Zanzíbar se está convirtiendo cada vez más en un destino de vacaciones para familias, amantes de la cultura y amantes de la naturaleza. Algunos se desvían de la parte continental de Tanzania, pero otros (como nosotros) pasan todas sus vacaciones en el archipiélago . La relajación y la vida entre los lugareños es la principal prioridad aquí, ya que Zanzíbar se está desarrollando para el turismo pero aún no está abarrotado.
"Las cosas van pole pole" en Zanzíbar, es decir, con calma, con calma. En nuestra opinión, lo que realmente se relaciona con el servicio turístico en este país oscila como las moléculas de oxígeno en el aire. Con cada inspiración que tomas en esta isla, tus pulmones se llenan fácilmente. Siempre un poquito más, y cuanto más conoces más quieres. Así fue como lo sentimos, creemos que esta naturaleza intacta, combinada con poco turismo y una cultura completamente diferente e inspiradora, es lo que hace que sea tan difícil irse de allí. El tiempo pasa volando y si algo queda en el recuerdo, además de sus gentes, es su maravillosa costa, que tuvimos la suerte de conocer y disfrutar.
Queremos dar a conocer en este relato una serie de playas que visitamos y que nos impactaron por ser realmente originales y únicas.
Empezaremos por la costa oeste y la playa de la capital Stone Town cuya playa y malecón estallan de vida al caer la tarde y al anochecer. Los niños de la escuela chapotean en el agua, saltan al océano desde el malecón, prueban sus habilidades acrobáticas en la playa y se desafían entre ellos con partidillos de fútbol. A los lugareños, está claro que no les gusta tomar el sol por el día y solo cuando se esconde acuden a la playa. Los turistas tampoco se dejan ver en la arena, pero sin embargo el paseo por el malecón está muy concurrido por los forasteros, así como las piscinas de los hoteles que se encuentran frente al mar.
Las Playas de Stone Town no son las más bonitas de Zanzibar, pero sin embargo, ejercen un poder hipnótico sobre el visitante debido al crisol cultural de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, que se observa recorriendo el malecón con sus parques adyacentes y sobre todo por la vibrante actividad que se desarrolla junto a él.
También muy cerca de Stone Town se encuentra la Isla Prisión, a unos veinte minutos en una barca Dhow (embarcación tradicional de Zanzíbar) desde el muelle marítimo. Sus playas, testigos de una cruda y desgarrada historia de esclavismo cuenta con arrecifes circundantes para practicar snorkel, aguas cristalinas y arena fina para descansar bajo el sol. Os contaremos más sobre esta isla en “Qué ver en Stone Town (Zanzíbar), nuestros imprescindibles en dos días”
Playas de la isla de Kwale
No hay alojamientos, ni transporte público, sin embargo la excursión a la isla es la más demandada por los viajeros que llegan a Zanzíbar. A esta original excursión, se la conoce como “Safari Blue”. Hablaremos de ella en un relato aparte, pero os adelantamos que se disfruta de una playa solitaria, de otra con todos los servicios y de un baño en una laguna rodeada de manglares. Lo podréis consultar en "Excursión a isla Kwale (Safari Blue). Zanzibar"
Y ahora, más al sur, os presentamos una larga playa paradisíaca de arena blanca, esta vez en la costa este de Zanzíbar y que debido a sus muy buenas condiciones para el surf y el buceo, es visitada por muchos entusiastas de los deportes acuáticos de diferentes rincones del mundo, pero sobre todo por los europeos. La Playa de Paje, que junto con las playas del norte de la isla, se ha convertido en uno de los destinos vacacionales más populares de la isla.
Nosotros llegamos allí después de visitar el Bosque de Jozani, artículo que podréis leer en "El Parque Nacional de Jozani (UNESCO). Zanzíbar (Tanzania)". Nada más llegar nos dimos cuenta de los adecuados y bien equipados chiringuitos que había en la playa con toda clase de servicios, desde hoteles y bares a alquileres de todo tipo para disfrutar del mar, hamacas, tumbonas y por la música creemos que con gran ambiente para disfrutar de unas copas al caer la tarde y por la noche.
La arena de la Playa de Paje se hacía similar al azúcar en polvo, toda blanca y suave. El mar es pacífico y suave, el color de sus aguas son de un turquesa profundo más acentuado que en cualquier otro sitio de la isla de Zanzíbar y además se puede nadar muy bien con la marea alta, cosa que sucedió al terminar de comer en solo 30 minutos y que pudimos comprobar con nuestro primer baño en una playa de Zanzíbar.
Desde allí nos dirigimos a la Playa de Pingwe que es otro paraíso en blanco y turquesa, lejos de las multitudes de turistas que suelen ir al norte de la isla. Debido a la infraestructura no demasiado desarrollada, solo unos pocos turistas vienen a esta playa, por lo que es perfecta para relajarse y dar largos paseos. Una visita al famoso restaurante "The Rock" es definitivamente una experiencia especial que no hay que perderse.
Uno de los bares-restaurantes más originales del mundo y al que hay que acceder nadando o en barca. Si se quiere comer allí hay que reservar con antelación.
Lo que si se puede es tomar un café, copa o un refresco en su idílica terraza sobre el mar, aunque el precio no es barato (dos cafés y una soda 10$) merece la pena disfrutar de las vistas y relacionarse con viajeros de varios países.
Matemwe y las playas soñadas
Playa blanca, enormemente larga bordeada de palmerales, postal de ensueño, eso era lo que nos esperaba y al mismo nivel estuvo el magnífico hotel donde nos alojamos, el hotel Zanzibar House del que os hemos hablado en nuestro relato Viaje a Zanzíbar (Tanzania) con escala en Dubai: Vuelos, ruta, hoteles e información práctica.
Todo sobresaliente, desde la amabilidad del personal, la decoración africana, sus exquisitas cenas y cómo no, su fabulosa ubicación.
incoTras una refrescante ducha después de un completo día de visitas pudimos contemplar las maravillosas vistas desde el balcón de la habitación. No podíamos estar mejor alojados para disfrutar de cinco días de relax y playa.
Aquí, en el noreste de Zanzíbar, en la playa de Matemwe, descubrimos las playas más hermosas, el agua del mar con intensas y variadas tonalidades azules se encuentra con la arena más blanca y fina y embellecida con las hojas de las palmeras. La tranquilidad y el relax se convierte en todo un espectáculo, todo un cliché de playa paradisíaca que íbamos a ver ïn situ" y que empezó con un soberbio amanecer que contemplamos desde nuestra terraza.
La costa este de la isla es particularmente increíble: tiene las playas más bellas de Zanzíbar, tal vez incluso algunas de las playas más bellas del mundo. Una hermosa playa perfecta para largas caminatas al atardecer y parcialmente vacía. Matemwe con 30 kilómetros de larga playa arenosa, cuya infraestructura turística se limita a pequeños bungalows de playa y pequeños hoteles es el mejor destino para desconectar de todo.
En Matemwe los relojes giran hacia atrás. A veces las mujeres masáis cosechan algas en el agua, a veces los niños juegan fútbol en la arena, a veces los hombres izan las velas de sus barcos de pesca o pasean su ganado. Y a veces es solo silencio.
El pescado que cenaríamos por la noche es vendido a los hoteles por la mañana y aunque hay pocas actividades en la playa en sí, desde los hoteles se ofrecen excursiones a otros lugares de la isla y tours de snorkel al atolón de Mnemba, el punto de buceo más famoso de la isla.
Pero no todo es perfecto, aunque también tiene su interés. Las playas de Zanzíbar cambian el rostro dos veces al día, porque las mareas son muy pronunciadas y el agua a veces se retira varios cientos de metros durante la marea baja. El flujo y el reflujo se alternan y las aguas turquesas del Océano Índico se retiran al arrecife de coral que rodea Zanzíbar, dejando nada más que arena blanca, intercalada con hisopos oscuros de coral y algas.
El agua está impregnada de bancos de algas (sin olor) en la época de noviembre a abril, pero compensa el idilio de la postal y no le resta belleza. Lo que veis en la foto no son rocas, son pastos marinos con innumerables peces nadando entre ellos. Cuando el mar se retira durante la marea baja, casi no es posible bañarse y hay que andar bastante para sumergirse en el agua. Hay que prestar atención de no pisar erizos de mar, que los italianos y franceses buscan en cuanto baja la marea ya que lo consideran un plato delicioso.
Lo que no cambia es el blanco de la arena de la playa enmarcada por palmeras de varios metros de altura cuyas hojas bailan acompasadas con la brisa marina. La arena es tan maravillosamente suave y esponjosa que no se puede escarbar con los pies, apenas se te pega en los pies.
Pensábamos hacer alguna que otra excursión más, como por ejemplo ir a las playas de Nungwi también con hermosas playas de arena blanca, pero mucho más masificada, con muchos deportes acuáticos durante el día y una animada escena de fiesta por la noche, ha acabado convirtiéndose en una de las playas más populares de Zanzíbar en los últimos años debido a su amplia gama de actividades... ¡Pero estábamos tan bien allí!
Pasamos los cinco días íntegros en Matemwe realizando paseos y baños en su magnífica playa, disfrutamos del hotel y de sus instalaciones ¡Hasta escribir notas era un disfrute!
Y así fueron pasando rápidamente los días, en los que tuvimos la oportunidad de conocer a Lotti, una simpatiquísima viajera alemana con la que intercambiamos amenas charlas de viajes y comprobamos la hospitalidad de Maximiliano y su esposa María, una pareja italiana, gerentes y administradores del hotel, todo un gusto haberlos conocido.
Hasta aquí nuestro resumen de las que quizás sean las playas más bonitas que nosotros hayamos conocido y esperamos que sigáis leyendo los otros relatos de este maravilloso lugar del Índico africano.
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