El verdadero protagonista de la encantadora ciudad de Annecy es su río, el Thiou que además es el más corto de Francia, ya que apenas tiene tres kilómetros y medio. Recibe las aguas del lago de Annecy, pasa a través de la ciudad en forma de canales y desemboca en el río Fier a poca distancia de la localidad.
Los canales, las calles sinuosas y laberínticas, sus edificios con arcadas, los puentes y por supuesto el lago asemejan mucho a Venecia y por tal motivo se la conoce como "la pequeña Venecia de los Alpes". Buscando información para redactar el presente artículo y como siempre buscando la relación de España con los lugares y países que visitamos (casi siempre existe), nos topamos con el libro del entrañable viajero Jorge Sánchez "El camino español" que realizó la ruta histórica de Milán a Bruselas, cuyo objetivo era mantener comunicados y seguros los territorios de la corona hispana. En su momento fue iniciado por el Duque de Alba y los Tercios de Flandes lo recorrieron durante los siglos XVI y XVII. No sabemos si Jorge Sáchez eligió la foto de la portada o fue su editorial, pero nos sorprendió que fuera una foto de Annecy.
Pues bien, ya nos intrigó la relación de España con esta ciudad cuando visitamos su Palais de l'Ile por dentro y nos enteramos que se pagaba "doce perras chicas" de la época al ejercito español por la custodia de dos presos de la cárcel, que era para lo que se utilizaba el palacio entonces. Más adelante cuando descubrimos que por allí pasaba "el camino español", empezamos a comprender muchas cosas.
Annecy llegó a ser sede del Obispado de Ginebra cuando los católicos tuvieron que huir de la ciudad de la violencia de los protestantes calvinistas (ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos) y tanto el Obispado como los Saboyas pidieron protección a España que desvió su antiguo camino español para pasar por esta ciudad. Con la protección española Annecy se convirtió en la capital de la contrarreforma. La consecuencia directa del camino español es que durante todos los años que estuvo activo dinamizó la economía de las zonas por las que pasaba. Dar alojamiento y manutención a tantos miles de personas generaba un comercio y dejaba en las poblaciones por las que transcurría unos beneficios que difícilmente podían pasar inadvertidos. Aunque no siempre llegaba a tiempo el dinero con la paga de los soldados, que a veces se sublevaban o tenían que dedicarse a otros oficios como ser guardianes de prisiones.
NUESTRA VISITA A ANNECY
Llegamos a la estación de Annecy sobre las 12:00h desde Lyón en un recorrido precioso en autobús de la compañía OUIBUS en aproximadamente 2 horas de trayecto. El día aunque nublado no estaba muy frío, recogimos las maletas y nos dirigimos al hotel Ibis Annecy Centre Vieille que estaba a unos 400 metros de la estación y a unos 500 metros del centro histórico de la ciudad.
No tendríamos la habitación dispuesta hasta las 14:00h así que no nos quedó más remedio que depositar las maletas en la conserjería y empezar a recorrer la ciudad, antiguo asentamiento del "camino español" al que hemos hecho referencia en la introducción del artículo. Tomamos la callecita que transcurre junto a las orillas del canal principal del río y nos dejamos ir en dirección al centro de la ciudad con el plano que nos dieron en el hotel, aunque la verdadero recorrido en una ciudad como esta es dejarse perder por sus callejuelas y rincones.
Las laberínticas calles y los canales que atraviesan el casco histórico de Annecy le dan un especial carácter y es de ese tipo de ciudades en las que no se pueden guardar las cámaras de fotos, cualquier rincón es digno de ser inmortalizado. Los balcones, las fachadas, las cristalinas aguas del río, todo, absolutamente todo nos llamaba la atención. No obstante esta catalogada como una de las más bellas ciudades de Francia..
Y llegamos al icono de la ciudad, el Palais d´Ille, uno de los monumentos más fotografiados de Francia. Es un castillo en el centro del canal del río Thiou, construido originariamente en el siglo XII, cuya forma triangular se asemeja a la proa de una galera anclada en el río. En su origen fue la residencia principal del Señor de Annecy pero posteriormente tuvo varios usos, entre ellos de prisión y antes de ser el el Centro de Interpretación de la Arquitectura y el Patrimonio de Annecy que es ahora, se convirtió en palacio de justicia. Fue catalogado Monumento Histórico en el año 1900 para impedir su demolición.
Junto al Palacio de la Isla se encuentra la Iglesia de San Francisco. Se construyó a principios del siglo XVII en estilo barroco, es una copia exacta de la Iglesia del Gesú de Roma, la iglesia madre de los jesuitas. En sus orígenes albergó la tumba de San Francisco de Sales que fue trasladada a la Basílica de la Visitación, en la misma ciudad de Annecy.
Visitamos el mercadillo de Navidad que había sido instalado en pleno centro antes de seguir nuestro paseo hacia el lago de Annecy que ya se divisaba desde la plaza donde se encuentra el Palacio de la Isla.
Es tan bonito el lago de Annecy y las vistas que se obtienen desde sus orillas que hemos decidido dedicarle un post entero para relatar nuestro paso por él: El lago de Annecy (Francia) y su Patrimonio de la Humanidad.
Las preciosas montañas circundantes y su lago son la guinda que embellecen aún más a esta hermosa ciudad. En el paseo por el lago y frente a la llamada "isla de los cisnes" hay un curioso monumento que funciona como reloj solar. Desde aquí, nos dirigimos a comer.
Queríamos probar el plato típico de Annecy, la Tartiflette, una cama de patatas cocidas con huevo sobre la que se añade algo de embutido y gratinado con queso saboyano, pero no nos pareció muy apetecible al menos lo que vimos en el mercadillo, así que decidimos comer unos crêpes. Después de unos cafés decidimos bajar la digestión encaminándonos hacia el Castillo. Para ello tomamos las calles adyacentes al canal principal.
Las calles con arcadas del viejo Annecy albergan acogedores restaurantes, galerías de arte, antigüedades y tiendas de artesanía, las fachadas llenas de colorido de los palacetes construidos hace más de cinco siglos y las iglesias de estilo gótico, barroco y saboyardo, unido a los adornos de Navidad hacen que el paseo sea aún más agradable.
Las plazas medievales de Annecy y los estrechos callejones que llevan hasta la parte alta de la ciudad tienen su propio encanto. El empedrado del suelo, las flores en las ventanas son elementos que además de hacerte sacar la cámara de fotos, te sacan... ¡La sonrisa!
El segundo icono de la ciudad es el castillo de Annecy, situado sobre el Monte Semnoz, en la zona alta de la ciudad, domina las vistas panorámicas de la región (aunque el día que subimos nosotros estaba completamente nublado).
Fue residencia en su día de los condes de Ginebra y de los duques de Genevois. en el siglo XVII fue transformado en cuartel por los españoles. En 1959 fue declarado Monumento Histórico y en la actualidad este castillo del siglo XII hace las funciones de Museo de la Ciudad y es donde tiene su sede el Observatorio Regional de los Lagos Alpinos en una de sus torres. En el siguiente artículo: El lago de Annecy (Francia) y su Patrimonio de la Humanidad hacemos referencia al trabajo que se realiza en el mismo.
Como estaba anocheciendo, volvimos al hotel a instalarnos y descansar un poco antes de nuestra salida nocturna. Nos gustó la habitación que nos habían dado con vistas al canal y con un baño muy agradable que invitaba a una confortable ducha. Después de dos horas seguimos nuestro periplo por Annecy.
El paseo nocturno por Annecy se disfruta en cada paso que se da, es otro de los privilegios de esta ciudad, difícil de olvidar sobre todo si se hace como nosotros en vísperas de la Navidad.
Nos quedamos observando el espectáculo de luz y sonido que se hace en la fachada del Hôtel de Ville (Ayuntamiento). Muy bonito y muy conseguido. Se desarrolla a partir de las 17:00h con aproximadamente 10 minutos de duración y se repite cada hora hasta las 20:00h.
Un paseo más por el mercadillo de Navidad en horario nocturno y de vuelta al hotel para descansar y reponer fuerzas.
Al día siguiente nos levantamos sin prisas, pero antes de las 08:00h y observamos el día nublado desde nuestra ventana que daba al canal principal, más tarde fuimos premiados con un sol magnífico que nos permitió ver el lago de Annecy en todo su esplendor.
Intentamos tomar otro camino para llegar hasta el lago, así que nos decidimos a ir andando por la orilla de un canal lateral del río Thiou que si bien no tenía en sus márgenes edificios tan bellos como los del canal principal, la vista del agua transcurriendo entre las casas también tenía su encanto y además llevaba directamente a las dos principales iglesias de la ciudad de Annecy que se encuentran a muy pocos metros una de otra.
Por detrás de las iglesias pudimos disfrutar de la vista de un jardín tipo inglés que ocupaba toda una manzana de casas con árboles centenarios, parterres de flores y praderas de césped.
Nos decidimos por acercarnos primero a la Iglesia de Notre Dame de Liesse, que advertimos de pasada la noche anterior y que recomendamos ver por su cuidada iluminación. Levantada con el patrocinio de los Conde de Ginebra, el santuario de estilo neoclásico fue construido en la mitad del siglo XIX sobre los restos de un antiguo templo medieval que había sido destruido durante la Revolución Francesa, pero que llegó a tener la categoría de Colegiata. Lo único original que queda de la anterior iglesia es la torre del campanario, aunque la cubierta y el capitel son reconstrucciones.
Esta Iglesia tiene una particular leyenda: En el siglo XVI la Sábana Santa se custodiaba en la relativamente próxima Sainte Chapelle de Chambéry, no en Turín, y en una ocasión viajó hasta esta Iglesia de Annecy. Aquí la veneró y rezó la futura madre de San Francisco de Sales que hasta entonces no había tenido hijos. En la fachada de la iglesia hay una placa conmemorativa que dice: "En esta iglesia, en 1566, la señora de Sales sin hijos vino a pedirle a Dios un hijo que fuera San Francisco de Sales".
A continuación, después de haber pasado al interior de la iglesia y observar la belleza de la plaza donde está situada, que de hecho tenía emplazado al antiguo edificio del Ayuntamiento colindante con la iglesia, nos dirigimos a la cercana Catedral de Saint Pierre aux Liens.
Éste templo católico es la sede de la diócesis de Annecy y se construyó a principios del siglo XVI, no parece en absoluto una catedral. Originariamente sólo era una capilla del convento de los franciscanos, pero cuando los obispos de Ginebra tuvieron que huir de esa ciudad por culpa de la Reforma Protestante, se instalan en ésta capilla y la convierten en la sede de la diócesis de Annecy. Construída en estilo gótico tardío cambia su estilo por la influencia del Renacimiento.
Una vez vistas las dos iglesias más emblemáticas de la ciudad, volvimos al centro para visitar por dentro el Palacio de la Isla.
Nos pareció interesante conocer el interior del más famoso monumento de Annecy donde está enclavado el Centro de Interpretación de la Arquitectura y el Patrimonio de Annecy, pero la verdad no hay mucho que ver, ya que tiene escasos vestigios históricos. El precio de entrada es de 3,60€ y lo más interesante es conocer su historia a través de placas y grabados de información y ver el interior de la capilla triangular que corresponde a la "proa de la galera" que representa el antiguo castillo.
En los dibujos de la época podemos comprobar que las casas están construidas sobre el agua, no existían aceras y los desplazamiento se hacían en barca con pértigas a modo de las góndolas de Venecia.
Y cuando salimos... ¡Salió el sol! Perfecto para dar un paseo por las orillas del lago de Annecy. Esto lo hemos contado en el siguiente post: El lago de Annecy (Francia) y su Patrimonio de la Humanidad.
Hacemos referencia también a la Basílica de la Visitación, que aunque no pudimos visitarla por escasez de tiempo, está situada en la colina que domina el lago y la ciudad. Construida entre 1922 y 1930, en honor a los dos santos cuyos cuerpos permanecen incorruptos, San Francisco de Sales y Jeanne de Chantal. Es un sitio de peregrinaje y muy visitada por los católicos franceses.
Solo nos quedaba probar el bizcocho típico de la región de Saboya, antes de coger el autobús que nos llevaría a Ginebra, nuestra última étapa del viaje. La estancia en Annecy había llegada a su fin, pero nos hemos ido encantados de haberla conocido.
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