Saliendo del Paraíso Eslovaco, nos pilló una gran granizada sin ningún tipo de cobijo, pensamos que se podía romper hasta el parabrisas del coche, cosa que menos mal, finalmente no sucedió, no podíamos parar porque no había sitio en el arcén y no pasábamos por ningún núcleo de población.
Con el susto metido en el cuerpo, después de llevar media hora conduciendo más mal que bien y con un chaparrón de los que de verdad dan miedo sentimos a nuestra espalda las luces y la sirena de la Policía. ¡No todo en los viajes es perfecto!
No vamos a contar aquí la media hora larga que estuvimos charlando, perdón, comunicándonos con los agentes. El caso es que nuestro coche estaba en busca y captura según el ordenador de a bordo del coche patrulla, menos mal (y como consejo, aquí lo dejamos) que teníamos las tarjetas de embarque que demostraban que habíamos llegado de Madrid el día 27 y no el 26 que era el día que con ese coche se cometió una infracción o un delito.
Los agentes hacían su trabajo, también como en las películas había un "poli bueno" y un "poli malo". Nosotros con el traductor de google, ellos comunicando con la central, nuestra documentación retenida. Al final todo aclarado pero el rato no fue nada, pero nada agradable.
Respiramos hondo, intentamos alejar de nuestra mente el mal rato, pero era difícil... ¿Y si por la matrícula nos vuelve a detener otro coche de policía? El caso es que estábamos deseando llegar a Kósice que era la ciudad donde íbamos a dormir.
La entrada a la ciudad, no daba la impresión ni mucho menos de ser una villa esplendorosa. Edificios industriales, antiguos bloques enormes de hormigón de la época comunista, suciedad y viviendas en muy mal estado de conservación nos hacía dudar si Kósice tendría el atractivo que suponíamos.
Kósice es la segunda ciudad más grande de Eslovaquia con una población de casi 250.000 personas situada junto al río Hornád y es el núcleo urbano principal de los Cárpatos Orientales, teniendo históricamente excelente comunicación con Polonia y Hungría, de hecho perteneció al antiguo reino húngaro hasta principios del siglo XX. Antes de conocer la ciudad, sepamos un poco de su historia.
HISTORIA Tiene un origen medieval. La primera mención escrita de su existencia es de 1230. La fecha de 7 de mayo de 1369 es especialmente importante para la ciudad, ya que recibió, el documento de la primera ciudad con escudo de armas propio firmado por el rey Luis el Grande de Hungría. Hoy en día se celebra como el "Día de Kósice".
A lo largo de la historia ha sido una ciudad comercialmente muy importante, con fuertes vínculos con Budapest y Cracovia. El poder de sus comerciantes permitió que aquí se construyera la Catedral más grande de todo el Reino Húngaro: la Catedral de Santa Isabel, que por cierto es la Catedral gótica más a este del Europa. En el siglo XV Kósice con sus siete mil habitantes se convirtió en la segunda ciudad más grande del Reino de Hungría y también fue sede de los duques de Transilvania.
El siglo XX cambió drásticamente la ciudad de Kósice, casi siempre por decisiones políticas. Durante el último día de 1918 fue incluida en la República Checoslovaca recién formada; 20 años más tarde, en 1938 fue Hungría quien se la anexionó y después de 7 años, acabada la II Guerra Mundial volvió a formar parte de Checoslovaquia. Todos estos avatares cambiaron en particular su tamaño, estructura étnica y su aspecto general. Su población aumentó más del doble después de la Segunda Guerra Mundial. Las nuevas viviendas fueron construidas por inmigrantes de la zona rural.
Al igual que en España, después de la guerra, los inmigrantes llegaron a la ciudad procedentes del campo y de núcleos de etnias menos favorecidas, con la ilusión de tener trabajo estable y vivienda. Algo que los comunistas de entonces se encargaban de propagar para tener mano de obra en las incipientes industrias que iban asentando. Hoy en día, la mayoría de sus habitantes son eslovacos que coexisten aquí con las minorías húngara, checa, romaní y población judía.
Y con estos simples retazos de la historia de la ciudad, nos dirigimos a conocerla. Nuestro GPS nos llevó sin ningún problema hasta el hotel que habíamos contratado. Era el hotel Golden Royal, un capricho que nos dimos ya que sabíamos que íbamos a venir "reventados" de la excursión a la Cueva de Hielo y este hotel disponía de Spa y era un cuatro estrellas superior, también sin ascensor, pero en este caso estuvimos alojados en la primera planta. El precio 108€ (habitación+desayuno +cena para dos).
Como no era demasiado tarde, alrededor de las 17:00h teníamos tiempo de visitar la ciudad, al menos el centro histórico, que quedaba a un par de manzanas. En el hotel nos dieron las indicaciones para ir y nos pusimos nuevamente en marcha. Caminamos unos cuantos metros por la calle del hotel y al llegar a la calle perpendicular nos dimos cuenta que el centro de Kósice, no tenía nada que ver con lo que habíamos visto antes de llegar al hotel.
Una cantidad ingente de palacetes, jardines, bonitos adoquinados y diferentes tipos de ornamentación, nos habían transportado al que parecía otro lugar, otra ciudad. Estábamos en las inmediaciones de la plaza más monumental de todo el país, La plaza Hlavné Námestie. Entramos por la parte sur, donde un jardín vallado acotaba un monumento barroco, una columna de agradecimiento por la extinción de la Peste y una estatua de la Inmaculada.
Las aceras llenas de terrazas de bares y restaurantes, la calzada con las vías del tranvía que creemos no funciona ya, pues no le vimos circular y parece que las catenarias se han desmontado.
Casi todos los monumentos de Kósice se concentran en su centro histórico, siendo el mayor patrimonio de Eslovaquia en riqueza de monumentos y además forma parte de la lista indicativa UNESCO de Eslovaquia desde el año 2002.
La plaza Hlavné Námestie en forma elíptica como no podía ser menos en Eslovaquia, es el corazón de la ciudad y con razón, considerada una de las plazas más bellas del país. En 2013, compartió ser Capital de la cultura europea con Marsella (Francia) y gracias a las ayudas recibidas por el Estado pudo embellecer y rehabilitar su casco antiguo, haciéndose aún más notable la diferencia con el resto de la ciudad.
Casi todo el centro está cerrado al tráfico y bordeada por numerosos edificios históricos de gran belleza. La dominante de la plaza y la ciudad es la Catedral de Santa Isabel. Situada en lugar aislado del resto de la plaza, es la iglesia más grande de Eslovaquia y la más oriental en estilo gótico situada en Europa. Su silueta destaca claramente desde cualquier punto. Su construcción se inició en el siglo XIV pero tardó más de un siglo en completarse.
El exterior imponente destaca la cúpula de forma alargada y con acabados en bronce algo que la hace única en Europa. Otra característica es la doble escalera de caracol gótica del siglo XV, única de ese tipo en Eslovaquia., muchos la llaman la escalera de amor, aunque el nombre oficial es la escalera real.
Los que estén en buena forma física pueden subir a la torre norte por el precio de 1,5€, para nosotros no era el mejor día, la iglesia esta abierta en un horario muy amplio, y la visita es gratuita, sin embargo no hay ninguna visita guiada en otro idioma que no sea eslovaco. En el interior es impresionante el altar mayor de Santa Isabel con 48 pinturas sobre tablas. De gran acústica el recinto es empleado también para conciertos, de hecho, Pavarotti y Andrea Bocheli han cantado aquí.
Justo en el lado sur de la Catedral hay una pintoresca capilla (la Capilla de San Miguel) usada como iglesia funeraria dado que está rodeada por el pequeño cementerio histórico de la ciudad. Fue un antiguo osario, desde el final del siglo XIV. Justo encima de la entrada principal se distingue un relieve con el Arcángel San Miguel luchando con un dragón y las estatuas de San Pedro y San Pablo.
Frente a las paredes del norte de la Catedral de Kósice se encuentra lo que fue originalmente construida como torre de vigilancia, la Torre de San Urbano (Urbanova veža) en el siglo XIV y que más tarde actuó como campanario independiente de la Catedral. La Catedral junto a la Torre de San Urbano y la Capilla de San Miguel, forman juntos un conjunto gótico único. Algo que no vimos en los anteriores sitios visitados lo vimos aquí, músicos callejeros, pintores, áreas de mercadillo, etc. Haciendo un lugar muy animado la zona entre la Catedral y el Teatro. Eso si, a las 19:00h excepto los bares, todo cerrado.
Delante de la Catedral se encuentra el Teatro de la ciudad que fue construido a principios del siglo XX en un estilo neo-barroco. Alrededor de estos dos edificios uno se enfrentará a una mezcla de historia y modernidad: las antiguas casa pertenecientes a la burguesía local han mantenido su aspecto original solo en la segunda planta, mientras que a ras del suelo acogen nuevas tiendas de todo tipo.
Una ciudad colorida, con mucha vida, repleta de bares y pastelerías y con muchas cosas para ver. El centro histórico de la ciudad es particularmente magnífico. En estas calles que corren en sus laterales se ubicaron desde el medioevo los palacios de la aristocracia y luego las casas de los grandes señores burgueses. Hoy quedan las fachadas de esas mansiones, muchas convertidas en hoteles y grandes tiendas. Sin embargo, algo de su estilo gótico sobrevive.
Hicimos una parada en un "pivovar" (cervecería) antes de nuestra vuelta al hotel y nos sentamos en la terraza para seguir admirando los edificios y el buen ambiente que se respiraba en la plaza.
Cogimos el camino de vuelta al hotel pues estábamos bastante cansados por la caminata en la Cueva de hielo y el susto con la policía. Eran más de las 19:00h y todos los comercios cerraban, aunque la gente, quizás debido al inusual buen tiempo que hacía seguía en la calle. Nuestras cámaras no paraban de hacer fotos a los dos lados del paseo.
Llegados al hotel preguntamos por las instrucciones de uso del spa y nos mandaron a la habitación una empleada amabilísima que nos acompaño a las instalaciones, nos indicó donde estaban cada uno de los componentes del spa y nos sirvió una infusión de jengibre y limón.
El spa era estupendo, tenía piscina con agua caliente, baño turco, baño árabe, baños de vapor, ducha helada, hielo, jacuzzi, en fin, muy completo y nos relajamos, disfrutamos y recuperamos de una manera gratificante. Merece la pena este hotel, aunque el precio total sea un poco más elevado, pero las prestaciones son muchas. A continuación, después de 1 hora más o menos que estuvimos en el spa, decidimos quedarnos a cenar en el restaurante del hotel. Una cena ligera que nos animó a dar otro nuevo paseo por la ciudad para comprobar como estaría iluminada la ciudad. Y en efecto, sorprendente y magnifica la iluminación de la Catedral, de las más bonitas que hemos visto. Hay que felicitar a quien lo diseñó porque es verdaderamente espectacular.
Era hora ya de acostarse y de probar nuestra gran cama, al día siguiente continuaríamos nuestra ruta por Eslovaquia.