Habíamos descansado en la ciudad de Milazzo donde llegamos el día anterior en uno de los mejores hoteles, no solo de la isla sino de los muchos que hemos visitado en nuestros viajes, el hotel Cassisi. Excepcional trato, cerca del puerto, en un barrio animado por restaurantes, limpio y además nos dieron una habitación con terraza exclusiva. Claro que el día era especial. No era fruto de la casualidad el haber preparado una excursión a las Islas Eolias (Patrimonio mundial de la Humanidad) en ese día... Era el cumpleaños de Pilar. A primera hora y después de un excelente desayuno nos dirigimos al puerto recreativo de Milazzo, puerta por excelencia de entrada a las islas Eolias.
Contratamos una excursión marítima con un precio de aproximadamente 60€ que nos daba la oportunidad de visitar 2 islas y con cena (un plato de pasta) a bordo.
En realidad no es caro teniendo en cuenta que los ferrys oficiales varían entre 30€ y 40€ para ir solo a una de las islas y no hay servicio de traslado entre ellas. Así que en el cumpleaños de Pilar íbamos a ir en un minicrucero a conocer estos maravillosos parajes. El navío era espléndido, un yate a motor de dos plantas con mesitas para cada dos personas y toda clase de servicios: Aseos, pantalla de información, cafetería, cubierta visitable, etc. Iniciamos la ruta sobre las 10:00 h de la mañana. Las Islas Eolias son uno de los 50 sitios italianos incluidos en la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en la sección de Patrimonio Natural. El archipiélago consta de siete hermosas islas situadas en el Mar Tirreno: Lipari , Panarea, Vulcano , Stromboli, Salina , Alicudi y Filicudi y varios islotes con un mar azul increíble. Nosotros visitaríamos Panarea y Stromboli y veríamos sin bajar del barco Vulcano.
Nos dimos cuenta del espectacular azul añil del mar a la media hora de navegación, tenía un color que en ninguna otra zona mediterránea luce con tanta intensidad y los islotes que aparecían a nuestro paso, parecían fantasmas emergiendo a nuestra vista. El archipiélago caracterizado por poseer una naturaleza salvaje y virgen, también incluye dos volcanes activos.
Nos hacía falta un día de este tipo, más descansado y tranquilo, después de unas cuantas jornadas agotadoras de senderismo, paseos y muchos kilómetros. Agradecíamos estar de observadores en un día soleado y con el aire más limpio que se respira mar adentro.
Casi a la media hora de haber salido del puerto de Milazzo, atracó el barco en la isla de Vulcano para recoger pasajeros, el olor a azufre era intensísimo. Una media hora después avistamos el contorno de la isla de Panarea. En su puerto (llamado de San Pietro) atracó el barco durante dos horas para dar tiempo de visitar la isla. Panarea tiene una de las pocas playas de arena de las Eolias y por lo tanto la más apreciada por los turistas de sol y playa, también es la más pequeña del archipiélago, esto hace que el alojamiento en los hoteles de Panarea es sensiblemente más caro que en el resto de islas. Últimamente parece que se ha hecho refugio de famosos.
Otro atractivo de la isla son sus preciosas casas blancas de estilo griego que nada tienen que ver con las del resto de Sicilia. Típicas casas blancas donde hasta hace poco ni siquiera tenían electricidad han sido restauradas para convertirse en casas de veraneo de gente VIP.
Y por seguir, sus aguas cristalinas invitan al baño y al buceo de sus fondos marinos. También los automóviles están prohibidos considerando innecesario su uso para recorrer la isla, ya que es mucho mejor recorrerla a pie y poder disfrutar de su incomparable belleza, algo que su pequeño tamaño lo permite sin problema. Nosotros preferimos dar una vuelta por las empinadas calles del pueblo y andar entre sus casas blancas que ir a darnos un baño en una de sus calas y el recorrido no nos defraudó.
Preciosos jardines con buganvillas en todo su esplendor y casas impecablemente encaladas. Llegamos a lo más alto del pueblo, donde está enclavada la iglesia y un mirador excepcional, desde donde se distinguía la legendaria isla de Stromboli.
La Iglesia fue construida en 1800 con gran sacrificio por parte de la población local pero no fue consagrada hasta 1924. Se le dio el nombre de Iglesia de San Pietro, patrón de la ciudad y es el centro de la romería que se hace cada año para honrar su día.
Las vistas desde allí son inigualables, siendo una autentica gozada contemplar el mar desde ese rincón de la isla. En poco menos de una hora recorrimos el pueblo casi en su totalidad, dejando las ultimas caminatas para pasear por el puerto y de paso tomar un aperitivo en el único bar que hay en la pequeña bahía.
Una espera agradable hasta que los tripulantes del barco avisaron de la próxima partida a la siguiente isla. El barco se puso en marcha, el recorrido de apenas media hora, nos impresionó a todos los pasajeros, primero por el avistamiento de la silueta humeante del volcán de la isla y después la ruta del barco entre los islotes antes de llegar a Stromboli.
No iban a ser las únicas sorpresas antes de llegar a puerto. Una vez cerca de la isla pudimos observar un pequeño islote, el llamado Strombolicchio, donde en la década de 1920, en lo más alto del islote se construyó un faro de 10 metros de altura. También fue construida una escalera de 200 escalones que daba acceso a la parte superior del faro. Hoy en día se ha convertido en una atracción más para los turistas.
Y llegando ya a sus costas, el guía del barco por la megafonía nos anuncia que vamos a ver la cara noroeste de la isla, donde se encuentra la "sciara del fuoco" una característica geológica significativa del volcán, ya que se ha formado en los últimos 13.000 años una gran depresión en forma de herradura debido a varias erupciones en esta cara del cono. Por ella descienden hasta el mar los bloques de lava y fuego después de cada explosión, manteniendo a salvo las otras caras de la isla.
Impresionante el espectáculo que estábamos viendo y que se acentuaría más por la noche cuando los reflejos de la lava incandescente cayendo sobre la ladera se hacen visibles.
El barco atracó en el pequeño muelle llamado Punta Scari y el día se empezaba a estropear, ya que se nubló e incluso nos llovió durante un rato. Eso no impidió que contempláramos extrañados el color de la arena de la playa, totalmente negra que daba al ambiente un cierto aire sobrecogedor. Era increíble lo que estábamos viendo, pero desde luego parece mentira la calma de los lugareños para vivir junto a un volcán activo, humeando constantemente e incluso con estruendo que pudimos escuchar durante nuestra visita a la isla.
Nuevamente un par de horas para recorrer la isla, Nos dispusimos a recorrerla no sin antes hacernos unas fotos con el volcán de fondo antes de que se perdiera la luz de la tarde. Nos parecía mentira que estuviésemos en el mismo sitio donde Julio Verne proponía en su "Viaje al centro de la Tierra" que Strómboli fuera la puerta de salida de sus personajes.
El turismo basado en la visita a su volcán es el principal motor económico de Stromboli. Aunque se puede observar la "sciara del fuoco" desde el mar a bordo de un barco, el principal atractivo de una visita a la isla es subir al volcán y de ello existen numerosas agencias que ofrecen subir hasta el cráter. En esta isla si se permiten vehículos, pero solo eléctricos.
No era nuestra intención hacer una nueva visita al cráter de un volcán y nos conformamos como en Panarea, con recorrer la ciudad de San Vincenzo, ya que San Bartolo y Piscità, las otros dos pueblos de la isla se encontraban más alejados. Cualquier hueco en una casa sirve para poner una tienda de artesanía o souvenires ya que es con creces la más visitada de las Islas Eolias. El centro neurálgico es la plaza donde se encuentra la Iglesia de San Vicente, que tiene vistas impresionantes de las casas típicas Eolias, y se puede ver el islote de Strombolicchio, es el punto urbano más alto de la ciudad.
Disfrutamos del paseo y la experiencia y desde luego un día más que bonito para celebrar el cumpleaños de Pilar.
El atardecer en el mar era misterioso y cuando se acabó de ir la luz, el barco paró para ver las explosiones del volcán. Esta última sorpresa de la excursión nos la llevamos en nuestro corazón, ya que la cámara que llevábamos no era lo suficientemente buena para captar el homenaje que dio el volcán a Pilar para despedirse de ella en el día de su cumpleaños,dos explosiones con lava que se observó desde el barco. Un gran regalo, ¡Gracias Stromboli!
Retomó la marcha el barco y llamaron a los pasajeros para empezar con la cena a bordo que consistía en un plato de pasta sin bebida (pago aparte) pero que calmó nuestro estomago.
Pudimos descansar plácidamente en nuestro hotel alrededor de las 23h. El día había sido largo , intenso y bellísimo. El día siguiente partíamos hacia la parte norte de la isla. Destino... Cefalú y Palermo, la capital de Sicilia.