No madrugamos en exceso porque en el hotel no servían el desayuno hasta las 08:00 h. Fuimos a cargar las maletas al coche y la recepcionista salió detrás de nosotros por si nos íbamos sin pagar. Un malentendido que no paso de anécdota. Saliendo del centro histórico de Banská Bystrica, pasamos por el Museo del levantamiento eslovaco. Un edificio tan singular que nos hizo parar el coche y sacar alguna foto. Está formado por dos semicírculos excentricos que representan las dos grandes guerras. En el espacio formado entre ambos hay un espacio de donde se encuentra el monumento al soldado desconocido y un fuego eterno.
Pusimos en marcha el GPS y ¡Adelante! Teníamos por hacer poco más de 100 km entre Banská Bystrica y la gran cueva de hielo que íbamos a visitar.
Pasamos por carreteras desde la que se divisaban castillos, montañas y hasta nos topamos con una carrera ciclista, pero la carretera al menos en buen estado.
Llegamos al "Paraíso Eslovaco", sí, sí, al "Paraíso Eslovaco" que es como se llama el Parque Natural donde está enclavada la famosa "Cueva de hielo". Su nombre en eslovaco es “Slovenský Raj” y a la increíble cueva se denomina "Dobšinská ľadová jaskyňa". Se encuentra cerca de la ciudad minera de Dobšiná.
Slovenský raj, (Paraíso Eslovaco) está enclavado en el centro del país con paisajes imponentes entre montañas rocosas y cañones atravesados por ríos y cascadas, lugar que concentra muchos de los paisajes de postal de Eslovaquia.
Al llegar, nos encontramos con una concentración enorme de gente porque al parecer se celebraba algún tipo de fiesta eslovaca, había animación infantil, casetas de mercadillo e incluso se estaba celebrando una carrera popular. El caso es que la policía nos desviaba hacia una vereda que entraba al parque y no pudimos acceder al parking que por cierto cuesta 3€. Inexplicablemente tuvimos la suerte de aparcar junto a un solar de un hotel que estaba cerrado y nos ahorramos el coste del aparcamiento.
Vimos la señales de entrada hacia la cueva con sus horarios y aunque llegamos sobre las 10:45 h. sabíamos que no llegaríamos a las 11:00 que era la hora de la primera visita. Teníamos cerca de una hora y media de margen para subir.
Antes de realizar esta excursión hay que tener en cuenta varias cosas:
1º Visitar la página oficial para recoger información de todo tipo. Aquí la dejamos... Cueva de hielo Dobšinska
2º Consultar el horario que es el siguiente:
La cueva Dobšinska solo está abierta entre el 15 de mayo hasta el 30 de septiembre. En mayo y en septiembre las visitas a la cueva son a las 9:30, 11:00, 12:30 y 14:00. Durante los meses de junio, julio y agosto está abierta de 09:00 a 16:00 con visitas cada hora.
3º) Calcular bien el tiempo, ya que la entrada a la cueva se encuentra en la montaña norte del Duča, a una altitud de casi mil metros, a unos 140 m por encima del fondo del valle Hnilec, que es donde se deja el coche. La subida a la cueva es de unos 25 -30 minutos para la gente con buen nivel físico. Nosotros tardamos 40 min.
4º) Por ultimo, llevar ropa de abrigo, aunque sea en verano, la temperatura dentro de la cueva es de un máximo de 0ºC y se está dentro de ella alrededor de 45 min.
Emprendimos la interminable subida a la cueva por un camino zigzagueante para salvar la elevada pendiente que tiene la montaña. Los turistas y visitantes debíamos superar la diferencia de altitud de 150 m por medio de curvas para subir a ella. Un esfuerzo notable y un agradecimiento a los responsables por haber colocado bancos para descansar en el camino después de cada repecho. Hay que resaltar que el paisaje, lleno de riachuelos y arboles centenarios es espléndido.
Flaqueando las piernas y con extenuación conseguimos llegar a la entrada de la cueva, admirando la buena forma física de la gente que subía aparentemente sin cansancio. En fin, que... ¡Lo conseguimos!
Había bastante gente en los alrededores de la entrada aunque no costó mucha espera sacar las entradas. Solo sacamos permiso para una cámara (el coste son 10€) y te dan una pegatina para llevar de forma visible, aunque después vimos que casi nadie lo sacó y todo el mundo hacía fotos sin que se les llamara la atención
La Dobšinská ľadová jaskyňa, es una de las mayores cuevas de hielo en Europa. Debido a su importancia y a su ornamentación única, fue incluida en la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad Natural.
La visita es guiada, es decir no se puede entrar cuando uno quiere, si no en la hora que le pone en la entrada. Solo vimos a las 12:30 h una visita en húngaro y otra en eslovaco que fue en la que nos asignaron. Por lo tanto poco podemos decir de las explicaciones porque no entendimos nada.
Los precios son los siguientes: Adultos 8€, niños 4€, Discapacitados, Estudiantes y jubilados 7,00€ y utilización de cámara sin utilizar un trípode 10€.
Su entrada, llamada también "el agujero de hielo", está situado debajo de la montaña Duca (1.141 m) en el lado norte de la meseta Hanesová a una altitud de 971 m. Se recorre dentro de la cueva aproximadamente medio kilómetro mediante pasarelas de madera y de acero inoxidable. Como consejo, ir al lado de los pasamanos pues el suelo es metálico y resbaladizo.
A la hora señalada nos pusimos en marcha bajando unas interminables escaleras y mientras bajábamos pensábamos "Madre mía, y ¿Después hay que subirlas?" Pues sí, ¡Después hay que subirlas!
Ya dentro de la cueva, primero nos encontramos con un original letrero hecho en el hielo con el logotipo de la UNESCO.
La cueva es muy profunda y debido a que el aire caliente en verano no puede bajar a tanta profundidad se comporta como una nevera. Gracias a la orientación hacia el norte, el aire frío si cae en invierno y se conserva durante todo el año gracias a que la boca de la cueva no permite el ingreso del aire caliente en verano.
Tiene 1.232 m de longitud (aunque solo se recorren 650m) siendo una de las mayores cuevas de hielo en Europa. A excepción de los Alpes, este es el único lugar en Europa con 110 mil metros cúbicos de hielo.
La cueva fue descubierta por el ingeniero de minas I. Ruffini en 1870 y se abrió al público solo un año después, más tarde y debido a la cantidad de visitas que asumía fue la primera cueva de hielo en el mundo con la iluminación eléctrica .
La cueva es también la que está situada más baja del mundo en términos de altitud al nivel del mar, lo que le confiere mayor originalidad. El hielo sobrevive en la cueva gracias a la forma de la cueva, que es similar a un saco.
Más curiosidades; personalidades importantes, entre ellos el zar búlgaro y el rey de Serbia la visitaron y en 1890, se celebró un concierto en honor del rey Carlos de Habsburgo que se llevó a cabo en el Gran Salón de la cueva. En el pasado, también fue posible patinar en la cueva en verano.
A medida que la cueva se encuentra por debajo de su entrada, el aire frío mantiene en su fondo y su temperatura no aumenta por encima de cero.
El espectáculo es grandioso e increíble, quizá uno de los espacios naturales más asombrosos que hemos visto. En los primeros metros apenas se nota el frío, debido al ejercicio, pero después de las primeras paradas para las explicaciones, se nota hasta en las manos y pies si se lleva calzado ligero.
La cueva tiene varias impresionantes zonas heladas con enormes bloques de hielo en una variedad de formas irreales, asemejan cascadas, columnas y salas espectaculares decoradas con estalagmitas, estalactitas e incrustaciones calcáreas. Todo ello componen un cuadro fantasmagórico de gran belleza.
El espesor de hielo más grueso es de 26,5 m en la zona de la Sala Grande. Por desgracia el hielo se está moviendo lentamente desde la entrada hacia la planta baja en unos 2 a 4 cm al año.
Los inicios de la formación de hielo en la cueva Dobšinská según los informes, se remontan ya a la edad de hielo hace aproximadamente de 300 mil años.
Una visita imperdible si se visita el parque natural "El Paraiso Eslovaco" Nosotros estamos muy contentos por haberla realizado.
Y al igual que empezamos el descenso, ahora tocaba subir los cientos de escalones que nos separaban del exterior. Pero al final lo conseguimos, eh. Y estamos aquí para contar esta experiencia que del todo y a pesar de los esfuerzos es muy, muy recomendable.
Después de todo lo pasado, el descenso al valle nos pareció una delicia y además estábamos muy orgullosos porque aún podemos realizar excursiones como esta.
Nos volvimos a encontrar con el bullicio de la gente, la música y las atracciones en las inmediaciones del parking y ya que habíamos preparado un par de bocadillos para la excursión, aprovechamos para comer en uno de los chiringuitos que habían montado. Y aunque parezca increíble, como atestigua la fotografía, se llamaba Rocinante y tenían a Don Quijote y Sancho.
El tiempo empezaba a empeorar y el cielo empezaba a encapotarse, mas tarde nos daríamos cuenta que en el monte hay que ser previsor ante las inclemencias del tiempo. Pero es es otra historia que contaremos en el siguiente artículo.