Habíamos desembarcado en Ploce procedentes de Trpanj en un tranquilo recorrido marítimo de aproximadamente una hora de duración (como siempre en la página web de Jadrolinija tenéis información de horarios y precios) y habíamos disfrutado como niños. Nos encontrábamos en la desembocadura del legendario río Neretva al que seguiríamos durante los próximos 70 Km por una carretera que discurre en paralelo camino de Mostar. Pero primero, pasaríamos la frontera con Bosnia-Hertzegovina y lo hicimos sin ninguna complicación en la parada fronteriza de Metkovic, no nos miraron ni el pasaporte tan solo el policía nos hizo una seña con la mano para que avanzásemos.
A los pocos kilómetros de entrar en Bosnia-Hertzegovina teníamos prevista una parada en un pequeño pueblo que se encontraba desde 2007 en la Lista indicativa de la UNESCO para ser Patrimonio Mundial de la Humanidad. Su nombre Pocitelj
Pocitelj, es un pequeño pueblo medieval situado a escasos 19 km de la frontera con Croacia y a 30 km de Mostar. El imperio otomano estuvo más de tres siglos asentado aquí y se notaba. Nada más dejar el coche, varias ancianas nos ofrecían piezas de fruta y niños nos pedían monedas. Comprobábamos que el nivel de vida era inferior al de Croacia.
Repasando su historia, veremos que el desarrollo de Pocitelj pasó por tres grandes periodos que le dieron cierto auge. El tiempo del rey húngaro Matías Corvino, cuando la ciudad tenía gran importancia estratégica (1463-1471), el período de desarrollo bajo el Imperio Otomano con la construcción de edificios públicos típicos: Mezquitas, Mekteb (escuela primaria musulmana), Madraza (alta escuela musulmana), Hammam y sahat-Kula (torre del reloj) (1471-1698) y el período de recuperación de su importancia estratégica después de la conquista por parte de la República de Venecia. Sin embargo, con el establecimiento del gobierno Austrohúngaro en Bosnia-Herzegovina en 1878, Pocitelj volvió a perder su importancia estratégica y comenzó a deteriorarse rápidamente.
Pero precisamente eso, fue la causa para que se salvaguardase el conjunto arquitectónico urbano original, por lo que la ciudad se ha conservado casi en su forma original hasta la actualidad. Se puede afirmar que es el pueblo con arquitectura otomana mejor conservado de Bosnia, destacando algunas edificaciones que os contamos.
La mezquita Hadzi Alija está construida en piedra oscura formando una base cuadrada sobre la que asienta una cúpula que durante la guerra de Bosnia quedó gravemente destruida. Se restauró en el año 2000, cuando el Gobierno de la Federación de Bosnia-Herzegovina inició el programa de la protección permanente de Pocitelj.
Aunque casi toda la muralla se encuentra en ruinas, Pocitelj tenía un complejo amurallado en el que se pueden observar dos etapas de su evolución, la medieval y la otomana. Durante la guerra de 1992-1996 en Bosnia-Herzegovina todos sus diversos edificios sufrieron grandes daños. En 1996, fue nombrado por World Monuments Watch como uno de los 100 sitios del patrimonio cultural más amenazados del mundo.
La fortaleza de Pocitelj fue construida entre los siglos XV y XVIII. A juzgar por la disposición de las partes más antiguas de la fortaleza, se puede considerar que existía un pequeño asentamiento debajo de las fortificaciones. La ciudad fue amurallada con el fin de formar un patio interior de la torre cuadrada y dos bastiones.
El Sahat-Kula o Torre del reloj, se supone que fue erigido en una fecha posterior a 1664. Es una construcción típica de Herzegovina por influencia de la arquitectura mediterránea-dálmata. Es de piedra y termina en una pirámide. Hay cuatro arcos de medio punto, uno por cada costado. Utilizada como torre de vigilancia y observación.
Hamam (los baños públicos) de gran originalidad por las cúpulas de sus estancias, data del siglo XVII.
Hoy en día, Pocitelj es conocida como anfitrión de una colonia de arte de gran tradición en el sureste de Europa.
Los artistas se reúnen aquí para intercambiar opiniones, tendencias y en general dar su visión sobre el mundo artístico. Desde todo el mundo vienen aquí para crear y pintar. A pesar de haber buscado entre sus calles, locales o galerías, no fuimos capaces de encontrar ninguna. También es cierto que eran las cuatro de la tarde y el sol pegaba fuerte.
Totalmente recomendable parar en este pequeño pueblo casi en la frontera con Croacia. Nosotros después de un café, seguiríamos nuestra ruta hasta Mostar.