Cumpleaños de Paco, ese día tenía que ser especial y empezó con su regalo nada más despertarse.
Bajamos a desayunar sobre las 08:00h y a esa hora el salón buffet estaba lleno de huéspedes, conseguimos no obstante una mesa en la terraza. Sin ser excepcional, pero sí bueno, disfrutamos del desayuno. Hablamos sobre el recorrido del día y optamos por recorrer los diferentes barrios étnicos y multiculturales que tiene la ciudad de Singapur, siempre siguiendo los consejos e información que ofrece en español, la estupenda "www.guiadesingapur.com", no recomendable... ¡imprescindible si vais a Singapur!
Nos dirigimos hacia el metro, no sin antes pasar por un templo budista que vimos el día anterior junto al hotel y que nos pillaba de camino.
Entramos y preguntamos si era posible la visita y sacar algunas fotos. Una señora muy amable que hacía de cuidadora, nos dejó pasar. Fue una breve e interesante visita que agradecimos con una sonrisa que nos devolvió.
Una vez llegados a la parada de metro de Clark Quay cogimos línea directa para ir a la estación de Serangoon Road, principal avenida del barrio de Litle India, primer barrio étnico a visitar. Salimos y cruzando el primer semáforo distinguimos el Mustafa Centre, centro comercial enorme que además abre las 24 horas, sería nuestra primera parada.
Es fácil perderse en tan amplio centro comercial, hay absolutamente de todo, desde suvenires hasta especias, ropa, electrónica, joyas, etc. Nosotros entramos por la zona de la joyería ya que nos llamo la atención que tuvieran tantos kilos de oro expuestos. Además de joyas, vendían lingotes y brillantes certificados. Una pasada. Si tenéis que comprar algo, éste es el mejor lugar.
Después de curiosear durante una media hora, la ingente cantidad de productos que estaban expuestos y haber cambiado allí mismo unos cuantos dólares singapurenses, nos dirigimos a ver el Templo hindú "Sri Veeramakaliamman Temple", pero en vez de hacerlo siguiendo la avenida principal, decidimos hacerlo cruzando entre callejuelas y observar el ambiente, percibir los olores exóticos y admirar las casas de estilo colonial que aún quedan.
El paseo fue precioso y desde luego sin ningún temor. La seguridad de Singapur es total y nunca tienes la sensación de ir amilanado. Volvimos a salir a Serangoon Road y nos topamos con el famoso templo Sri Veeramakaliamman enfrente de nosotros.
Era tal y como lo habíamos imaginado, si acaso un poco más grande de lo que pensábamos. Colorista, lleno de estatuas dispuestas en escenas impactantes y tal como nos cuenta la historia construida por los propios trabajadores hindúes que habitaban entonces el gueto de Serangoon, donde el gobernador británico decidió que se asentara la población hindú. Había bastante gente en la entrada, ya que era día de culto.
Tuvimos que descalzarnos para entrar y contemplamos una multitud de devotos dedicando sus ofrendas a los dioses, unos llevaban flores, otros alimentos y nos quedamos un rato observando como un sacerdote recogía leche de los devotos que luego desparramaba a los pies del dios Vishnu.
Más tarde hemos sabido que es un rito fundamental hindú y cuya historia podéis consultar en este enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Batido_del_oc%C3%A9ano_de_leche
El calor se hacía agobiante, tuvimos que salir del templo aunque era realmente interesante lo que estábamos viendo, fuera también la temperatura era alta, necesitábamos beber algo y lo único que había cerca era un restaurante decorado como el libro de la selva, preguntamos si podíamos pasar solo a beber algo y nos dispusieron una mesa para tomar un par de coca-colas.
Después del pequeño descanso, paseamos por la calle viendo las tiendas de libros hindúes y haciendo fotos a las originales fachadas de las casas. El día apretaba de calor, de todo el viaje sería el más sufrido, el metro no estaba muy cerca y decidimos coger un taxi... ¡Ilusos!
En Singapur es prácticamente imposible coger un taxi "a la carrera", por más indicaciones que hagas, aunque veas el piloto del techo en verde, aunque estén parados en un semáforo, no hay nada que hacer, no se pararán. Hay que ir a una parada de taxis, casi todas con gente y esperar a que venga, o llamando por teléfono que debe ser lo más frecuente o en hotel siempre y cuando les haya llamado antes, claro.
Al final, al metro con caminata bajo un calor sofocante para ir al Arab Quarter, Kampong Glam ó barrio Árabe. Cuando salimos de la estación de Bugis, distinguimos la silueta de la mezquita y fuimos hacia ella caminando por Victoria Street hasta llegar a una calle estrecha que se une al final con el recinto de la Mezquita del Sultán o Sultan Mosque.
Todo el recinto estaba lleno de puestos callejeros de comida, caminamos entre ellos hasta llegar a la fachada principal que es impresionante, pero no pudimos acceder dentro ya que la estaban restaurando y solo se abría para el culto, al cual no teníamos acceso. Nos tuvimos que conformar viendo solo su belleza exterior y pasear entre las tiendas que hay en la calle de enfrente, que por cierto, tienen los mejores precios de Singapur para camisetas o recuerdos.
Compramos algunas cosas y unos pañuelos de Cashemire. Impresionante las telas y tejidos de algunas tiendas. Como en toda la ciudad, el Arab Quarter es un lugar seguro. A pesar de estar en Ramadán, las tiendas estaban abiertas, así como los cafés y restaurantes.
Comimos cerca de allí y el calor no cesaba de mermarnos facultades, lo mejor sería ir al hotel, pasando la tarde disfrutando de la magnífica piscina que tenía. Singapur tenía muchas cosas que ver, pero también un clima tropical contra el cual no podíamos defendernos. De nuevo en metro y caminando al hotel. Los edificios que nos rodeaban los habíamos visto anteriormente pero no dejaban de sorprendernos.
La idea de pasar la tarde en la piscina, la verdad es que estuvo bien ya que fue muy gratificante, bañándonos y refrescándonos a la vez que admirábamos el Skyline de Singapur. En esta ocasión la piscina si tenía gente y entre ellos una pareja del País Vasco, cincuentones como nosotros, con la cual coincidiríamos también al día siguiente. Hablar español e intercambiar información con otros viajeros también se agradece.
Y faltaba la celebración del cumpleaños, nos pusimos "guapos" después de una reconfortante ducha y fuimos hasta Clark Quay, recinto de ocio y uno de los embarcaderos principales de Singapur. Un estupendo complejo de diversión y entretenimiento para la noche y lo mejor, a cinco minutos andando del hotel.
Lo primero era encontrar un buen restaurante. En esa zona había multitud pero en un día así tenía que ser en una terraza junto al río. Nos habíamos fijado en uno junto a la ribera que servían platos de marisco, pero imposible sin reserva y la verdad es que debe ser bueno porque siempre estaba atestado de clientes, su nombre por si os interesa es Jumbo Seefood Riverside.
Cruzamos el puente y nos convenció un restaurante japonés por lo bonito que tenía el local y la terraza, se llamaba Tomo Izakaya. Aunque ya no fumamos,
parece que estamos acostumbrados a pedir la mesa en la terraza y allí con velas, junto a los barcos que pasaban iluminados, celebramos el 58 cumpleaños de Paco.
La cena realmente buena y precio dentro de lo normal en un restaurante como éste. Después paseamos por este complejo de ocio, alucinando con la variedad de bares y locales de entretenimiento. Las calles tienen grandes "setas" con iluminación con focos de fuertes colores y llamativos al estilo asiático que se reflejan en suelo y paredes.
Enclavadas en el eje central de la calle, cubren todo en caso de lluvia, pero también están dotadas con aire acondicionado exterior que sale de grandes toberas y que refrescan el ambiente. En Singapur todo lo que construyen lo hacen rematadamente bien.
La jornada podría haber sido mejor y haber visitado más cosas pero tuvimos el peor día de calor de todo el viaje, aún así creemos que estuvo aprovechado y entretenido. La noche sin embargo estuvo agradable de temperatura y no la acabaríamos sin observar el cielo y los edificios de Singapur. Subimos a la azotea del hotel, contemplando todo lo que pudimos a nuestro alrededor y cruzando nuestras miradas comprendimos lo afortunados que éramos por disfrutar las experiencias que estábamos viviendo en este maravilloso viaje.