Pilar y Paco Viajeros

25 de mar de 2018

Piriápolis, Casa Pueblo y Punta del Este (Uruguay).

Actualizado: 8 de ene de 2020

Era nuestra intención conocer el máximo de Uruguay rentabilizando nuestra estancia un tanto escasa en el país, así que no nos quedó más remedio que contratar un tour guiado que nos llevara hasta la población de Punta del Este, ya que era prácticamente imposible llegar hasta Cabo Polonio en pleno invierno austral y que era lo que de verdad nos hubiera gustado ver. El tour guiado que contratamos fue el siguiente: EXCURSIÓN A PUNTA DEL ESTE (MONTEVIDEO CITY TOUR) por un precio de 40$ por persona. Lo que nos convenció para hacerlo es que tenía paradas intermedias en Piriápolis y Casapueblo en Punta Ballena, lo que era hubiera sido imposible para nosotros hacer con transporte público y en un solo día.

La excursión comenzó a primera hora de la mañana desde un hotel cercano al nuestro en la zona de Punta Carretas de Montevideo por lo que pudimos ir andando. El autobús confortable y la guía bastante informada y profesional nos iba dando explicaciones durante el camino en inglés y español. Y después de hora y media por una buena carretera costera llegamos a Piriápolis, ciudad balneario situado a 100 Km de la capital.

Fue fundada en 1893, en pleno auge económico y en tiempos de la llamada "Belle Époque", por Francisco Piria, inversor, hombre de negocios, alquimista, visionario y masón. Un pionero que fue capaz de construir su propia ciudad. La ciudad, surgió a partir de una minuciosa planificación para atraer a la aristocracia uruguaya y argentina de fines del siglo XIX. Se levantaron magníficas edificaciones y una extensa rambla marítima, réplica de la Biarritz francesa que atrajo mucho a Piria cuando la conoció en un viaje a Europa. Impresionante el Hotel Argentino con capacidad para 1.200 personas y equipado con los más modernos elementos para la época. Piriápolis ha marcando siempre el rumbo en materia de turismo en Uruguay.

A diferencia de otras ciudades costeras uruguayas Piriápolis no solamente ofrece muchos kilómetros de playa de fina arena, sino que además se encuentra rodeada de cerros que le otorgan una fisonomía muy particular y además proponen el desafío de alcanzar su cima. En uno de ellos se realiza sin dificultad mediante aerosillas y es el que íbamos a visitar. Se trata del Cerro del Inglés, aunque por todos es conocido por el nombre de “San Antonio” por la capilla de este santo que se encuentra en su cima. Es el cerro más característico del balneario, y el más próximo a la ciudad., tiene 135 m de altura, y para llegar a su cima es posible hacerlo mediante un telesilla o como dicen aquí "aerosillas".

El paisaje de la costa desde lo alto del cerro es impresionante y es una verdadera postal de Piríapolis. A pesar de la inclinación del cerro, nos sorprendió ver gran cantidad de edificaciones, muchas de ellas históricas construidas en la falda de la montaña.

El paseo mediante el telesilla es verdaderamente agradable, pero eso sí, los elementos de seguridad dejan mucho que desear, así que es mejor pensar que todo "va a ir bien" y disfrutar del recorrido. El trayecto acaba en el puerto, donde solo estuvimos unos minutos antes de regresar y a pesar de ser invierno austral había gran cantidad de yates de cierta envergadura.

Últimas fotos desde lo alto del Cerro, visita de la Capilla de San Antonio, un café y de nuevo embarque en el autobús. Próxima parada Casapueblo al que llegaríamos después de una media hora más de viaje.

Casapueblo es una mansión que fue construida y diseñada por el artista Carlos Páez Vilaró (1923-2014) excepcional artista plástico uruguayo amigo entre otros de Dalí y Picasso, en la zona costera llamada Punta Ballena. Fue concebida para ser su hogar, pero poco a poco fue añadiendo nuevos diseños para galería de arte y hotel y ninguno de estos posee ángulos rectos. Aunque tiene un estilo muy particular, recuerda a las casas de la costa de Santorini en Grecia pero con un surrealismo acentuado.

El autobús aparcó junto a la entrada de Casapueblo, una comodidad que no puedes tener si viajas en transporte público desde Punta del Este, ya que deja aproximadamente a un kilómetro. Lo primero proporcionaros la página web de este lugar tan particular y peculiar que nos causó tanta impresión como cuando vimos la Casa de Cesar Manrique en Lanzarote, porque además es la mejor manera de saber que os vais a encontrar antes de visitarlo, así como los diferentes precios de las entradas al mismo. CASAPUEBLO

Nosotros lo visitamos a mediodía, pero si podéis hacedlo por la tarde, porque nos han contado (y hemos leído) que allí los atardeceres son espectaculares. Además se realiza la que él mismo llamó Ceremonia del Sol en la que se escucha una grabación con la voz del artista. Este ritual que se realiza en sus terrazas y se repite todas las tardes durante alrededor de 12 minutos, es una especie de misa en honor a la estrella más brillante.

Además de toda la arquitectura y la belleza de sus fachadas Casapueblo, se distingue por albergar las obras de arte de Carlos Páez Vilaró y que a nuestro entender son fantásticas.

Situado en una colina por un genio que ha desarrollado su forma arquitectónica y el hermoso paisaje que la rodea, Casapueblo es capaz de hacer que todos los visitantes que pasan por allí los deje con la boca abierta como nos pasó a nosotros.

El recorrido consta de cinco salas de exposiciones donde se pueden apreciar sus cerámicas, pinturas y esculturas realizadas en distintas épocas durante sus 64 años de trabajo. Como curiosidad os diremos que escribió un libro en el que narra sus pensamientos, surgidos por la desaparición de su hijo en la tragedia de los Andes. Su hijo fue de los que sobrevivieron.

Fue autodidacta y un viajero incansable que recorrió gran parte del mundo, Investigó las raíces del candombé, llegó a África y a otros países donde hay mayoría de población negra e hizo numerosos trabajos en aquel continente. También instaló sus talleres en Brasil, Argentina, Estados Unidos y Haití, pero siempre regresando a Casapueblo a la que describía como una novia que lo esperaba siempre en la esquina del océano.

En la visita, los detalles de su arquitectura modelada aparecen en cada espacio que se visita: cúpulas, pasadizos, túneles y terrazas donde almacena sus recuerdos y sus obras, además de haber conseguido convertirse en un icono de la nación uruguaya.

Una verdadera gozada haber visitado este lugar único en el mundo, del que salimos realmente satisfechos y nuestra más sincera recomendación para que lo visitáis si venís al Uruguay. Vale mucho la pena.

Nuestra visita se alargó durante hora y media, que se nos pasó rápidamente habiéndonos parecido un mero suspiro. Las cinco salas de exposiciones, las tres terrazas que dan al mar, las tres tiendas de artículos y la sala audiovisual donde se narra la vida del artista lo recorrimos casi sin darnos cuenta ya que cada rincón, cada estancia, cada paisaje desde sus ventanas era susceptible de ser fotografiado y admirado.

El clima amenazaba lluvia, como así sucedió nada más llegar a Punta del Este, nuestra última parada y final de la excursión. En unos veinte minutos llegamos a la entrada de la ciudad donde empezó casi a diluviar. Por ese motivo, las fotos que veréis a continuación no tienen la calidad adecuada al haberse hecho desde las ventanillas del autobús y lloviendo.

Punta del Este es el punto más turístico de la costa uruguaya. Posee unas condiciones naturales de singular belleza, arenas blancas, aguas azules, islas, lagunas, sierras y bosques. Ha sido desde siempre el núcleo de atracción de la clase adinerada de todo el mundo. Lujosa arquitectura que proporciona un cierto equilibrio entre naturaleza y progreso.

Todo eso nos explicaba la guía mientras recorríamos mansiones en las idílicas urbanizaciones por donde pasaba el autobús, así como una relación ingente de personajes famosos que visitan con asiduidad esta localidad. Quizás lo que más nos sorprendió es la seguridad que existe allí o por decirlo de otra manera, la falta de delincuentes pues no es muy normal que las parcelas estuvieran sin vallas y las ventanas sin rejas.

Todos los estilos de arquitectura, gran variedad de jardines y todo ello accesible de fácil manera. El caso es que la gente debe de estar contenta de tener aquí su segunda residencia. La ciudad solo tiene 7500 habitantes censados pero la visitan cerca de un millón al año. Con la construcción de un aeropuerto internacional se aseguran la visita de turismo de élite extranjero, convirtiéndose en uno de los centros turísticos más importantes del mundo.

Después de recorrer varias urbanizaciones, el autobús se dirigió a una de las obras de ingeniería más notables de Uruguay que además es una de las más... ¡Divertidas! Hablamos del Puente Ondulado o también llamado Puente de la Barra.

Se construyó en 1965 como el primer puente ondulado en la desembocadura del Arroyo de Maldonado. En la actualidad hay dos, pues era insuficiente para facilitar la circulación con el original y en el alño 2000 se construyó un gemelo respetando el diseño del original.

Atravesar con un coche cualquiera de estas dos ingeniosas estructuras provoca en el estómago una sensación única, muy divertida y parecida a las sensaciones obtenidas en las "montañas rusas" que impulsarán a querer cruzarlos una y otra vez o tal vez a provocar el miedo y tener ganas de bajarse del vehículo. Nuestro autobús lo hizo cuatro veces y desde luego las sensaciones que tuvimos fue, digamos de... Acongoja, jejeje.

Desde allí nos dirigimos a un restaurante y nos dieron tiempo libre para recorrer la ciudad, pero con la lluvia solo pudimos contemplar y desde lejos los famosos Dedos de Punta del Este.

Esta original escultura se encuentra allí desde febrero de 1982 y se ha convertido en el icono y símbolo de Punta del Este. Obra del artista chileno Mario Irrazábal y su interpretación de la Mano es lo que significa la presencia del hombre en la naturaleza y no representa a un hombre ahogado como se suele decir.

Las dos horas que teníamos de tiempo libre las pasamos refugiados en una cafetería y una librería. Pocas veces hemos visto llover de esa manera. Y este fue el fin de nuestra excursión por la costa de Uruguay al Sudeste de Montevideo donde volveríamos ya de noche. Y en Montevideo la lluvia seguía, tanto que no pudimos salir ni del hotel. Día bonito a pesar del diluvio que tuvimos desde medio día.

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