A lo mejor parece un poco cursi el título del artículo, pero Gradara ha sido galardonada con el título de la ciudad del amor en el año 2016. Gradara, la ciudad de Paolo y Francesca (amantes descritos por Dante en la Divina Comedia) destronó a Verona, ciudad de Romeo y Julieta y por tanto, elegida como el mejor destino para pasar las vacaciones del día de San Valentín de este año, en un concurso organizado por Siviaggia, una de las principales agencias de viaje de Italia.
Y allá que fuimos nosotros, a conocer "in situ" el porqué de ese reconocimiento. Esta ciudad se encontraba a 120 Km de nuestra anterior visita, el pueblecito de Dozza, en la provincia de Pesaro-Urbino. Tardamos casi dos horas en el recorrido ya que las carreteras no eran excesivamente buenas. Al llegar ya se distingue su inmenso recinto amurallado y su castillo en lo alto.
Aparcamos junto a la entrada del recinto en un parking, por supuesto de pago y nos adentramos en este bellísimo pueblo, catalogado como "Una de las Joyas de Italia".
El pueblo fortificado y el Castillo de Gradara son una de las estructuras medievales mejor conservadas de Italia y la doble muralla que protege la fortaleza, la convierten en una de las más imponentes. Su elevada seguridad hizo que durante siglos fuera sede de encuentros y acuerdos entre el Papado y las familias de nobles. La primera edificación fue el Torreón, construido por la familia De Griffo en el siglo XII siendo las murallas con sus almenaras y la fortaleza en sí construida por la familia Malatesta durante los siglos XIII y XIV. En el siglo XV se rindieron al Papado, pasando su propiedad a familias como los Borgia y los Medici.
Ya en el siglo XVII empieza una decadencia en la ciudad por abandono, falta de mantenimiento y recursos. No fue hasta principios del siglo XX cuando el ingeniero Zanvettori compra el castillo y dedica todas sus ganancias en una restauración excelente. De gran importancia estratégica, por estar enclavado en cruces de caminos, su fama sin embargo, se debe a la tradición oral cantada por juglares y descrito posteriormente por Dante en el Canto V del Infierno, que señala la fortaleza malatestiana como el lugar donde se consumó la trágica suerte de los amantes Paolo y Francesca.
El Señor de Romagna concluyó su alianza política con el Señor de Polenta y Ravenna a través del matrimonio de sus correspondientes hijos, Francesca de Polenta y Gianciotto Malatesta apodado "el lisiado" ya que era deforme. Francesca siempre sola en su castillo, no estaba autorizada a ver hombres excepto al hermano de Gianciotto, el guapo Paolo, de quien acabaría enamorándose perdidamente. Atrapados uno en los brazos del otro fueron asesinados por Gianciotto, el marido de Francesca.
Y la verdad es que una vez que se traspasa la puerta de entrada del recinto fortificado, parece que se entre en un cuento de hadas. Todo, absolutamente todo está cuidadísimo para transportar al visitante a la Edad media, pero además este año teníamos el añadido del concurso de San Valentín, por lo que la decoración romántica estaba también presente en las calles y plazas del burgo.
Corazones por todos sitios, multitud de parejas visitando el lugar, bares, cafeterías y restaurantes ofreciendo productos relacionados con la fiesta de San Valentín y por supuesto músicos callejeros cantando y tocando las melodías que todo enamorado espera.
La música de "Serenatas románticas, dulces melodías y armonías viajan" era la banda sonora de los paseos por las estrechas calles del casco antiguo organizado por la comuna de la ciudad, así como rutas específicas para parejas, concluye la noche del 14 de Febrero con un espectáculo de cabaret.
Algo que no pudimos ver, pues continuábamos camino a Urbino, fue que por la noche, los días 13 y 14, las luces transforman el castillo en un gran corazón latiendo intermitente, mientras que la iluminación de las calles se apagan dando paso a las llamas de un millar de velas que iluminan la plaza principal. La leyenda dice que las parejas que mantengan encendida la llama a media noche serán envueltas por la luz del amor y su unión reforzada brillará durante todo el año... ¡Que bonito, eh! Y si se dice en italiano, más... ¡Ah, L´Amore!
En fin, nosotros nos conformamos con recorrer las callejuelas y visitar el Castillo que bien merece la pena, se acababa nuestro tiempo en el parking y había que continuar hasta la ciudad donde íbamos a dormir... Urbino.