En estos tiempos difíciles y convulsos, mientras algunos españoles intentan independizarse de España, hay una Comunidad Autónoma uniprovincial de 80.000 habitantes que reclama día a día su españolidad, se trata de Melilla, situada en el norte de África, pero que durante 5 siglos ha pertenecido a la corona española. Melilla, junto con Ceuta y las Islas Canarias, aunque situadas en el continente africano, han sido partes íntegras del estado español desde el siglo XV, es decir, antes de la independencia de Marruecos, que es el país que de forma velada reclama ese territorio aduciendo que es el mismo problema que tiene España con Gibraltar, pero éste es un territorio británico de ultramar, o colonia, habiéndose establecido tal denominación en el Tratado de Utrecht que es el que lo puso bajo la "tutela" del Imperio británico, después de que el infructuoso rey español Fernando VII lo cediera por la ayuda de los ingleses contra Napoleón, sin que nunca haya sido parte integrante del Reino Unido. Gibraltar, al contrario que Ceuta y Melilla, se encuentra en la lista de territorios a descolonizar.
A pesar de reconocer la Constitución Española en 1978 la posibilidad de convertirse en ciudad autónoma fue una comarca de la provincia de Málaga hasta 1995, año en que la ciudad accedió administrativamente a dicho estatus, siendo a principios del siglo XXI uno de los motores económicos de la región del Rif, basado en su condición de puerto franco y en los intercambios comerciales, también ha sido centro de atención de los flujos migratorios de población africana hacia los territorios de la Unión Europea.
Ejemplos de convivencia entre varias culturas y religiones diferentes entre sí son la ciudad de Toledo en la península y Melilla en África. En el caso de Melilla: la cristiana, la musulmana, la hebrea y la hindú coexisten sin renunciar a sus señas propias de identidad, se enriquecen diariamente en el contacto diario y se relacionan en perfecta armonía. Melilla tiene una historia espectacular y apasionante que intentaremos resumirla mientras relatamos los diversos lugares que recorrimos en esta preciosa ciudad.
COMO LLEGAR A MELILLA
- Por avión: Desde Madrid, Málaga, Granada y Almería.
- Por ferry (barco): Desde Málaga, Motril y Almería.
- Por carretera: desde Marruecos, siendo la ciudad más cercana, Nador a 12 kilómetros.
NUESTRA ESTANCIA EN LA CIUDAD
Empezamos mal las pequeñas vacaciones de cuatro días que disponíamos para pasar el fin de año del año 2017 ya que llegamos con un retraso de tres horas debido a que el día anterior no pudo salir el avión de Melilla por el fuerte viento. Está claro que lo primero es la seguridad ¿Pero porqué no informan con la verdad? En Barajas no nos dieron ninguna explicación, nos enteramos después al llegar a Melilla. El precio del taxi para ir del aeropuerto a la ciudad varía entre 6 y 8 euros ya que se encuentra a escasos 4 kilómetros del centro y eso que aplican un suplemento de recogida. No hay ningún otro medio de transporte público para llegar o salir del aeropuerto.
Dudamos si alojarnos en el Parador o en el hotel Tryp Meliá ambos con el mismo precio de 70€ por noche, pero acabamos eligiendo el segundo, por su ubicación muy cercano al centro y a las playas, además para evitar las empinadas cuestas que hay que subir para llegar al Parador. La verdad es que no tuvimos queja alguna del hotel, aunque todo hay que decirlo, tienen una calefacción elevada de temperatura y necesitan adaptar los baños con platos de ducha. El desayuno es muy correcto al igual que el trato del personal.
QUÉ VER Y QUÉ HACER EN MELILLA
Melilla tiene tres focos de atención para el turista o viajero: La Ciudadela o Melilla la Vieja (marcado en el mapa con el 1), la Melilla Modernista, cuyos principales edificios se encuentran en el llamado "Triángulo de Oro" de la ciudad (2) y sus playas y puerto marítimo (3).
MELILLA LA VIEJA (CIUDADELA)
La zona más hermosa para ver en Melilla es la Ciudadela: Fenicios, romanos, vándalos y bizantinos dejaron aquí su huella. Los restos que quedan son una muestra del desarrollo de la arquitectura militar desde fines del siglo XV hasta el siglo XVIII.
Está situada a 1 kilómetro de distancia del centro de la ciudad, actualmente se encuentra protegida con el título de Bien de Interés Cultural y fue declarada como Conjunto Histórico - Artístico en el año 1953. Melilla es el territorio con mayor concentración de edificaciones defensivas de España y uno de los pocos que continúan habitados desde su origen.
La Ciudadela es una imponente fortaleza construida sobre un peñón que se adentra en las aguas del Mediterráneo, se compone de cuatro recintos fortificados, separados por fosos que fueron erigidos a partir del siglo XV. Los tres primeros se internan en el mar y el cuarto sobre el continente. Dentro de sus murallas hay fuertes, almacenes, plazas, calles y callejuelas, aljibes y muchos más elementos monumentales.
Por si esto fuera poco, es la zona donde se encuentran casi todos los museos de la ciudad y todos ellos con entrada gratuita. Os adelantamos que es una auténtica gozada pasear por la Ciudadela, así que visitarla con calma y con suficiente tiempo.
Empezamos nuestro recorrido desde el puerto construido y urbanizado sobre las antiguas dársenas, donde desembarcan los ferrys provenientes de la península y desde donde obtenemos una vista privilegiada de las murallas. la Puerta de la Marina del siglo XVIII fue nuestro comienzo para el ascenso a las fortalezas.
Nada más subir las escaleras nos encontramos con la plaza de los Aljibes donde se encuentran los Museos de Historia-Arqueología y etnográfico de Melilla. tras la rehabilitación de los históricos almacenes de las Peñuelas, construidos en 1781 bajo el reinado de Carlos III para almacenar el grano y víveres en caso de asedio.
Como hemos dicho anteriormente el museo es de entrada gratuita y bastante didáctico y entretenido, vale la pena conocerlo. Atención porque el museo etnográfico esta separado del arqueológico, es decir, al salir del primero se vuelve a entrar por la puerta que hay un poco más arriba. A continuación, nuevamente subiendo otro tramo de escaleras nos dirigimos a la plaza de Pedro de Estopiñán, donde merece la pena hacer una parada para hacer fotos o simplemente contemplar las vistas que se nos ofrecen. Esta parte se conoce en Melilla como "Torre de la Vela". En la plaza se encuentra la Iglesia de la Concepción construida en el siglo XVII en estilo barroco, aunque actualmente tiene detalles neoclásicos. En su interior destacan la pila bautismal del siglo XVI y el Cristo de la Vera Cruz, de finales del siglo XV.
En la plaza existe un mirador donde se alcanza a ver toda la bahía y en el frente el monte Gurugú de Marruecos. También la estatua de Pedro de Estopiñán que fue el emisario del III Duque de Medina Sidonia y conquistador de Melilla en 1497 a petición de los Reyes Católicos que con la intención de impedir nuevas invasiones, además de razones de tipo estratégico, pidieron ayuda a la nobleza para instalar en la costa norteafricana un cierto número de bases que sirvieran como centinelas avanzados de la seguridad nacional.
Y junto a la estatua, el Museo Ibáñez de Melilla, fruto de las relaciones entre la Ciudad Autónoma de Melilla y Andrés García Ibáñez, artista y coleccionista almeriense se consigue que Melilla tenga una pinacoteca gracias a la cesión gratuita de una parte fundamental de la colección particular del almeriense, por un período de diez años. Se pueden admirar obras de Goya, Picasso o Fortuny, una verdadera sorpresa. Entrada gratuita. El interior del edificio es soberbio, ya que hay parte de una capilla renacentista descubierta durante las obras de remodelación y antiguos calabozos que se conservan en buen estado. De agradecer es que cuentan con ascensor para recorrer sus cinco plantas.
Después iniciamos la subida final a la zona más alta de la fortaleza donde se encuentra el Museo Histórico militar de Melilla, antiguo almacén de pólvora, prisión, centro de meteorología y viviendas de oficiales. Cuenta con dos salas principales relacionadas con la historia de Melilla, destacando una maqueta de la Plaza de Melilla en 1846 y el croquis original con el trazado de los "Límites de la Plaza de Melilla" realizado en 1862. Este museo es el que peor conservado está, pues va necesitando con urgencia una remodelación.
En el exterior aparte de bustos, estatuas, cañones y munición se observan unas vistas magníficas del litoral y del centro de la ciudad, observándose en la parte más alta de la ciudad, junto al Parador, el fuerte interior llamado de la Victoria, excepcional puesto de vigía, construido para defender a su vez a la Ciudadela.
Hay que puntualizar que dentro de la Ciudadela existen otros dos museos, "las Cuevas del Conventico" que por obras estaban cerradas, cuevas excavadas en la roca, que permitían realizar oficios religiosos en tiempos de guerra y nichos excavados que servían como camas para los soldados. Otro museo que no pudimos ver es la singular "Exposición permanente sobre Egipto" con 850 piezas del Antiguo Egipto, colección de Gustavo Cabanillas al que solo se puede acceder previa cita con visita guiada. Para retornar a la parte baja, lo hicimos bordeando el litoral pasando por el antiguo Faro de Melilla construido con piedra negra del monte Gurugú en 1918 que en la actualidad alberga la Fundación Melilla Ciudad Monumental, que tiene como objetivo que Melilla sea proclamada Ciudad Patrimonio de la Humanidad y se hace cargo de las reparaciones menores en el recinto histórico.
Un poco más abajo se haya el "Centro de Interpretación de Melilla la Vieja" lo alberga el llamado "Torreón de las Cabras" Dentro de él se ha creado un atractivo espacio expositivo ideado para la interpretación de la construcción y evolución de los recintos fortificados. Se cuenta además la historia de las murallas melillenses, concebido como un “museo vivo” del arte de la fortificación.
Bajo estas enormes fortificaciones se encuentran un laberinto de galerías y aljibes que formaban parte de la estrategia defensiva de la ciudad, la ciudadela se edificó sobre un peñón el cual está unido a tierra firme por un istmo. Los diferentes espacios amurallados, tres en la costa y uno en el interior están unidos mediante fosos y puentes, haciéndolo prácticamente inexpugnable.
Una vez bajamos de la Ciudadela, nos encontramos con la Plaza de los pescadores, un reconocimiento a todos los barcos pesqueros que hubo en Melilla, representado por un pequeña nave pesquera varada en el pavimento que homenajea a los hombres del mar.
Nos quedaba conocer de la ciudad vieja el llamado "Fuerte de la Victoria" enclavado junto al Parador en la parte más alta de la ciudad. Levantado a principios del siglo XVIII, es uno de los recintos amurallados más emblemáticos de la historia militar de Melilla. Fue desde estos muros, cuando el cañón denominado “El Caminante” disparó los proyectiles que sirvieron para delimitar el territorio de la ciudad ¿Curioso, verdad?
Un disparo que consiguió una distancia de tiro de 2.900 metros, sirviendo de radio para trazar los nuevos límites y la demarcación fronteriza con Marruecos, tomando como centro la actual plaza de España, así el territorio de Melilla quedó fijado desde entonces en 12,33 kilómetros cuadrados. Esto sucedió el 14 de junio de 1862 con la firma del Tratado de Wad Ras.
Posteriormente, el fuerte sería utilizado como prisión hasta pasada la Guerra Civil, después el recinto cae en el abandono. En 2015 tras una ardua reforma, se hace visitable para el público en general y se le da esplendor a la celosía artesanal de piedra. Ni que decir tiene que las vistas desde allí son espectaculares, divisando todo el horizonte marino y el recinto amurallado de la costa.
Bajamos por unas pronunciadas escaleras (más de 200 escalones) hasta llegar a la costa donde admiramos la parte de atrás de la Ciudadela, abundantes fosos, torres, baluartes o bastiones. Incluso una preciosa playa de arena que debe ser una gozada en verano, ya que se accede directamente desde el centro de la ciudad por un pasadizo y suelo adoquinado. Cuenta con todos los servicios y además las aguas son cristalinas.
Y al llegar a la Puerta de Santiago, otra curiosidad, desde aquí se tiene acceso al primer recinto fortificado de la Ciudadela y después de salvar el foso hay una capilla, pequeña, humilde, pero que es una joya. Construida en estilo gótico, la única capilla gótica en África. Hay una hornacina con la imagen del apóstol Santiago en piedra muy desgastada. En aquel tiempo siempre se relaciona la imagen de Santiago como luchador contra los moros, sin embargo en esta capilla encontramos una imagen diferente. Debajo del caballo no se aprecia moro ninguno, pudiendo ser la figura de un dragón.
Como se ha podido comprobar Melilla sorprende y cautiva, pero no solo con lo que acabamos de relatar, en el siguiente post veremos como otro de los aspectos de esta ciudad es igualmente seductor, nos referimos al conjunto modernista que se tejió en Melilla durante la primera mitad del siglo XX.
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