Acabada la visita a las Tablas de Daimiel, que podéis leer en Las Tablas de Daimiel, Reserva de la Biosfera (Unesco). España, nos dirigíamos al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, pero antes debíamos de hacer una parada que recomendamos a todos aquellos que tomen la carretera CM-3515, se trataba de visitar el Castillo de Peñarroya.
Situado a 12 Km de Argamasilla de Alba, en dirección a Las Lagunas de Ruidera, se constituye en la entrada al Parque Natural. Fue conquistado en el año 1198 por las órdenes coaligadas de Santiago y San Juan, y adscrito definitivamente a ésta última en 1215. Es una de las fortalezas que aún se conservan en el territorio de los que los caballeros hospitalarios poseyeron en La Mancha, el denominado Campo de San Juan.
La fortaleza se originó como fuerte musulmán aprovechando las defensas naturales, un acantilado natural en los lados sur y oeste, mientras que en el lado norte y este se construyó un doble recinto amurallado, con foso seco. Todo un ejemplo de arquitectura militar del siglo XII.
Al pasar a manos cristianas, se utilizó para garantizar el aprovechamiento económico del territorio, arrendamiento de pastos, cobro de impuestos y protección de pobladores pacíficos, así como establecer la vigilancia habitual contra el imperio Islámico.
Como todo castillo que se precie tiene una leyenda. Como decíamos anteriormente en el año 1198, Alonso Pérez de Sanabria, capitán de las fuerzas del rey Alfonso VIII, tomó el Castillo de Peñarroya y por supuesto hizo prisioneros, uno de ellos, con tal de salvar la cabeza, reveló que conocía un tesoro secreto y llegó a un acuerdo con el capitán. Resultó estar diciendo la verdad y el trato fue alcanzado. En el castillo se encontró un tesoro que incluía la imagen perdida de Nuestra Señora de Peñarroya, una Virgen oscura venerada en la zona desde antes de ser el territorio conquistado por los musulmanes. Se construyó un santuario dentro del castillo, y allí ha estado desde entonces, venerada por los vecinos de Argamasilla de Alba y La Solana, que comparten a la Patrona.
La Ermita-Santuario de la Virgen de Peñarroya, que fue capilla original del castillo, fue teniendo sucesivas reformas hasta el siglo XVII cuando se añade un marcado estilo barroco y un interesante retablo churrigueresco. Hasta nuestro días, se ha conservado el camarín de la virgen, varios frescos, destacando la batalla de San Miguel Arcángel, el coro y una extraordinaria talla del siglo XVII que primitivamente estuvo emplazada en el convento de los Mercedarios de Argamasilla de Alba, el patio de armas, parte de la ermita del siglo XII y un aljibe medieval.
Seguíamos disfrutando de nuestro paseo por las distintas estancias del castillo, muy fácil de visitar y con entrada gratuita. Inmersos en la historia mientras contemplábamos sus murallas, puentes y torres. En el siglo XIV el Castillo de Peñarroya era, sin duda, la encomienda más importante de la Orden de San Juan desde el punto de vista económico, convirtiéndose en almacén de bienes o “caja fuerte” de la Orden.
En el exterior del castillo, distinguimos el camino de acceso medieval, humilladero y foso. Recientemente se han encontrado en los aledaños, una necrópolis de rito islámico y un campo de silos de cronología indeterminada.
En el interior del recinto del castillo pudimos observar la antemuralla, la liza, la muralla medieval principal, la torre del homenaje y la ermita del siglo XVII.
Pero no solo el castillo llama la atención, nos sorprendía las maravillosas vistas que hay desde el castillo al pantano que existe a sus pies. En 1959, durante la dictadura de Franco se decidió construir una presa en este lugar exacto. El castillo se alza sobre una eminencia que domina una vista espectacular y estratégica del valle en ambas direcciones y de las colinas circundantes. Esta posición, justo donde el valle se estrecha por un momento, y con rocas a cada lado, era perfecta para la cabeza de un embalse. La presa del embalse de Peñarroya.
En la actualidad, la propiedad corresponde al Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, y se destina a uso turístico, como lugar de culto cristiano y donde se celebran las romerías de los pueblos en verano. La visita que realizamos fue entretenida e interesante, con una hora es suficiente para admirar el lugar. Retornamos a nuestro coche y seguimos la ruta hacia el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera .
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