Las Cuevas del Águila se encuentran en la provincia de Ávila, a 160 km de Madrid (no llega a dos horas el trayecto) a 9 km de la localidad de Arenas de San Pedro y a 4 km de la pedanía de Ramacastañas, en pleno Valle del Río Tiétar, al sur de la Sierra de Gredos. Sería nuestra primera visita de la escapada que hicimos por estas tierras castellano-leonesas. La página web oficial con toda la información necesaria (horarios, precios y forma de llegar) es la siguiente: CUEVAS DEL ÁGUILA.
Como solemos hacer cuando viajamos, habíamos madrugado y llegamos al aparcamiento de las Cuevas del Águila una media hora antes de su apertura, hicimos tiempo contemplando el paisaje, tomando café en una de las máquinas expendedoras y charlando con los visitantes que llegaban. Una vez abrieron la taquilla, abonamos nuestra entrada y nos dispusimos a entrar en esta maravilla de la naturaleza.
Las visitas a las cuevas se hacen de manera guiada, es decir, grupos de 10 a 15 personas acompañados por un guía que explica la historia, formación y los caracteres de la gruta durante el itinerario. Se desciende por un camino empinado pero pavimentado, salvando los desniveles con escaleras y pasamanos.
El descubrimiento de esta cueva se hizo en el día de Nochebuena de 1963 de forma casual por unos chicos de 14 años que deambulan por allí y vieron salir vaho desde un agujero en la tierra de unos 60 centímetros de diámetro, debido a la diferencia de temperatura, ya que dentro de la cueva rondan los 18ºC y fuera en pleno invierno en la provincia de Ávila seguramente habría una temperatura de unos 0ºC. Los chicos decidieron investigar y se adentraron en la cueva gateando, hasta llegar a la bóveda principal donde quedaron asombrados. Lo malo fue que encontrar una salida les llevó más de cinco horas a oscuras dentro de la gruta. Siete meses más tarde del descubrimiento, el pasaje de la cueva se acondicionó para que fuese conocida y se abrió al público. Se le atribuyó el nombre de Cuevas del Águila, porque el cerro donde están ubicadas también era llamado Sierra del Águila.
Las Cuevas del Águila son en realidad una sola cueva, no varias, consta de una enorme cavidad con una extensión de 10.000 m2 con varias naves que alcanzan los 20 metros de altura. Está bastante bien acondicionada, con un recorrido pavimentado con barandillas de protección y con una nueva iluminación LED que sustituye a la anterior, que alcanzaba temperaturas más altas y dañaba la erosión natural del lugar. El alumbrado de la cueva juega un papel muy importante, destacando las formas realizadas por las filtraciones de agua, realzando los tonos y colores.
Lo más interesante de estas cuevas son sus estalactitas y estalagmitas que tienen la particularidad de tener formaciones kársticas de diferentes colores, formándose por la lentísima filtración de aguas superficiales cargada de CO2, que disuelven el carbonato cálcico. Las esbeltas columnas formadas por estalactitas y estalagmitas que llegan a unirse y las "cortinas" hechas por el agua caliza y las sales minerales, también son protagonistas del entorno. Dentro de la cueva se pueden observar también las famosas estalactitas exocéntricas, que crecen hacia los lados y no hacia abajo, como es lo normal. Estas cuevas son unas de las más impresionantes de España.
Las cuevas se formaron por filtraciones de agua de los ríos cercanos que son el Arenal, el Avellaneda y el Tiétar. Sus aguas erosionaron la roca y cuando después de un tiempo se vaciaron las filtraciones, los ríos dejaron paso a que se formaran grandes huecos en la tierra dando origen a las Grutas del Águila. Esto ocurrió hace nada menos que 500 millones de años y la cueva empezó a formarse como tal hace 15 millones de años.
Y.... ¿Porqué ese color de las estalactitas y estalagmitas? Una estalactita se forma gracias a que el agua de lluvia cargada de CO2, es capaz de disolverse con el carbonato cálcico de la piedra caliza y atravesar la roca haciendo goteras. Estas gotas cargadas de piedra caliza disuelta tardan más en caer, solidificando la roca y creando una estalactita, el sobrante de agua que cae al suelo forma las estalagmitas.
En las Cuevas del Águila, la piedra caliza tiene además otros elementos químicos, lo que da lugar a formaciones rocosas de varios colores. Cuando la piedra caliza contiene únicamente carbonato cálcico puro, la formación es blanca, sin embargo, cuando existe hierro o manganeso y se oxida, da lugar a formaciones rojizas, en el caso de tener potasio da lugar a formaciones negras.
Como curiosidad, el guía va enseñando a medida que se avanza en el recorrido curiosas formas, como una cabeza de toro, una mano con sus cinco dedos, un rinoceronte, o hasta la mismísima silueta de la Virgen del Pilar. Además, podremos observar que algunas formaciones se han partido y se encuentran en el suelo al parecer con motivo de terremotos que se produjeron en el pasado.
Se estima que estas formaciones crecen aproximadamente un centímetro cada 150 años. La sensación es de puro asombro cuando se camina entre estas figuras rocosas. En la visita a las cuevas se llega a una profundidad de 50 metros con respecto al nivel de superficie, en un recorrido de aproximadamente un kilómetro, que hay que hacer con calma, pues son muchos los desniveles que hay que recorrer y con la última subida al exterior se acaba algo cansado. La visita se realiza en una hora más o menos. Salimos, no sin esfuerzo al subir el tramo de escaleras y nos dirigimos al aparcamiento.
Y desde allí, sin dejar de tener como fondo de la Sierra de Gredos , nos dirigimos a nuestra próxima parada situada a pocos kilómetros.... Arenas de San Pedro.
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