Chinchón es uno de los pueblos más pintorescos y de mayor atractivo de la Comunidad de Madrid, uno de esos lugares que te hacen viajar en el tiempo, con un centro histórico muy cuidado y repleto de casonas, iglesias, conventos y lugares tan singulares como su famosísima Plaza Mayor, que le ha valido ser reconocido como Conjunto Histórico Artístico desde 1974 y entrar en la lista de los pueblos más bonitos de España.
Nosotros llegamos procedentes de Colmenar de Oreja, pero la distancia desde Madrid capital es relativamente corta, unos 46 kilómetros. Lo que si es difícil es aparcar, pues tiene el tráfico restringido en el casco histórico.
En cuanto pudimos hacerlo, nos dispusimos a bajar por las estrechas y empedradas calles que llevan hacia el centro. Desde el momento en que llegamos al pueblo, nos dimos cuenta que éstas aún mantienen el encanto de tiempos pasados.
Una breve historia de Chinchón
Aunque en las cuevas de alrededor se han descubierto yacimientos del Neolítico y fue asentamiento de los romanos y visigodos, no fue hasta el siglo XI cuando los árabes fundan la ciudad y la adscriben a Toledo. Más tarde, el rey Fernando I reconquistó el territorio, que fue posteriormente consolidado por Alfonso VI. Pero fue con Alfonso VII cuando Chinchón se repobló con gentes venidas de Segovia en busca de una porción de tierra de las que se repartían en forma de “quiñones” (porciones).
Durante el reinado de Enrique IV recibió el título de “Villa” y el de "Condado" durante el reinado de Carlos I, con el tiempo, el condado fue adquirido por la casa de Borbón, a la que fue fiel durante la Guerra de Sucesión y protagonista de un importante acontecimiento histórico, como fue la proclamación de Felipe V en 1706 que se hizo en la Plaza Mayor de Chinchón, otorgándosele a la Villa el título de “Muy Noble y Muy Leal”. Por fin, cuando acabaron las guerras napoleónicas, Chinchón se encuadra definitivamente en la provincia de Madrid.
Además de su reconocida historia, Chinchón está asociado a uno de los licores más famosos de nuestro de país, como es el exquisito licor de anís de homónimo nombre, elaborado de manera artesanal desde finales del siglo XVI, consiguiendo además la indicación geográfica protegida (IGP) que identifica al producto agrícola originario de un lugar determinado.
Qué ver y visitar en Chinchón
Después de un corto y delicioso paseo cuesta abajo, entramos por una de las cuatro puertas que unen el corazón de la villa.
Plaza Mayor de Chinchón
Es el centro y corazón de la Villa, su origen se remonta al siglo XV y fue levantada por los propios vecinos, construyéndose los soportales y los balcones que le dan ese aire rural para resguardarse del calor y la lluvia, mientras realizaban compra venta de productos del campo y artesanales. Básicamente, su objetivo fue crear lo que llamaríamos ahora... Un centro comercial.
Al principio era una plaza abierta ya que no se cerró hasta el siglo XVII, dándole forma circular con cuatro entradas y ha sido testigo y lo es aún de los principales eventos del municipio, así durante las fiestas de agosto se transforma en plaza de toros y en el mes de febrero se celebra su famoso Mercado Medieval, que conmemora una de las visitas que realizaron los Reyes Católicos a Chinchón.
Es sin duda, una de las plazas más bonitas de origen medieval que existen en España. Tiene 234 balcones enmaderados que se apoyan en zapatas y que se denominan con el curioso nombre local de "claros", decorados con unas singulares barandillas de color verde.
La plaza ha visto de todo, desde corridas de toros (que aún se celebran), representaciones teatrales, fiestas de la realeza, proclamaciones, celebraciones religiosas, juegos populares, pero también ejecuciones públicas, autos de fe, mítines políticos, discursos, paradas militares y... rodajes de películas.
Porque la Plaza Mayor de Chinchón no solo es bonita, además es muy fotogénica, la prueba es la cantidad de películas que se han rodado en ella. Ha sido escenario cinematográfico en grandes producciones como "La vuelta al mundo en 80 días", "Campanadas a media noche" o el "Fabuloso mundo del circo" por citar las internacionales, ya que las producciones españolas y anuncios de televisión que se han realizado aquí son innumerables. Orson Wells quedó tan prendado de este pueblo que dejó por escrito su deseo de ser enterrado aquí, aunque al final fue la ciudad de Ronda en Andalucía quien acogió sus restos.
Después de hacer varias fotos de la plaza. casi desde cualquier ángulo, hicimos un receso para tomar un cafecito. Y lo hicimos en otro edificio histórico.
Antiguo Convento de los Agustinos
No os creáis que los frailes sirven cafés en el convento, es que se reconvirtió en Parador Nacional de Turismo, aunque solo la parte que antiguamente ocupaban los monjes, también tenía una iglesia que se transformó en la actual Ermita de Nuestra Señora del Rosario, que está anexada al parador y que se realizó dentro del mismo proyecto de transformación.
El antiguo convento se levantó en el siglo XVII gracias al mecenazgo de los Condes de Chinchón y fue aquí donde estuvo hospedado durante la guerra de Sucesión, el Archiduque Carlos de Austria. En los siglos XVIII y XIX, se convierte en un centro de formación humanística, con cátedras de teología, gramática y latín, hasta que llegó la desamortización de Mendizábal y se convirtió en juzgado. Como hemos dicho antes, hoy es un Parador Nacional de Turismo, por cierto, muy bien valorado. Degustar un café en su precioso patio interior (antiguo claustro) con nísperos y cuidados jardines es una auténtica delicia.
A escasos metros, cruzando la Plaza Mayor y a través de un callejón, accedimos a la empinada calle que nos llevaría a la parte alta de la villa y allí conoceríamos varios monumentos más.
Torre del Reloj
Único elemento que permanece en pie de la antigua Iglesia de Gracia, que se levantó en el siglo XV, pero que fue incendiada por los franceses en 1808. Quizás es probable que hubierais oído el dicho de que “Chinchón tiene una torre sin Iglesia y una Iglesia sin torre”, pues bien, ahí tenéis explicada la primera parte.
Mirador de Chinchón
Una vez se llega a la parte alta, enseguida uno se percata de que es el lugar perfecto para contemplar unas impresionantes vistas del pueblo y de la comarca. Y eso hicimos, admirar la belleza del paisaje ante nuestros ojos, recreándolos con las casas tradicionales de impecable calado blanco, la bella plaza ante nuestros pies y un panorama excepcional de los campos labriegos que existen alrededor.
Y en el horizonte, como excelso vigilante de la villa, el antiguo e imponente castillo.
Castillo de Chinchón
También llamado Castillo de los Condes, pues fueron ellos precisamente, los Condes de Chinchón, sus primeros propietarios Se sitúa en uno de los puntos más altos de la meseta entre el río Tajuña y el río Tajo. No destaca por su construcción, ni es posible visitar el interior al ser de titularidad privada.
Al parecer, su origen se remonta al siglo XV y se construyó como castillo medieval al uso, incluso con foso, pero fue sitiado, saqueado y destruido por la tropas comuneras. Unos años más tarde, con los materiales del viejo castillo se levantó el nuevo, mas parecido a un fuerte abaluartado. En la actualidad, se encuentra tristemente abandonado y casi en estado de ruina.
Ha tenido un tumultuoso pasado, sufriendo continuos ataques, derrumbes e incendios y tras la Guerra de Sucesión fue perdiendo importancia, llegándose a utilizar como polvorín, como almacén de grano e incluso a mediados del siglo XX como fábrica de licores.
Y volvemos al dicho de: “Chinchón tiene una torre sin Iglesia y una Iglesia sin torre” porque justo frente al mirador se encuentra la Iglesia del pueblo sin torre.
Iglesia Parroquial de la Asunción
La actual Iglesia comenzó a construirse en 1534 como una capilla para los Condes de Chinchón, por lo que no se construyó campanario alguno, ya que no era necesario llamar al culto al resto de la población, pero al sufrir la antigua iglesia parroquial de Gracia el expolio de los franceses, la capilla pasó a ser iglesia. Esto explica la segunda parte del dicho.
Aunque de aspecto austero, el tercer conde de Chinchón que fue mayordomo de Felipe II y miembro de su Consejo de Estado, contrató para su finalización a los mejores maestros que habían trabajado en El Escorial. Aunque tuvo que restaurarse después de la invasión napoleónica, el interior es grandioso.
El hermano de Francisco de Goya, Camilo, fue capellán de la Iglesia de la Asunción y convenció a su hermano para que pintara el magnífico cuadro de la Asunción de la Virgen que se encuentra en el retablo principal de la iglesia. Esto ocurrió en 1812. Sin lugar a dudas una de las joyas de esta villa madrileña.
Pues con ese buen sabor de boca por admirar una excelente obra de arte, regresamos a Madrid, finalizando nuestra escapada por algunos de los pueblos de la Comunidad de Madrid.
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