inquisición.

Seguimos camino hacia la Plaza de San Martín, donde nos reencontramos de nuevo con la hoz del Huécar y las impresionantes edificios conocidos como los Rascacielos del Huécar o los Rascacielos de San Martín, que dicen son los más antiguos del mundo. Son unos 30 edificios cuyo acceso se encuentra en calle Alfonso VIII, la mayoría de dos o tres plantas y sus fachadas traseras dan a la hoz con ocho y diez plantas. Estas edificaciones son un claro ejemplo de arquitectura conquense con balcones y vigas de maderas para sustentarse sobre la roca de la hoz. Imprescindibles conocerlos.

Aquí se encuentra el acceso al Museo de Arte Abstracto de Cuenca, ubicado en las famosas Casas Colgadas de la ciudad, de las que se obtiene las mejores imágenes desde el Puente de San Pablo o desde el Parador de Turismo pero antes vamos a visitar este museo, que a mí me parece uno de los imprescindibles de la ciudad. Este museo fue fundado hacia 1966 por el gran artista Fernando Zóbel con la gestión de la Fundación Juan March y contiene una gran colección de arte abstracto de los años 50 y 60 del siglo XX. A la colección hay que añadir la arquitectura popular de estas casas, construidas como las conocemos hoy en 1565, con unas vistas del entorno espectaculares. Si queréis saber más AQUÍ encontraréis toda su historia.

Seguimos por el callejón que nos conduce al paseo de los Canónigos para ver de nuevo la Hoz del Huécar, el Parador de Turismo, las Casas Colgadas por su parte trasera y el Puente de San Pablo. Una de las mejores vistas de la ciudad, aunque ahora este acceso no está abierto porque seguro que todos oísteis la noticia del hundimiento de esta parte calle de los Canónigos que lleva al Puente de San Pablo el 12 de mayo de este año, en el momento de la visita ya estaba la calle en obras como se ve en la foto. Como os contamos más arriba con la torre de la Catedral, Cuenca tiene un verdadero problema para dominar a la naturaleza sobre la que está asentada.

La tarde empezaba a caer y todavía quedaba mucho por conocer, volví a la Plaza Mayor para ir a una de las plazas más bellas de la ciudad que no es otra que la Plaza de la Merced, en la que se encuentran tres edificios nobles: el Seminario de San Julián con gran portada barroca del siglo XVIII, la iglesia de La merced también barroca y el antiguo Palacio de los Hurtado de Mendoza, actualmente Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha.

La siguiente parada sería en la Plaza de la Magdalena donde se encuentra otro de los símbolos de la ciudad, La Torre Mangana y desde dónde se obtienen unas vistas preciosas, aún de noche, de la hoz del Júcar.

Recorrer la ciudad de noche, con sus calles vacías, silenciosas, con luz tenue es otro de los placeres que nos concede esta hermosa ciudad de Cuenca y si todo ello está bañado por una hermosa luna llena adquiere carácter de excepcional.

LA CIUDAD BAJA


Si traspasamos los arcos del Ayuntamiento nos encontramos con la colorida y señorial calle de Alfonso VIII que nos conducirá al ensanche de la ciudad nacido en el siglo XVI que siguió su desarrollo hasta el siglo XIX cuando un gran desarrollo urbanístico desfiguró esta zona, pero desde luego que bien merece una visita y he de reconocer que en mis múltiples visitas a Cuenca ha sido la primera vez que la paseé.

Calle Alfonso VIII de Cuenca

Dar un paseo por el Parque de San Julián, por la calle Carretería y sentarse en alguna de sus terrazas o degustar algún pastel en la tradicional Confitería Ruiz, conocer algunas casas modernistas de la zona, ver el edificio de la Diputación o conocer el edificio del Hospital de Santiago que tiene sus orígenes en el siglo XII cuando la ciudad fue conquistada por Alfonso VIII y que fue entregado a la Orden de Santiago remodelado en el siglo XVII son algunos de los atractivos de esta parte de la ciudad.

Pero lo realmente atractivo es recorrer las dos hoces de la ciudad y contemplar en el Parque de la Trinidad lo que llaman La Junta de los Ríos. En este lugar el río Huécar, de aguas cristalinas, desemboca en el Río Júcar de aguas verdosas pero lo interesante es recorrer los senderos de las hoces de estos ríos, senderos perfectamente señalizados, que se pueden hacer en su totalidad o parcialmente como hice yo, desde aquí observamos la fuerza de la naturaleza y se contempla la belleza de la ubicación rocosa donde está asentada la ciudad alta.

Cuenca
Junta de los ríos Huécar y Júcar

Comencé el paseo desde la Calle o Paseo de los Tintes, que hace de línea divisoria entre la ciudad alta y la baja, un trazado que sigue paralelo a las ahora mansas aguas cristalinas del río Huécar. La ruta supera los diez kilómetros y también se puede comenzar desde la parte alta de la ciudad, en el castillo y disfrutar de la Serranía de Cuenca. Hice un pequeño tramo tan solo pero suficiente para conocer de cerca el río que había observado desde la parta alta, además de tener interés en conocer su desembocadura en el Júcar.

Una vez que conoces la unión entre ríos se puede empezar el paseo por la Hoz del Júcar con sus aguas verdosas y experimentar la inmensidad de la hoz, un paseo precioso en el que vas viendo toda la roca caliza sobre la que se sustenta la ciudad con cascadas incluidas. Desde su nacimiento en la Sierra de Albarracín, el río Júcar excava profundos cañones y gargantas en su discurrir por la sierra, continúa curso hasta el hermoso pueblo de Albacete que lleva su nombre, Alcalá del Júcar. Hice un pequeño tramo urbano muy hermoso pero sin lugar a dudas podéis hacer el sendero completo que supera los ocho kilómetros. Este paseo mañanero fue todo un descubrimiento en esta última visita a Cuenca.



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