Qué ver, hacer y visitar en Mónaco en un día: Montecarlo, Puerto de Hércules y la villa de Mónaco.
El Principado de Mónaco era uno de los objetivos de Turisteando el Mundo es este viaje que hemos llamado “De la Costa Azul a los Alpes”; es un pequeño estado soberano enclavado en la Costa Azul, rodeado por Francia en el interior y bañado por el mar Mediterráneo. Es un país que todos conocemos por los avatares de la familia real monaguesca, sobre todo desde el enlace en 1956 de Rainiero III de Mónaco con la actriz Grace Kelly; por su circuito de fórmula 1 y por ser el lugar donde el lujo y el glamour se pasean por doquier.
El Principado tiene una superficie inferior a los dos kilómetros cuadrados (exactamente 1,95 km cuadrados), siendo el segundo país más pequeño de Europa tras el Vaticano. Fue lugar de asentamiento de fenicios, griegos, romanos, francos y genoveses. Desde el año 1297 lo gobierna la familia Grimaldi con una excepción de unos 30 años en época de la Revolución Francesa, retomando en 1814 la hegemonía del principado. De su pasado romano conserva el nombre el puerto Portus Herculis, actualmente Port Hercule, y durante el tiempo de dominación romana era conocido como Portus Herculis. Tiene unos 39.000 habitantes que gozan del privilegio de no pagar impuestos y es uno de los países con mayor densidad de población del mundo.
El principado de Mónaco está ubicado en un territorio montañoso de las estribaciones de los Alpes, se encuentra muy cercano a Niza (24 km) y a la frontera italiana (10 km) que lo hace muy accesible para llegar tanto en transporte público como privado. Nosotros llegamos al Principado de Mónaco en tren desde Niza, en un trayecto que dura unos 27 minutos y el billete cuesta 3,80 euros; elegimos esta opción por encontrarse nuestro hotel muy cerca de la estación central de trenes en Niza. La vuelta la hicimos en el bus número 100 de la compañía Ligne Azul que recorre toda carretera de la costa (inmortalizada en la película Atrapa un ladrón que además fue protagonizada por Grace Kelly) y nos dejaba en el Puerto de Niza, el trayecto al ser domingo fue de unos 40 minutos y el precio de 1,50 euros.
NUESTRA VISITA AL PRINCIPADO DE MÓNACO.
El principado se encuentra dividido en diez distritos y tres de ellos son los que ocupan el tiempo de los visitantes que se acercan a este pequeño país. Os dejamos este mapa para que os orientéis mejor.
MONTECARLO
Desde la estación de trenes del principado lo que teníamos más cerca era el distrito o barrio de Montecarlo, la zona más glamurosa del Principado con su casino y hoteles lujosísimos. Descendimos por el Boulevar de Suisse en busca del famoso casino y nos llamó mucho la atención la limpieza impoluta de las calles, los pequeños jardines que rodean las mansiones y el silencio absoluto en las calles. En nuestro camino nos topamos con el Hotel Hermitage de Montecarlo, con un edificio espectacular y un grupo de personas y coches en la puerta de lujo total; como no había nevado todavía frente al hotel hay un pequeño parque que lo habían decorado con motivos navideños imitando un bosque nevado.
Tuvimos que rodear el parque de Boulingrins para llegar a la Plaza del casino y nos encontramos un centro comercial psicodélico total y a esas horas cerrado todavía. El Casino de Montecarlo es uno de los edificios más interesantes del Principado. Se construyó en 1863 por el arquitecto Charles Garnier que realizó el edificio de la Ópera Garnier de París. El interior se puede visitar previo pago de 10 euros y es necesario presentar un documento de identidad, teniendo prohibida la entrada los menores de 18 años. En el mismo edificio se encuentran el Gran Teatro de Montecarlo, la Ópera y la sede del Ballet de Montecarlo. Nosotros no hicimos ni siquiera el intento de acceder y enterarnos a qué hora había visitas.
En la misma Plaza del Casino, se encuentra el lujosísimo café de París que también tiene un pequeño casino y frente a él, el Hotel de París en el que estaban rehabilitando su fachada. El interior es precioso y podría ser cualquier palacio parisino, la pega es que nos dejaron pasar pero no nos dejaron hacer fotografías.
LA CONDAMINE
Dejamos el barrio de Montecarlo para adentrarnos por la Avenida de Ostende, para adentrarnos en la Condamine, que abarca el Puerto de Mónaco o Puerto de Hércules, la Plaza de Armas o la Avenida de la Princesa Carolina.
Las vistas que nos regaló la bajada por esta avenida del Puerto de Hércules y de Mónaco Ville fueron espectaculares. Seguía sorprendiéndonos la limpieza de todas sus calles y la belleza de sus arreglos florales.
El Puerto de Hércules estaba un poco dificultoso para el paseo por las obras, las decoraciones navideñas y por la seguridad ya que lo tenían casi todo cortado para evitar el acceso de ningún vehículo. La famosa piscina de agua salada climatizada estaban preparándola para que sea una pista de hielo durante el invierno Habíamos leído mucho sobre los yates y el lujo de la zona pero realmente no nos pareció para tanto, si queréis ver lujo a tope no hay más que darse un paseo por el puerto de Portofino en Italia.
Para los amantes del deporte, gran parte del recorrido del Gran Premio de fórmula 1 se desarrolla en este barrio y podéis encontrar referencias a los lugares más emblemáticos.
Continuamos por la Avenida del Puerto para toparnos con la Plaza de Armas que marca el final del Barrio de la Condamine tenían instalado un mercado con mucho ambientillo y pensamos tomar un café, pero al mirar el reloj vimos que eran las 11,45h y no queríamos perdernos el cambio de guardia en el Palacio Real. Renunciamos al café y ya que desde que habíamos llegado a Mónaco habíamos ido bajando, ahora nos tocaba subir para visitar Mónaco Ville.
MONACO VILLE
Lo hicimos desde la Plaza de Armas por la Rampa Mayor, que va bordeando las murallas del viejo Mónaco, con varias puertas de acceso y unos bastiones espectaculares. Las vistas que desde aquí que nos regala del Puerto de Hércules son mucho más bonitas que las del descenso desde el casino. Terminada de subir la Rampa desembocamos en la Plaza del Palacio.
Mónaco Ville es la ciudad vieja o histórica del principado y está amurallada, también es conocida como la Roca por su ubicación. A nosotros fue la parte de este pequeño país que más nos gustó y el lugar donde encontramos cierto encanto en sus callecitas estrechas, en sus casas de colores con unas fachadas muy cuidadas y unos jardines, a pesar del frío, cargados de flores. Aquí se encuentran la mayor parte de las instituciones del Principado como el Palacio de Justicia, la Catedral y el Palacio de los Grimaldi.
Bien, tras esta pequeña explicación de este barrio histórico de la ciudad, nos habíamos quedado en la Plaza del Palacio. Eran exactamente las 11,55 horas y comenzaba el cambio de la guardia de los carabineros frente al Palacio de los Grimaldi, que lo realizan todos los días a esa hora. Fue bonita y quizás la que hemos visto con más guardias y la más larga ya que duró casi quince minutos.
Esta enorme plaza tiene mucho encanto y desde ella se obtienen las mejores vistas del puerto de Hércules y del puerto de Fontvieille del otro lado de la misma.
El Palacio de los Grimaldi tiene una situación de privilegio en la roca y se ve desde todo el Principado. El origen de este palacio se remonta a 1215 en la época de los genoveses. El edificio actual data del siglo XVI y los cañones que tiene delante de la puerta fueron regalados por el Rey Sol a los Grimaldi. El palacio se puede visitar y su precio es de 8 euros, aunque se deben confirmar las fechas porque varían. Nosotros decidimos no visitarlo porque sencillamente no nos atraía.
Continuamos el paseo hasta la Catedral de Mónaco construida en piedra blanca entre 1875 y 1903 en estilo romano-bizantino. A pesar de su contemporaneidad resulta un edificio particular y tiene algunas pinturas del siglo XVI de Louis Brea muy interesantes. Pero lo que llama más a visitar el lugar es visitar las tumbas de Rainiero y Grace, pero fue imposible porque tenían los accesos a la capilla cortados.
Junto a la catedral se encuentra el peculiar edificio del Palacio de Justicia construido en 1924 con una piedra gris marina.
En este barrio también se encuentra el famoso Museo Oceanográfico construido en 1910 sobre el mar. La fama le viene no tanto del contenido de especies marinas sino porque estuvo varios años bajo la dirección de Jacques Cousteau.
Terminado nuestro paseo por este barrio de Mónaco Ville, emprendimos el descenso nuevamente por la Rampa Mayor, con la intención de comprar algo para comer en el mercado de la Plaza de Armas, pero cuando llegamos lo habían desmontado y no quedaba ni rastro de él. En ese momento vimos que llegaba el bus y decidimos tomarlo y ya comer en Niza.
Hasta aquí el relato de nuestro paso por este pequeño estado de la Costa Azul. Una visita que hemos de confesaros que nos dejó bastante indiferentes.
¿ Nos gustó? Sí, merece la pena dedicarle unas horas.
¿ Volveríamos? Expresamente, no, lo damos por conocido.
¿ Y a vosotros que os pareció visitar el Principado de Mónaco?
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