En el norte de la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha), una serie de pueblos forman un peculiar conjunto, teniendo en común utilizar para la construcción de sus casas piedra oscura, losas negras para los pavimentos y tejas de pizarra en los tejados, una característica constructiva que les da el nombre de Arquitectura Negra. No en todos los casos se ha mantenido la misma fisonomía, pero se conservan pequeños conjuntos arquitectónicos de muros gruesos, ventanas pequeñas y grandes portones de madera que contrastan con el verde de la Sierra de Ayllón a los pies del pico Ocejón, donde están enclavados. Esta característica les puede proporcionar, en un futuro, ser declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Son pueblos pintorescos y únicos que se resisten a desaparecer.
Nosotros al venir de Atienza, tuvimos que hacer la "ruta de los pueblos negros" al revés de como lo hubiéramos hecho viniendo desde Madrid. Por lo tanto el primer municipio que visitaríamos sería...
Valverde de los Arroyos
Esta situado a 1.200 metros de altitud y es quizás el pueblo más turístico de la zona. Cuenta con variedad de ofertas de restaurantes, actividades al aire libre y hasta un Museo Etnográfico para descubrir las costumbres de los habitantes de esta zona. Si se tiene ganas de caminar, a tan solo dos kilómetros de distancia del pueblo, el visitante tiene la posibilidad de contemplar las conocidas Chorreras de Despeñalagua, una cascada formada en el cauce del Arroyo de la Chorrera, afluente del río Sorbe, cuya altura alcanza más de 100 metros.
Valverde de los Arroyos esta considerado como uno de "los pueblos más bonitos de España" y eso le ha dado un empuje turístico importante. Si la zona se proclamara Patrimonio de la Humanidad sería la salvación de estos "pueblos negros". Como siempre son las administraciones, perdón, los políticos, los que fallan y no se ponen de acuerdo para presentar la nominación. Sin embargo, es admirable la constancia de sus pocos vecinos que se resisten a dejar sus pueblos.
En el punto más alto del pueblo se abre una coqueta Plaza con una fuente, donde se indica la ruta hacia las Chorreras de Despeñalagua, que como hemos dicho es un paraje natural de enorme belleza. Imprescindible acercarse a conocer, aunque sea de lejos, este conjunto de cascadas escalonadas que hacen honor a su nombre: Despeñalagua. El acceso es fácil y perfectamente señalizado. Para los amantes de los retos, es el punto de inicio para escalar los 2.048 metros que tiene el Pico Ocejón.
Después y de forma pausada pasamos a conocer el bonito pueblo y veríamos la Iglesia parroquial de Valverde de los Arroyos, dedicada a San Ildefonso, patrón del pueblo. Fue construida en el siglo XIX, restaurada en los años noventa y su cúpula fue renovada en 2011 en estilo neo-mudéjar, utilizándose una técnica novedosa y avanzada, que mereció reconocimientos en el mundo de la arquitectura.
Es muy recomendable recorrer hasta la última callejuela de la aldea. Es muy pequeña, no lleva demasiado tiempo y se descubren rincones escondidos con muchísimo encanto. El principal material de construcción son las estrechas lajas (losas) de pizarra que se extraen del propio entorno y que dan un aspecto muy especial, compacto y uniforme a las construcciones integrándose a la perfección con el paisaje y la naturaleza.
Seguimos haciendo la ruta que transita entre pequeños pueblos que no alcanzan los 200 habitantes en el mejor de los casos, un viaje junto a un entorno espectacular, las faldas de la montaña se convierten en hermosas praderas que en primavera se tiñen del color de la flor de la lavanda, aquí llamada "cantueso". Pueblos pintorescos y únicos donde la pizarra típica de sus paisajes, se adueña también de sus calles, plazas y edificaciones, pueblos que se mantuvieron aislados durante mucho tiempo por lo abrupto del terreno y un clima duro.
La ruta por los siguientes pueblos a visitar sería la siguiente...
Palancares
Cercano a Valverde, solo 10 kilómetros los separan, se encuentra este pueblo originario del siglo XII con la repoblación tras la Reconquista. Rodeado de un bosque autóctono y frondoso de robles y quejigos, nunca fue abandonado, aunque hubo temporadas en las que solo vivían un par de habitantes, cuando en el siglo XIX habitaban 136 personas en 35 casas. Los hijos de esta tierra han recuperado las casas para alojamientos rurales en los fines de semana y hoy Palancares ha recuperado en parte su vitalidad.
Campillejo
Es una pequeña aldea que conserva su iglesia totalmente restaurada. Los muros de todas las edificaciones destacan por estar construidos enteramente en pizarra. Algunas de las casas muestran en las fachadas los característicos encalados de puertas, ventanas y cruces incrustadas.
El Espinar
El pueblo del Espinar es uno de los referentes más significativos de la Arquitectura Negra. Ubicado en una colina rodeada de barrancos cubiertos de exuberante vegetación
Su Iglesia Parroquial está construida con mampostería de pizarra, presenta una espadaña con un hueco para la campana y aparece protegida en la entrada con un porche cubierto por la prolongación de la cubierta. Curiosas son las cruces de pedernal incrustadas en los paramentos.
Campillo de Ranas
Pequeña localidad que apenas supera los 200 habitantes, que debido a sus hoteles rurales, puede ofrecer al turista unos días de descanso. En Campillo de Ranas la naturaleza se conjuga con los edificios de aspecto macizo y el color típico de la mampostería de pizarra. Comprar artículos artesanales, contemplar el reloj solar o degustar los platos típicos de la zona, son solo algunas de las oportunidades que ofrece una pequeña escapada a Campillo de Ranas.
Resulta paradójico que a pesar de que el tiempo parece haberse detenido en Campillo de Ranas, tenga el honor de ser el primer pueblo de España donde se celebró una boda gay. Fue tal la fama que le dio cuando aconteció este hecho que ha llegado a ser el pueblo donde más bodas gays se celebran en España. En la mejor época, se llegaron a celebrar hasta 80 bodas por año, una tendencia que no parece haber llegado a su fin.
Iniciamos el camino de vuelta a casa y antes de llegar a Tamajón, considerado como la entrada natural hacia la ruta de la Arquitectura Negra (no olvidar que hicimos la ruta al revés) nos encontramos con la Ermita de la Virgen de los Enebrales, una bonita construcción del siglo XVI, en cuyo interior se encuentra la patrona de Tamajón, la Virgen conocida como La Serrana. Allí es donde se celebra la romería del pueblo.
El sencillo pórtico de la entrada tiene un encanto especial y en su puerta hay una verja que permite contemplar el interior de la ermita.Por cierto, desde aquí, las vistas sobre los alrededores de la Sierra de Ayllón y el Pico Ocejón son magníficas y se puede parar unos minutos para hacer fotografías. Terminada la parada llegamos a...
Tamajón
Los orígenes de Tamajón se remontan al periodo de la Reconquista en el siglo XI, momento en el que fue repoblado por monjes y adquirió el estatus de Señorío. Si bien su época de mayor esplendor se remonta a los siglos XVI y XVII. Tiene un peculiar conjunto arquitectónico de una sorprendente belleza, que merece la pena conocer, como el antiguo Palacio de los Mendoza, de estilo estilo renacentista y fachada plateresca que alberga hoy el Ayuntamiento de la localidad.
Vale la pena dar una vuelta por el casco antiguo y ver antiguas casonas. También es interesante la Plaza Mayor porticada realizada en la segunda mitad del siglo XIX. Tamajón conserva aún hoy en día caserones nobles de rancio abolengo que llaman la atención cuando se pasea ante ellas.
Aquí ya estábamos cansados y con ganas de volver a casa, había sido un día intenso recorriendo las estribaciones de la Sierra de Ayllón y los "pueblos negros", os recomendamos al menos pasar una noche alojados en alguno de ellos para disfrutar verdaderamente de este entorno.
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