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Turisteando el mundo

  • Foto del escritorPilar y Paco Viajeros

La Ópera del Margrave (UNESCO) y qué ver en Bayreuth, Alemania.


Un recorrido por la barroca y melómana ciudad de Bayreuth se hizo imprescindible para nosotros cuando vimos que estaba a tan solo 40 minutos en tren de Nuremberg y que tenía un edificio dieciochesco Patrimonio de la Humanidad desde 2012, nos referimos a la Ópera de los Margraves, de la que la Unesco dice: "Construida entre 1744 y 1748 por Joseph Saint-Pierre, su interior fue diseñado por Giuseppe Galli Bibiena y su hijo Carlo di Bologna para la Princesa Guillermina de Prusia, en la ciudad de Bayreuth (Franconia) Es uno de los pocos teatros barrocos que sobreviven intactos junto al Teatro de Cuvilliés de Múnich, el Teatro del Castillo de Český Krumlov y el de Drottningholm en Suecia.

Pues bien, decidimos acercarnos a esta bucólica y coqueta ciudad alemana después de nuestra visita a Bamberg, tomando un tren con nuestro billete regional bávaro (lo explicamos en el post Viaje a Baviera (Alemania) en tres días. Información práctica y consejos útiles. y viajamos a esta peculiar ciudad a la que llegamos en menos de una hora. Nada más salir de la estación nos topamos con el edificio singular de la Cámara de Comercio.

Una vez en la calle repasamos el plano de la ciudad que habíamos conseguido anteriormente por Internet y nos dirigimos hacia la Ópera, situada en el centro de la ciudad, que quedaba a unos 600 metros de la estación de tren y que nos daría la oportunidad de pasear por una de las avenidas principales.

Bayreuth es una de esas ciudades de tamaño pequeño que encajan en lo que solemos definir como "típicamente alemana", ordenada, limpia y con la cultura floral como principal adorno de sus casas y edificios.

Seguimos caminando por la Avenida de la Estación hasta que por fin, nos topamos con nuestro primer monumento a Richard Wagner, los hay de todos los colores y de varios tamaños repartidos por toda la ciudad. La ciudad se vuelve agradecida al gran maestro de la música, no obstante, Wagner puso a Bayreuth en el mapa para el gran público.

En 1603 Bayreuth fue nombrada capital del Margraviato de Brandeburgo-Bayreuth, uno de los reinos que formaban el Sacro Imperio Germano de entonces. El Margraviato es un título nobiliario similar a lo que conocemos en España como Marquesado, denominándose por tanto Margrave a la persona que ostentaba el título. El esplendor conseguido en esta ciudad fue debido a las acciones de unos importantes Margraves, Guillermina de Prusia y Federico de Brandeburgo que convirtieron a Bayreuth en una ciudad próspera y monumental. Mucho tuvo que ver la construcción del palacio de la Ópera y que confiaran en el maestro Wagner para estrenar sus partituras.

Llegamos a los alrededores de la Ópera a la plaza de la Spezia donde se encuentra la estatua de Guillermina y un local de donde no paraba de entrar y salir gente y que os relataremos más adelante de que se trata. Teníamos curiosidad por conocer el famoso edificio de la Ópera y sin dilaciones no dirigimos a la puerta de entrada.

La Ópera del Margrave es uno de las salas de ópera más famosas de Europa, un delirio rococó realizado por el arquitecto italiano Giuseppe Galli a petición y encargo de la margravina Guillermina, convirtiéndose en la gran joya arquitectónica de Bayreuth. Considerado como uno de los mejores teatros barrocos del mundo, en 2012 fue considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Es un edificio maravilloso que fue el mayor teatro de Alemania en su época, y a su reclamo se presentó Wagner en la ciudad, buscando si era el lugar idóneo donde representar sus obras. Si bien se quedó fascinado en su primera visita a Bayreuth, tuvo que desechar la idea de representar sus obras por las reducidas dimensiones de su escenario. No obstante, allí dirigió en 1872 la novena sinfonía de Beethoven con el fin de recaudar fondos para poder levantar su propio teatro en esta misma ciudad y con la financiación de Luis II de Baviera, el famoso Rey Loco.

El teatro de la Ópera del Margrave está abierto para visitarlo todos los días de 9:00h a 18:00h –de abril a septiembre- y de 10:00h a 16:00h -de octubre a marzo- y la entrada cuesta 8€.

El impacto visual que se percibe al pasar a la sala es tremendo, apreciando sin lugar a dudas una obra maestra arquitectónica. Un elaboradísimo interior construido íntegramente en madera que requiere de excepcionales medidas de seguridad para evitar ser pasto de las llamas, no olvidemos que el fuego es el gran enemigo de los teatros de ópera europeos (recordad lo que sucedió con el Liceo barcelonés).

La Ópera del Margrave se basó en su construcción en los teatros italianos de la época. Las gradas completamente conservadas de troncos hechos principalmente de madera y lona se instalan como una construcción independiente dentro del magnífico exterior de piedra. El auditorio con el escenario forman una sola unidad, enmarcado por columnas en la parte posterior y enfrentándose al registro de la Corte. Las esculturas que decoran los troncos del escenario glorifican a la dinastía Hohenzollern y a los fundadores del teatro, los Margraves Guillermina y Federico.

Bajo la dirección de los arquitectos Giuseppe y Carlo Galli (padre e hijo) se completó una obra maestra de la arquitectura en menos de cuatro años desde 1744 hasta 1748. El interior del teatro se construyó en un tiempo récord. Algunos de los elementos arquitectónicos de madera y esculturas fueron prefabricadas y pintadas en otros lugares. Entre estos elementos destaca su techo, que se halla ricamente decorado con lienzos pintados y enmarcados en un encofrado de madera, cuya imagen central representa al dios Apolo y las Musas.

Otro de los elementos más llamativos es el Palco Real en el que aparecen los símbolos distintivos de la princesa de Prusia Guillermina, como son el águila y la corona, además de las esculturas de dos damas y dos querubines.

La visita a esta joya arquitectónica no consiste solo en admirar su interior, ya que es una visita guiada, donde primero un presentador relata la historia del teatro (depende de la hora, la narración es en inglés o alemán) mientras los asistentes desde el patio de butacas escucha las explicaciones. Durante la narración, se pone en marcha un excepcional juego de luces y para acabar, un espectáculo multimedia con proyecciones y sonido hace que el espectador se integre dentro del relato.

Tras un largo proceso de restauración, prácticamente igual que la duración de su construcción, del teatro entre 2013 y 2018 se restableció la luz y la atmósfera original de la pintura ilusionista en el auditorio con su abrumador efecto tridimensional. Tuvimos la suerte de contemplar este gran trabajo al poco de finalizar las obras de remodelación.

Como curiosidad apuntamos que en 1994 fue utilizado como escenario en el rodaje de la película Farinelli. Desde el año 2.000 se celebra allí un Festival de Ópera Barroca y en 2009, se representó la ópera L'Huomo, con música de Andrea Bernasconi y libreto de la propia Margrave Guillermina.

La Ópera del Margrave es uno más de los lugares que nos ha dejado fascinados y por supuesto con la sonrisa en la boca tras haberlo visitado. Contrasta enormemente el interior de la sala con el exterior que han dejado en un blanco absoluto.

Ahora solo quedaba recorrer el resto de la ciudad en las horas que nos quedaban antes de regresar en tren a Nuremberg donde teníamos nuestro alojamiento. Y primero fuimos a hacer cola en la fila de clientes del establecimiento que vimos antes de visitar la Ópera, se trataba de la heladería histórica de la ciudad, Eis Opera, situada en pequeña explanada del río Meno Rojo, donde los locales y turistas se sientan a disfrutar del sol. Hay que probar uno de los exquisitos helados que fabrican y tomarse un delicioso café.

Degustamos un exquisito helado y cruzamos enfrente, a la oficina de turismo de la ciudad para recoger información y planos de la ciudad.

Dimos un corto paseo hasta llegar a los frondosos y espectaculares jardines del Nuevo Palacio, el recorrido nos llevó primero a Haus Wahnfried, la casa de Richard Wagner, que fue construida entre 1872 y 1874. En ella se exhiben objetos, documentos y muebles personales, formando parte del museo dedicado al artista. Él está enterrado detrás de la casa, bajo una lápida sin nombre porque, como dejó dicho, "¿Para qué, si todos sabrán quién está enterrado bajo ella?".

Desde allí, pasamos a visitar El Jardín de la Corte (Hofgarten) que se encuentra en la parte este del Nuevo Palacio (Neues Schloss) y que servía de recreo para los Margraves. El parque, de unas 13 hectáreas, está dividido por un canal con diversas esculturas alegóricas y su vegetación ha ido cambiando a lo largo de los siglos, estando dominado en la actualidad por los robles. A finales del siglo XVIII, fue transformado en un parque de estilo inglés.

Paisajes arbolados, bóvedas naturales, fuentes ornamentales con espectaculares juegos de agua, todo un regalo para las parejas de enamorados que deambulan en sus paseos.

Los Margraves Federico y Guillermina, además de la Ópera, encargaron al arquitecto francés Joseph Saint-Pierre a mediados del XVIII el Nuevo Palacio, su residencia real, para sustituir al castillo que había sido pasto de las llamas. Hoy, este Nuevo Palacio alberga dos museos, el de la Margravina y el de la colección Rummel de porcelana de Bayreuth del siglo XVIII.

El castillo es una fantasía barroca entre cuyos muros resuena el eco de los bailes convocados por Federico y Guillermina, la pareja de glamourosos margraves que a mediados del XVIII crearon el legado que más ha contribuido (con el permiso de Richard Wagner) a hacer de Bayreuth este foco de cultura y arte que es hoy en día. No pudimos entrar a visitarlo, ya que de octubre a marzo su horario es de 10:00 a 16:00 y el resto del año de 09:00 a 18:00 siendo el precio de la entrada 5€.

Bayreuth es la meca melómana mundial por excelencia. Ni siquiera Salzsburgo y su concierto de Año Nuevo arrastra la carga mítica y emocional de esta ciudad que es y se debe a Wagner, cuando decidió, hace siglo y medio, que su talento sólo podría ser disfrutado, y contenido, en un teatro como el que él mismo erigiría allí. Se le denominó como El Teatro de Festivales, donde se representa toda su obra cada mes de agosto, en una cita musical y social imprescindible para entender cómo la alta cultura puede ser el motor de un lugar: el Festival de Bayreuth, el más grande evento artístico que tiene lugar en Alemania, y uno de los más importantes del mundo. Se encuentra en la llamada Colina Verde, ya que se sitúa en una pequeña elevación rodeada por un jardín, en la zona norte de la ciudad.

Otra cualidad de Bayreuth es que posee el mayor índice de fábricas de cerveza per cápita del mundo (tiene más de doscientas marcas), y eso se nota y mucho. Y ningún lugar para descubrirlo y paladearlo como en la histórica fábrica de cerveza Maisel´s (la cerveza de la ciudad), y donde, además de la fábrica propiamente dicha, está el Bayreuther Brauerei Museum, el más variado del mundo según el Libro Guinness de los Records. También allí, se exhiben una colección de más de 5.500 jarras de cerveza y otra de más de 400 enseñas de marcas.

Y ya con el sol escondiéndose, se acababa nuestro recorrido por Bayreuth, una ciudad con encanto y poseedora del que quizás sea el teatro de Ópera más original y bonito del mundo.



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