A orillas del río Orbieu se encuentra Lagrasse, uno de los pueblos franceses más bellos. Las calles y las casas medievales del centro histórico están rodeadas de vestigios, de murallas y con la Abadía de Santa María, ubicada al otro lado del río y accesible por un magnífico puente de piedra.
Llegamos después de haber pernoctado en Carcassonne, distante a menos de 40 kilómetros y nos impresionó nada más dejar el coche, ya que este pueblo ubicado en un paisaje entre viñedos, pinos y matorrales, tiene mucho encanto.
El pueblo de Lagrasse originalmente se asentó al otro lado del río Orbieu, en el sitio del cementerio actual y al lado de la abadía construida en el siglo VIII, pero se traslada en el siglo XII a la orilla derecha, probablemente por falta de espacio y porque la pendiente del suelo y su pavimento facilitan la evacuación del agua.
La industria artesanal se desarrolla, especialmente la actividad de cortinas, es por eso que las plantas bajas de las casas consistían en puestos o bodegas y las viviendas estaban arriba. ¿Os acordáis de lo que pasaba con las casas de artesanos en Castres?
El pueblo fue construido gradualmente, pero cuidadosamente, con las calles planeadas de principio a fin la ciudad y sólo con unas pocas calles laterales. Nuestros pasos nos llevaron por estas calles estrechas y descubrimos bonitas casas antiguas con partes de madera, viendo que algunas de ellas se remontan al siglo XIV.
Pero lo primero es lo primero y más con el día nublado y lluvioso, así que antes de recorrer el pueblo, entramos en un precioso bar a tomar un café y cambiar alguna impresión con el camarero de turno.
Una vez estuvimos cargados de nuevas energías, nos fuimos a patear el pueblo. Lo primero que nos sorprendió era lo estrecho de algunas calles, pero todo tenía explicación. Era debido a que se levantó una antigua muralla durante la Guerra de los Cien Años que tenía foso, torres y atalayas.
Pasamos por la Maison Lautier, una casa construida en 1543 y que por cierto se encontraba en venta, con voladizo sobre la calle mediante pilares de madera.
Encontrábamos antiguos y magníficos detalles en puertas que ornamentaban un lugar lleno de encanto en el que, entre otras cosas, figura un viejo mercado del siglo XIV con pilares de piedra, la iglesia de San Miguel (siglo XV) situada en mitad del pueblo de solo una nave, de estilo gótico declarada Monumento Histórico y la puerta que todavía sobrevive como vestigio de la antigua muralla que rodeaba el pueblo, la Porte d´eau.
Una verdadera gozada el haber recorrido este bonito pueblo, aunque antes de irnos debíamos visitar su gran joya, cruzando al otro lado del río.
La Abadía de Santa María
La Abadía de Lagrasse se ha dividido en dos partes desde la Revolución Francesa: la parte más antigua y más pequeña es administrada por el Consejo General de Aude, mientras que la parte más grande es propiedad de la comunidad de canónigos regulares de la Madre de Dios. Por lo tanto, son posibles dos visitas diferentes a la abadía, pero cobran 4 € por una sola entrada. En la parte llamada "pública", se visita el Palacio Viejo y en la parte llamada "privada" el monasterio (con su claustro y la iglesia).
Originalmente fue un monasterio benedictino, reconstruido en el siglo VIII y convertido gracias a la protección del mismísimo Carlomagno en la gran abadía de Sainte-Marie de Lagrasse. Este hecho, le permite tener una influencia importante durante los siglos que siguieron gracias a importantes donaciones de la casa real. Esta prosperidad la convirtió en una de las abadías más influyentes del sur de Francia.
Durante la represión contra los cátaros, los abades desempeñaron el papel de negociadores y ayudaron a establecer la paz en las ciudades de Carcasona y Béziers.
Entramos a la abadía para visitarla y recorrimos el patio de la vivienda abacial, el almacén, la panadería, la capilla, la sacristía, el crucero norte y la torre pre-románica que domina el jardín. Pero también vimos un audiovisual, conocimos su pequeño museo y visitamos su tienda.
Volvimos hacia nuestro coche, una vez finalizamos la visita a la abadía, atravesando de nuevo el pueblo y comprobando que aún existen tiendas tradicionales con encanto que llaman la atención en un pueblecito situado en el corazón del macizo de Les Corbières. Podéis leer toda la ruta de nuestro viaje en "Ruta en coche de 12 días por el País Cátaro: España, Andorra y Francia".
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